La Aurora de Pozo Estrecho
El Tío del Saco ·
JOSÉ SÁNCHEZ CONESA
Miércoles, 3 de noviembre 2021, 00:58
El pasado sábado, en la parroquia de Pozo Estrecho, la vicealcaldesa, Ana Belén Castejón, y el historiador y teólogo Francisco Henares presentaron el libro de ... mi autoría, 'Una historia de La Aurora de Pozo Estrecho (1817-2021)'. Ante una nutrida concurrencia, el coro parroquial de La Aurora y la SAM Santa Cecilia interpretaron conjuntamente esta emotiva manifestación de la cultura religiosa de un pueblo.
Debemos situarnos primero en el contexto histórico que posibilitó esta expresión artística y piadosa. Las diversas órdenes religiosas promocionaron cofradías a modo de redes sociales que favorecieran la ayuda mutua y la propagación de determinados dogmas de la Iglesia católica que eran cuestionados por los cristianos protestantes. Los franciscanos, los más numerosos, estarán presentes en San Ginés de la Jara y en otros conventos de Cartagena. Los dominicos tendrán casa en la calle Mayor, actual iglesia castrense de Santo Domingo. En su altar mayor destaca la imagen de la Virgen del Rosario.
El obispo Francisco Fernández de Angulo propiciará la creación de tres nuevas parroquias a partir de 1699 en Pozo Estrecho, Alumbres y La Palma para hacer presente a la Iglesia en el desamparado medio rural, ámbito de desmesurada indefensión ante los ataques de la piratería, las malas cosechas y la extrema aridez. Aun así, la escasez de párrocos seguía haciendo necesarios a los frailes para la administración de los sacramentos y en las misiones llevadas a cabo en Cuaresma.
El canto auroro de esta diputación es de los más desconocidos de la Región a pesar de sus años y autenticidad
Por tanto, es posible que algún dominico, aunque sin descartar que fuese franciscano, propusiera a la feligresía de Pozo Estrecho rendir culto a esta advocación mariana con la constitución en 1817 de la Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario. Su libro de cuentas, que se encuentra en la sede parroquial, deja de recoger apuntes sin mayor noticia en 1934. Sabemos que esta cofradía poseía cuadrilla de músicos que con fines recaudatorios recorría las moradas del vecindario para nutrir las arcas con que abonar las misas por la salvación de los hermanos asociados, los gastos del entierro y el acompañamiento del cadáver con el estandarte y cirios. Todo apunta a la estrecha relación del canto tradicional de la Aurora de Pozo Estrecho con esta asociación, cuando no fuese anterior la singular expresión del folclore religioso y que posteriormente se tratara de dar cobertura legal a una devoción ya arraigada. Hoy día el coro de auroros prosigue visitando los hogares con su música. Desaparecida la hermandad, las aportaciones dinerarias van destinadas a la parroquia.
Letras. Religiosidad popular
Estos cantos continúan muy presentes en Navarra, sur de Alicante, Andalucía –donde son conocidos en muchas zonas como campanilleros– o Extremadura. Sobre el origen de algunas de sus letras unos lo sitúan en el siglo XVII, otros en el XVIII e incluso algunas de ellas a comienzos del XIX. En muchas se hacen alusiones a la Reconquista y su lucha contra los musulmanes, episodio más tarde reactualizado en batallas como Lepanto contra los otomanos. Con la victoria frente a los turcos adquiere gran popularidad el rezo del rosario porque antes de medirse con el otro imperio del Mediterráneo los marineros lo rezaron buscando la protección de la Virgen del Rosario. Otras letras nombran a Santo Domingo, a quien se atribuye la difusión de esta práctica, apareciendo la invitación al canto y rezo del rosario. Se hace presente el pobretico de Asís: «San Francisco se perdió una tarde/ sus hermanos llorosos/ fuéronle a buscar/ lo encontraron en el Paraíso/ cogiendo las rosas del santo Rosal».
El repertorio se ha ido aumentando con las composiciones de miembros de la Aurora o seguidores de ella, hasta el mismo día de la presentación del libro en que se recordó a uno de los grandes solistas como fue José María Saura, heredero de otras voces antiguas y añoradas como las de Gabriel Moya o Tomás Velasco.
Al inicio de la década de los años 70 languidecía el grupo por lo que el entonces párroco Vicente Martínez propició que se sumaran las mujeres del coro parroquial al grupo de La Aurora, hasta entonces de presencia exclusivamente masculina. Esto garantizó la continuidad, reforzada por la posterior incorporación de la rondalla creada por la Asociación de Padres de Alumnos, a finales de dicha década. La composición que presenta la agrupación hoy día debe mucho a aquellos dos factores que reflejaban el papel emergente de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad.
Renovación con las mujeres
Ninguna tradición permanece inmóvil como vemos, tampoco en el plano musical al incorporarse instrumentos de percusión africanos, el charango sudamericano, o el timple canario, gracias a las inquietudes viajeras y musicales de Daniel Segura, quien hace las veces de director musical del coro. Es además de los cantantes solistas junto a Manuel Fernández, entre otros.
La Comunidad Autónoma de Murcia declaró bien de interés cultural (BIC) en 2012 a todas las manifestaciones de la Aurora, incluyendo las cinco modalidades musicales que en opinión de Emilio del Carmelo Tomás Loba componen toda esta gran familia, con rituales comunes, aunque otros sean diversos. Son cinco, si bien todos pensamos de inmediato al nombrar auroros en las agrupaciones de la huerta de Murcia, de voces masculinas polifónicas y sin instrumentación, salvo la campanilla. Si bien en el texto anexo de dicha declaración reconoce como Aurora de polifonía elemental con instrumentación a la que escuchamos en Lorca, La Copa de Bullas y Abanilla, sin llegar a mencionar a la Pozo Estrecho. En nuestras pesquisas hemos comprobado que esta muestra de folclore religioso es bastante desconocida en la comarca y en toda la región, incluso entre etnomusicólogos avezados.
Apostamos por un ritual que favorece la sociabilidad y el encuentro del vecindario en unos tiempos de gran individualismo, por lo que cubre grandes necesidades humanas de afecto, reconocimiento, creatividad o de festividad compartida. Además de suponer un potencial elemento de evangelización eclesial por eso no falta quien se plantea la refundación de la archicofradía. Larga vida.
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