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Alberto Colao Sánchez, en su nombramiento como cronista oficial de Cartagena en el año 1981.
Alberto Colao, cronista, editor e historiador

Alberto Colao, cronista, editor e historiador

LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN. HISTORIADOR Y DOCUMENTALISTA

Sábado, 11 de noviembre 2017, 01:54

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E l cronista, una editorial y la colección. Y un denominador común, Alberto Colao Sánchez, un intelectual liberal, filósofo existencialista de formación, en el que su concepto de esencia lo inserta en la existencia, y fascinado por la historia de la Cartagena que le vio nacer un 12 de diciembre de 1925.

Licenciado en Literatura Hebrea por la Universidad de Montpellier, su dominio del hebreo le facultó poder traducir al castellano diversas obras escritas en esa lengua. Completó sus estudios en Suiza y Alemania, fue miembro de la Academia Alfonso X El Sabio de Murcia, director de la Biblioteca San Isidoro y del Aula de Cultura de la CAM, y, en reconocimiento a su labor y su persona, Cartagena le nombró cronista oficial en 1981 y le puso su nombre a una Residencia Universitaria.

Decía Colao que el estudio de la historia de Cartagena debe ser obra de profesionales historiadores, recogiendo toda la extensa documentación existente, y trabajando en monografías que descubran los puntos oscuros y los personajes desconocidos y los trabajen, con muchas descripciones y bibliografía.

Y en ello estaba cuando, prematuramente, dejó este mundo en 1981. La enfermedad lastró su vida, el ameno y hombre de pensamiento desaparecía, la obra escrita, una editorial, junto con su biblioteca y librería fue su legado.

Como señaló el también cronista Monerri, «tenía también Colao un conocimiento de la idiosincrasia cartagenera que ribeteaba de mordaces, agudas y a veces satíricas pinceladas. Alberto era un estilete respaldado por el saber a fondo el terreno que pisaba».

Athenas Ediciones

A su regreso a Cartagena del extranjero en 1957, fundó la Librería Athenas en la céntrica calle de San Francisco y, al mismo tiempo, inició su actividad como editor y director de «Athenas Ediciones». Bajo este sello editorial se publicaron diversas colecciones temáticas; teología y filosofía, donde editó obras de Unamuno, Charles Moeller, Kierkegaard, Johannes Hesscn, y Albert Scheitzer. En la «Colección Diapasón», editó «Introducción a Dostoyesky», de Pablo Evdikimov. Y también publicó una revista literaria, dirigida por María Teresa Cervantes, que se llamó «Títiro- canta».

En ella, publicaron poemas Carmen Conde, Agustín Meseguer, Yvan Goll, María Cegarra Salcedo, Enrique Amado Melo, Ángeles Fernández, Carlos Clementson, José María Alvaréz, Bernardo Horrach, un poema inédito hasta entonces de Miguel Hernández, José Luis Vallejo, la propia Maria Teresa Cervantes, el cubano Guillermo Ortega Pascual, Carlos Lerena, la brasileña Lupe Cotrim Garaude, Luis Gorosito Heredia, el francés Robert Henry Noel y el venezolano Dionisio Aymará. Para esta revista, dibujaron Zamorano, Adrián Rosa, Enrique Gabriel Navarro y Patrick Gerard. De esta revista se editaron solo dos números, en 1966 y 1967.

La colección Almarjal

Pero, una vez más, su atracción por la historia de su ciudad le condujo hacia una colección eminentemente cartagenera, 'La colección Almarjal', donde la diversidad de temas y autores hizo posible, durante los años 60 y 70 del pasado siglo, su tesis de que se publicasen monografías sobre la historia de Cartagena. Se publicó más de una treintena de libros, algo nunca antes ocurrido, y sin duda se puede considerar como un adelantado a su tiempo. Vamos a repasar algunos de los títulos de los que estaba compuesta esta colección: de Federico Casal, antiguo cronista, se publicaron: «Lecturas, tradiciones y viejas historias de Cartagena», «Cartageneros ilustres» , «El Escudo de Armas de Cartagena» , «Las Calles de Cartagena» , «Historias menudas» y «Cartagena bajo el reinado de don Pedro el Cruel».

Del propio Alberto Colao: «El Marqués de Valmar» ,«Jiménez de la Espada», « Descripciones de Cartagena en el siglo XVI» , «Descripciones de Cartagena en el siglo XII» , «Intelectuales en la Cartagena del siglo XVII» , «Villamartín, militar y escritor» y « Discurso del desembarco de Santiago en Carthago-Nova seguido de la argumentación de fray Leandro Soler». José Rodríguez Cánovas, una de las mejores plumas que ha dado Cartagena, editó: « El poeta Monroy», « lsidoro Máiquez» , « El Molinete de Cartagena» y «Cartagena en la bella época» .

El cronista de la ciudad, Eduardo Cañabate Navarro, sacó tres libros en esta colección: «Cartagena y sus antiguas defensas muradas», «Origen del Santo Hospital de Caridad de Cartagena» y «La minería en Cartagena. Historia sucinta». Isidoro Valverde, «Cartagena abonico' , «Los Cantonales» y «Juan Fernández, navegante y descubridor». Además, se publicaron los siguientes títulos, entre otros: Juan Soler Cantó, «Cartagena palestra» y «Cartha-Hadath, base púnica en lberia»; Adolfo Schulten, «Cartagena en la Antigüedad»; Conde de Lumiares, «Los monumentos antiguos de Cartagena»; Asensio Sáez, «Monasterio de San Ginés de la Jara». María Dolores Bas, «Leyendas»; Fernando Cos Gayon, «Viaje de Isabel II a Cartagena, Murcia y Orihuela»; y Antonio Puig Campillo, «Cervantes en Murcia y Cartagena».

Asimismo, Francisco Sánchez-Faba sacó a la luz «San lsidoro cientifico»; Manuel López Paredes, «Historia del barrio de Santa Lucía»; Ángel Roca, «El trovero, Marín»; Emilio Castelar, «Página sobre Cartagena»; Juan Torres Fontes, «La Orden Militar de Santa María de España y el Maestre de Cartagena»; y José Guillermo Merck Luengo, «Unamuno y el sureste».

Sin duda, para los historiadores posteriores a Colao, su labor como escritor y editor no tiene precio. Estas publicaciones han sido verdaderos referentes historiográficos y se tuvo que esperar muchos años, hasta que otro visionario como Ángel Márquez, con su editoria Áglaya y su revista «Cartagena Histórica», continuó con estas monografías sobre la historia de Cartagena.

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