El botelleo resurge en un acceso al Parque Torres precintado varios años
Por la puerta forzada de la calle Faquineto se cuelan monte arriba jóvenes por las noches y también algunos turistas despistados de día
Botellas y latas de cerveza y refrescos, así como bolsas de patatas fritas, alfombran las escaleras del antiguo acceso suroeste al Parque Torres desde las ... calles Concepción y Faquineto, cuyo precinto policial ha sido reventado. La puerta está rota y el candado y el pestillo han quedado inutilizados y permiten el acceso a jóvenes que se reúnen a beber en los seis tramos de escaleras que se conservan. Lo hacen pese al riesgo de caer al vacío desde ocho metros de altura si intentan subir más arriba, dado que hay una parte que se vino abajo hace años. Turistas despistados también intentan subir al cerro por una zona que se ha convertido incluso en parte del recorrido de ciclistas de cros, según comprobó este periódico.
«Hace veinte o treinta años, quizás más, que esa entrada quedó inservible porque se desprendieron varias partes de la escalera», apuntó este martes María del Rosario Martínez, inquilina de la única casa que hay cerca. Ella se queja de las molestias que le supone la concentración de jóvenes de botelleo los viernes y los sábados. Además, alerta del peligro que la rotura del precinto supone.
La antigua entrada está en la parte más descuidada del entorno del parque. Las escaleras de la calle Faquineto, que suben desde la Plaza de San Ginés, están cerradas al paso desde que hace dos décadas se desplomaron parcialmente. Fue durante la construcción de un edificio del que solo se hizo la estructura. Además, la entrada a la zona desde la calle Concepción es un camino pedregoso e irregular.
Con todo, grupos de jóvenes se aventuran cada fin de semana para reunirse allí, dejando un rastro de suciedad y molestias tras de sí. De día, hay ciclistas que aprovechan el acceso irregular para lanzarse pendiente abajo. Este martes mismo, dos parejas de turistas franceses tenían que deshacer el camino tras subir los primeros tramos de escaleras. «Si es peligroso, ¿por qué no está cerrado?», preguntaron al bajar.
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