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Alfonso y su padre, Pedro, en la popular bodega.

La Bodega Nicolás tiene buena solera

La popular y céntrica taberna celebra este fin de semana su 75 aniversario

LOLA GUARDIOLA

Sábado, 14 de junio 2014, 00:38

No hay muchos bares y restaurantes en la Región que hayan cumplido 75 años de existencia porque no hay negocio más sacrificado y bamboleante que el de los establecimientos de hostelería. Así piensan al cumplir las 'bodas de platino', los propietarios de la popular Bodega Nicolás de la calle del Carmen, Alfonso Albacete y Manolo Meroño. De ahí que hayan querido festejar como un verdadero acontecimiento social su 75 cumpleaños. La efemérides se cumple estos días de junio y, coincidiendo con otra fecha señalada, el inicio del mundial de fútbol, han elegido este fin de semana (desde ayer hasta mañana) para ofrecer un completo programa de actividades en la plaza de Alcolea, o de Los Carros, a todos los ciudadanos.

La Bodega Nicolás fue fundada en 1939 por José Nicolás, Saturnino San Leandro y Ginés García. Pedro Albacete, recién llegado a Cartagena desde El Algar en 1963 y Casto Meroño, se asociaron y adquirieron el negocio en aquel año. En la actualidad, está en manos de sus hijos, Alfonso Albacete y Manolo Meroño, respectivamente.

Pedro Albacete recuerda que en sus inicios, la bodega era un almacén de vinos que servía al público en dos pequeñas lejas de mármol, «sin tener todavía barra, siendo típica la venta de vinos y licores a granel o la de reparos, copas de láguena y coñac». Distribuía al comercio y suministraba en los barcos de guerra como el 'Escaño', 'Sarmiento de Gamboa', 'Vicente Yáñez Pinzón', 'Martín Alonso', o los 'cinco latinos'.

La bodega poseía en sus primeros años seis depósitos de 6.540 litros, «de derecha e izquierda, dos estibas de dos líneas con 24 barriles de 800 litros cada uno, y un pequeño despacho por la entrada de la calle del Carmen».

El cambio del entorno

A lo largo del tiempo, el local ha sufrido reformas «para ir adaptándose a las circunstancias hasta llegar al bar típico con solera y estilo que todos conocemos», comenta el gerente, Alfonso Albacete.

Su evolución ha ido en paralelo a la de todo el entorno, «valga el ejemplo de la plaza Alcolea, que en su día fue una parada de carros, luego de autobuses y actualmente una de las plazas más acogedora de toda Cartagena», donde hoy se asienta la terraza del establecimiento, apunta el padre de los Albacete.

Por el local han pasado muchos personajes conocidos, como El Cigala, Rosana, Calamaro, Gurruchaga, Juan Echanove y, subraya Alfonso, «Federico Trillo, al que le encantan los michirones y la sangre con cebolla». Y sus cocinas han sido plató del programa de TVE 'Un país para comérselo', para enseñar cómo se hacen los michirones.

Por supuesto, todo el que pasaba por la plaza no se marchaba si tomar un vino en la bodega, como el moscatel del barril número 9, al exhorto de «ponme un nueve».

Setenta y cinco años dan para mucho, y Pedro y Alfonso rememoran varias anécdotas, como cuando en un huelga de Bazán «todo el mundo pasaba por la bodega y la policía iba detrás de los manifestantes incluso tirando botes de humo dentro del local». O cuando «a finales de los 70 y principios de los 80, se abría a las cinco de la mañana para servir a los 'bazaneros' del turno de las seis, los cuales se reunían en la calle del Carmen y partían para la empresa antes del toque de la sirena». Y aquella calle del Carmen «con los trabajadores del Garaje Huertas que se sentaban en la baldosa a tomarse el bocadillo con su cerveza, los chóferes de los autobuses de línea que pasaban la mañana charlando y tomando algún vino hasta la hora de salida», y los vecinos, «quienes todos nos conocíamos y teníamos muy buena relación: José Díaz, Balsalobre, Hernández Madrid, Benjamín Garre, El Romanero y la Sociedad Maíz, etc».

Pero no todo son ecos nostálgicos. Según Pedro Albacete, «también hemos pasado nuestros apuros, llegando incluso, en la crisis de los noventa, a quedarnos prácticamente solos en el centro de Cartagena».

Cuando Bodega Nicolás nació en 1939, apenas había dos o tres tipos de clientes. Hoy, la clientela, como el mundo, se ha globalizado. En palabras de Alfonso Albacete «está el de toda la vida, el vecino, el nuevo, el de paso, el turista y el 'crucerista'».

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