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Control de acceso y pago por el estacionamiento en uno de los seis aparcamientos regulados de Calblanque, ayer por la mañana.
La mayoría de visitantes aceptan pagar por entrar a Calblanque el primer día de control

La mayoría de visitantes aceptan pagar por entrar a Calblanque el primer día de control

Los españoles piden que la tasa sea más barata; los extranjeros no ven pegas si se usa para el mantenimiento

Eduardo Ribelles

Jueves, 17 de julio 2014, 02:12

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La inmensa mayoría de los vehículos que ayer bajaron por las cuestas de Calblanque hacia las playas del parque natural pagaron el peaje (dos euros para motos, cuatro para turismos y seis para autocaravanas), en la primera jornada de control de accesos para aparcar en las seis zonas de estacionamiento autorizado. Sin embargo, los ocupantes de más de la mitad, casi todos españoles, se quejaron de que era excesivo y advirtieron de que reducirán sus excursiones a esa zona protegida. Los extranjeros, sin embargo, aprobaron la medida sin peros, siempre que sirva para su conservación.

  • vehículos accedieron al parque pagando. Esto supone una recaudación de unos 1.700 euros.

Alrededor de 450 de vehículos entraron ayer en el parque, entre las nueve de la mañana, hora de inicio del cobro, y las siete de la tarde. El control de accesos concluye a las 22.00 horas, pero pocos fueron los que llegaron al lugar en las última horas de claridad.

Las restricciones vigentes desde ayer son claras. «El paso de autobuses está totalmente prohibido; el de viandantes y personas en bicicleta es libre», explicó Karl Bödding Cañedo, responsable de la Entidad de Custodia y Protección del Territorio (ECPT) del parque. Los vehículos a motor solo podrán entrar sin pagar, entre las diez de la noche y las nueve de la mañana, siempre que respeten la normativa del parque. Quien decida pasar la noche allí deberá hacerlo al raso, bajo su propia responsabilidad y sin encender fuego, entre otras limitaciones legales.

También se dará la opción de hacer una parada rápida, en horario de cobro. Se anotará la hora de entrada y, si el automovilista sale antes de media hora, se le devolverá la cantidad pagada. Eso permite darse un chapuzón rápido o dejar a la familia, para luego recogerla. «Queda claro que nuestra intención es reducir la concentración de vehículos en el parque. Esto no se hace por afán recaudatorio», añadió Bödding. El cobro se hará por vehículo, con independencia del número de ocupantes.

La puesta en marcha de este dispositivo ha anulado el sistema de los últimos años, que consistió en habilitar autobuses lanzadera. Cuando se completaban las plazas, los automovilistas dejaban sus coches nada más entrar desde la autovía. La medida ha sido descartada porque no suponía un control real del acceso. Al cabo del día se unían en las playas los ocupantes de los 465 vehículos que caben y cientos de personas más, llegadas en los transportes lanzadera.

«A partir de ahora, si se superan las plazas disponibles, solo se podrá dejar el coche en el primer aparcamiento disuasorio y bajar a las playas a pie o en bicicleta», explicó. Los aparcamientos del parque están en Cala Arturo (22 plazas), Calblanque (60), El Atochar (170), Magre (35), Negrete (98) y Playa Larga (80).

Otras limitaciones cuyo cumplimiento llevarán a rajatabla, a partir de ahora, son la prohibición de acudir con animales domésticos (perros y gatos) y caballos. Sus dueños y jinetes están autorizados a pasear con ellos por las sendas y caminos, pero no a entrar en la playa y mucho menos a meterlos en el agua.

Hasta el 15 de septiembre

El control de entrada estará en vigor, de momento, hasta el 15 de septiembre. «¿Qué pasará a continuación? No se sabe», reconoció Bödding. Está por decidir si se prolonga a todo el año, se mantiene solo en verano o incluye la Semana Santa. «Lo que está claro es que este control se ha implantado con la intención de que vaya a más en el futuro», explicó. Diez trabajadores vigilaron ayer los accesos y los aparcamientos.

La Entidad de Custodia ha sido creada con el visto bueno de la dirección del parque, dependiente de la Administración regional. Surgió del acuerdo entre los propietarios de los 30 millones de metros cuadrados de zona protegida: la empresa Costa Paradiso, que controla una tercera parte aproximadamente, y una familia particular, que posee el resto.

En el acuerdo se ha incluido el acondicionamiento de los accesos y la instalación de algunos servicios adicionales. Así, se han construido rotondas de regulación del tráfico, se ha señalizado mejor la llegada a las seis zonas de aparcamiento y se han instalado seis aseos, uno de ellos adaptado para minusválidos, en la de Negrete. Asimismo, durante estos días se construye una pared de piedra natural junto a Negrete, para proteger varios contenedores de basura. «Hasta el último poste se ha colocado con informe previo y vinculante de la Administración ambiental», aseguró Bödding.

«Me parece bien, si lo destinan a cuidar el parque. Lo pago a gusto sabiendo que habrá vigilancia de los usos y de quienes entran».

«No me importa pagar; pero cuatro euros es caro. Deberían haber hecho alguna campaña de publicidad. Yo no sabía nada».

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