El Arsenal adapta los nuevos atraques de los S-80 por los hallazgos de restos arqueológicos

Los arqueólogos asesores esperaban encontrar restos que quedan del antiguo carenero en la obra de adecuación de las fosas y del Muelle Norte. En los años 2001 y 2002 la Armada realizó sin supervisión de Cultura reformas en el lugar donde se conservaban los históricos diques construidos por Sebastián Feringán siguiendo el modelo de Jorge Juan. Estos se inundaban abriendo a mano sus compuertas y se vaciaban mediante unas bombas de achique con fuerza humana. Una asociación cultural, Adepa, denunció la destrucción de aquella obra de ingeniería naval, una de las más singulares del siglo XVIII con relevancia histórica, cultural e ingenieril. Cinco militares de alta graduación fueron imputados por ello. Trece años después la Audiencia Provincial archivó el caso tras pasar por varios juzgados.

En esta ocasión, Cultura supervisa en todo momento la obra. Los expertos contratados para hacer el seguimiento comprobaron «que era indispensable actuar sobre macizos de sillería correspondientes a las cimentaciones de los citados careneros en mayor medida de lo esperado inicialmente», informaron fuentes oficiales. El Ministerio de Cultura, competente en este caso por tratarse de bienes estatales, autorizó dicha operación.

Durante el dragado, localizaron en el fondo de las fosas 43 tablones de madera del siglo XVIII. Se trata de parte de las tablestacas utilizadas para la construcción de segmentos de muelle. Este hallazgo inesperado y la necesidad de retirar más sillares de los previstos inicialmente obligó a la Armada y al Ministerio de Cultura a revisar el protocolo de actuación previsto en estos casos para conservar los vestigios de interés histórico y permitir el avance de la obra. En enero, la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes autorizó el proyecto de actuaciones arqueológicas para la retirada de sillares de las fosas y la conservación de las tablestacas.

La solución adoptada fue la excavación del plano de sillares con supervisión continua de un equipo de arqueólogos subacuáticos, entre otras medidas. Las maderas seguirán sumergidas entre los pilotes de reciente ejecución para la prolongación del muelle central de las fosas. Y los sillares extraídos están guardados en el Tercio de Levante.

El segundo hallazgo es más singular por inesperado, según las mismas fuentes. Hace un año, durante las obras de pilotaje del nuevo edificio de control de los submarinos, aparecieron dos muros de sillares de piedra tabaire que habían quedado escondidos bajo la cimentación del edificio derribado. Tras la incertidumbre inicial, se averiguó que en el Museo Naval hay una maqueta del siglo XIX en la que aparece la estructura a la que corresponden esos muros. Se trata de una ampliación del antiguo varadero de maderas. Según la Armada, el arqueólogo que ha realizado los estudios, Daniel Alonso, sostiene que fue una estructura construida para dar servicio temporalmente a la llegada de grandes troncos de madera, para los que el varadero existente era insuficiente.

La Armada informó al Ministerio y paralizó las obras para analizar el hallazgo. La Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deporte autorizó la modificación del proyecto para conservar las estructuras 'in situ', soterradas bajo el nuevo edificio por considerarse la mejor solución para su preservación. Las obras se acaban de reiniciar. Un hito o monumento preservará la memoria de la existencia de esos restos bajo el edificio desde el que se realizará el control de todos los motores y equipos de los nuevos submarinos S-80 cuando estén en su base del Arsenal.