La Vera Cruz visita a 100 enfermos antes de volver a la basílica de Caravaca

Las fiestas que nacen de los rituales en torno a la Vera Cruz finalizaron ayer en Caravaca con la celebración de la Cruz de Impedidos y la Procesión de Subida. Por la mañana, tras la misa en la parroquia de La Concepción, un cortejo precedido por el tintineo de una campana recorrió varias calles del centro de la ciudad para que la Sagrada Reliquia visitase los hogares de enfermos e impedidos para llevarles consuelo, alegría y esperanza.

Por la tarde, alrededor de las seis, se iniciaba el traslado procesional desde El Salvador hacia la basílica santuario de la Vera Cruz con la Sagrada Reliquia en su Carro Triunfal, custodiada por los 'Armaos'. De esta manera, la Cruz regresaba a su relicario de piedra en la cima del montecillo sobre el que se levanta el castillo. Al filo de la medianoche, un castillo de fuegos artificiales, que finalizó con el trueno gordo, marcó el final de las Fiestas de la Vera Cruz de este año.

Además, un centenar de personas a las que la enfermedad o la ancianidad las tienen recluidas en sus casas, impidiéndoles asistir a los actos y rituales de la Sagrada Reliquia, recibieron en sus casas a la Vera Cruz, un momento marcado por la emoción y las lágrimas, tanto de los propios enfermos como de sus familiares. El tintineo de una campana avisa que la Sagrada Reliquia está fuera de las iglesias para recorrer las calles de la ciudad y aproximarse a los hogares de sus hijos más queridos. Tras la celebración de la misa en la parroquia de La Concepción, se inició el recorrido, en el que estaban presentes varios componentes de la Junta Representativa de la Cofradía, una pareja de 'Armaos' y un nutrido grupo de cofrades que anualmente participan de este ritual.

Aprovechando la proximidad de la Casa de San Juan de la Cruz, cuya rehabilitación está concluyendo, la comitiva se dirigió a la puerta principal y se bendijeron las dependencias de esta Casa Museo, que pronto abrirá sus puertas para dar a conocer el legado del santo carmelita en Caravaca de la Cruz. En el recorrido, poco antes del mediodía, la Sagrada Reliquia llegó al convento de los Padres Carmelitas, donde se realizó el relevo, acto en el que el párroco de La Concepción, Juan Alfonso Breis, entregó la Vera Cruz al párroco de El Salvador, David Martínez, en presencia del padre Juan Serrano, como representante de la comunidad de padres carmelitas.

Tanto a la entrada como a la salida, una lluvia de pétalos caía desde el coro sobre la Vera Cruz, que prosiguió su recorrido por las calles de la localidad.

Después de la celebración de la eucaristía en El Salvador, a las cinco de la tarde, se inició la Procesión de Subida a la Basílica Santuario de la Vera Cruz. Dos ríos de fieles acompañaron a la patrona de Caravaca en el regreso a su relicario de piedra, en lo más alto del cerro del castillo.

Junto a la luz de las velas, los corazones de los caravaqueños se llenaban de alegría al completar la celebración de los rituales que, al paso de los siglos, han nacido del amor de todo un pueblo para expresar el agradecimiento a la Vera Cruz.

La jornada de ayer fue la última de las fiestas de este año, que arrancaron el pasado 30 de abril y, desde entonces, han completado una semana repleta de actividades en la que Caravaca ha recibido, como sucede todos los años, a miles de visitantes.

La mayor parte de ellos se concentraron durante los últimos días de la semana pasada, coincidiendo con el puente de mayo y la celebración de los hitos más importantes del programa de los festejos, como la tradicional carrera de los Caballos del Vino, celebrada el viernes 2 de mayo, y el desfile de Moros y Cristianos, que tuvo lugar el domingo 4 de mayo. Este movimiento de turistas atraídos por las fiestas de Caravaca tuvo una incidencia directa en la ocupación hotelera en la Región, que ha superado el 90% en varios puntos de la Comunidad.

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