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Dos participantes del grupo de Comedores Compulsivos Anónimos, durante una sesión.
Alimentación en fraternidad

Alimentación en fraternidad

Comedores Compulsivos Anónimos presta apoyo a una veintena de personas. La asociación enseña a través de especialistas cómo afrontar este trastorno de salud, con un método denominado 'Los doce pasos'

MARÍA FERNÁNDEZ

Lunes, 6 de febrero 2017, 00:36

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«Desde que empecé a venir a Comedores Compulsivos Anónimos he crecido mucho como persona», dice, sincera, una mujer que participa en la terapia de la sede de Cartagena de esa asociación. Casi una veintena de personas ya están tratando sus problemas de obsesión con la alimentación en esta hermandad, cuya sede está en el local social de Los Barreros. «Nuestro propósito principal es abstenernos de comer compulsivamente y llevar este mensaje a aquellos que todavía sufren», resume en su página web el grupo de apoyo de Comedores Compulsivos Anónimos.

  • Teléfonos

  • 639 62 27 53 (Cartagena) / 630 53 50 33 (Nacional).

  • Web

  • www.comedorescompulsivos.es

  • Correo electrónico

  • comedorescompulsivos.es@gmail.com.

  • Sede

  • Local Social de Los Barreros (Frente al Hospital Los Pinos), Cartagena.

  • Cuándo

  • Martes a las 18horas y sábados intermitentes a las 11.

Los miembros aseguran que «están muy contentos de haber encontrado un lugar donde realmente entienden por lo que están pasando». Para acudir a la asociación no hay que pagar inscripciones ni cuotas; tan solo trabajan ayudándose de un par de libros que, aseguran, «nadie está obligado a tener». Tampoco siguen ninguna doctrina, ideología política o religión.

Todas las personas que comparten la información lo hacen de manera anónima, puesto que «si ya es difícil aceptar que tenemos una enfermedad, es mucho más complicado hacerlo en público». Todos los contenidos y las conversaciones que mantienen los miembros del colectivo durante sus reuniones son totalmente confidenciales.

«Lo que hablamos no sale de aquí, tenemos un gran compromiso», aseguran varios miembros del colectivo. Por razones obvias, todos ellos ofrecen su testimonio a 'La Verdad' a cambio de preservar su identidad.

Terapias

El grupo basa sus terapias en el método de 'Los doce pasos', utilizado también para el tratamiento de otros trastornos, como el alcoholismo. «La forma de trabajar de las terapias me ha ayudado a crecer como persona y a luchar contra cosas de las que ni siquiera era consciente», explica la participante más joven. Se trata de una mujer veinteañera, que ha padecido bulimia. Ahora lleva ya más de un año sin vomitar y asegura que «si no hubiese comenzado con esta terapia, habría recaído». Para ella, conocer Comedores Compulsivos Anónimos ha sido «algo mágico», ya que desde que está acudiendo a las reuniones ha conseguido sentirse «mejor» consigo misma y con las personas de su entorno.

«A raíz de empezar a trabajar con mis compañeros, descubrí que a pesar de que ya llevaba unos meses sin devolver no estaba recuperada. Ahora llevo ya un año y cuatro meses sin provocarme el vómito y apenas me viene ya la idea a la cabeza», dice orgullosa.

Para trabajar los problemas individuales de cada miembro, «ni hacemos régimen ni damos dietas, simplemente usamos un plan de comidas», que consiste en prever de un día para otro la cantidad de alimento que quieren ingerir y contárselo a alguna persona del grupo, explica uno de los coordinadores del grupo.

«Nuestro problema es que a veces somos deshonestos y la única forma que tenemos de respetar nuestros compromisos es informar a otro compañero y comprometernos con él a comer lo que le hemos contado», añade. «El compromiso solo funciona con honestidad», finaliza.

«Me trataron varios médicos pero no conseguí sentirme bien hasta que conocí la asociación», relata otra de las implicadas. «Desde que empecé a venir he crecido mucho como persona», recalca. La mujer, que está «realmente agradecida» con la terapia, explica que se daba varios atracones de comida al día y que desde que comenzó aquí le va «mejor». «Nuestro principal problema es que no sabemos gestionar nuestras emociones. De igual forma que un alcohólico se droga, nosotros comemos y es nuestra forma de anesteriarnos», concluye.

Otra de las personas que siguen estas pautas, madre de dos hijos, explica que antes de acudir a las reuniones «daba una cara que realmente no era la mía» y que estaba constantemente «a la defensiva». Con el paso del tiempo y la ayuda de sus compañeros, se ha ido «dando cuenta de que ella es un ser fantástico» y de que no es «inferior a nadie».

Crecimiento personal

«La primera vez que vine al grupo me veía reflejada en todos los que participaban en la terapia, teníamos comportamientos comunes y a partir de ahí poco a poco fui trabajando con la metodología de los 12 pasos y fui quitándome una máscara», explica la mujer mientras hace hincapié en lo «contenta» que está de sus progresos. «Descubrí cosas de mí que ni sabían que existían, me di cuenta de que tenía una enfermedad», relata.

Antes de comenzar a trabajar con la asociación no era consciente de cuál era su problema y fue a través de conocer las experiencias de sus compañeros cuando se dio cuenta de que compartían los mismos errores y de que necesitaba cambiar. Su método de recuperación se ha basado en no crearse «expectativas de futuro», ya que le provocan ansiedad. «Vivo el hoy. Hoy me despierto, vivo, estoy con mi familia y no pienso en mañana, ni en qué pasará. Disfruto el momento, siendo consciente de que tengo que vivir lo mejor posible», asegura.

Y lanza un mensaje de optimismo: «Nuestro único objetivo es recuperarnos y pasar el mensaje a compañeros que están pasando por el mismo problema. Ya sea por anorexia, bulimia o por la necesidad compulsiva de comer. Estamos abiertos a cualquier persona que quiera compartir sus preocupaciones con nosotros, para superar este reto».

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