Tiroteo en Archivel: «¡Hijo, que me matan!»
El cazador de Archivel que disparó en la cabeza a uno de los asaltantes que encañonaba a su padre con una pistola declara que fue en defensa propia y el juez de guardia lo deja libre, acusado de lesiones
A. P., de 33 años y vecino de Villanueva del Segura, fue puesto ayer en libertad, a la espera de la celebración del juicio, por decisión del titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Caravaca de la Cruz en funciones de guardia. Está acusado de un delito de lesiones, al disparar y herir a uno de los asaltantes de la vivienda de sus padres, situada en la finca de Los Parrieles, cerca de la pedanía caravaqueña de Archivel.
«Mi cliente se defendió de una amenaza de muerte de la que estaban siendo víctimas su padre y él; fue en defensa propia», manifestó su abogado, Jaime García, en la puerta del juzgado. Antes de que el magistrado tomara la decisión de dejar en libertad a A. P., este le contó su versión de lo que ocurrió el pasado sábado por la tarde, cuando su padre y él acudieron a su casa de campo, situada en la finca donde suelen ir a cazar. No era la primera vez que les entraban allí a robar. Pero esta vez, la violencia que emplearon los asaltantes fue desmedida. No encontraron lo que fueron a buscar, y de ahí la agresividad de los cuatro hombres hacia el propietario.
La Guardia Civil monta un gran despliegue para localizar a los otros tres asaltantes, que huyeron
El lugar es un paraje apartado del centro de Archivel, donde abundan los olivos en terrenos donde se permiten las actividades cinegéticas. Y precisamente, ese día se había abierto la veda de caza menor. A las seis de la tarde, A. P. estaba haciendo una batida para localizar zorros, un predador con la mala fama de mermar las especies silvestres de los cotos. En un momento dado, escuchó el estruendo de un disparo que provenía de la vivienda.
Se dirigió hacia allí y, conforme se iba aproximando, vio dos coches desconocidos aparcados en la finca, frente a la puerta de la casa. Cuando se asomó a la entrada vio a su padre de rodillas, forcejeando con tres hombres, mientras una cuarta persona le apuntaba con una pistola en el pecho. Los atracadores eran quienes habían realizado un disparo al aire mientras le amenazaban y le golpeaban. «¡Hijo, que me matan, que me matan!», gritó la víctima cuando vio aparecer a su hijo.
Le encañonaron en la barbilla
El joven afirma que les suplicó que lo soltaran, pero los asaltantes sacaron otra pistola y se la colocaron en la barbilla al padre. Ante esa situación de extremo peligro, A.P. hizo un primer disparo al aire con su escopeta. Al ver que hacían caso omiso a la advertencia, y ante el peligro de muerte que corría su padre, realizó un segundo tiro al aire.
La detonación hizo que tres asaltantes huyeran, no sin antes gritarle al compañero que tenía agarrado al dueño que matara al hijo.
El cazador explicó al juez que vio al asaltante levantar el arma contra él y que fue en ese momento cuando se produjo el disparo de escopeta. Afirmó no recordar si fue él quien apretó el gatillo o si se accionó el arma de forma fortuita. El caso es que el tiro impactó en la cara al asaltante, que a pesar de las heridas trató de salir corriendo de la casa, pero se desplomó en el suelo. Fueron los propietarios de la casa quienes, al verle malherido, llamaron al 112. Los sanitarios lo atendieron y lo trasladaron al Hospital Reina Sofía de Murcia, donde permanece ingresado en estado grave con heridas en el rostro y con uno de los ojos muy afectado, aunque no se teme por su vida.
Los otros tres ladrones huyeron en uno de los vehículos y la Guardia Civil mantiene activado un dispositivo de búsqueda y captura. Por su parte, A.P. fue detenido por los agentes de la Benemérita y trasladado a dependencias policiales, donde prestó declaración e insistió en que había actuado en defensa propia. Asimismo, su padre también declaró como víctima del asalto.
Una de las hipótesis que barajan los investigadores sobre la irrupción en la casa de los cuatro atracadores, en apariencia de origen magrebí, es que pretendían hacer un 'vuelco' (robo de droga), pero erraron de objetivo, ya que en la vivienda no había rastro de sustancias estupefacientes. «De ahí la insistencia del padre para tratar de explicarles que se habían equivocado de lugar», explican fuentes cercanas al caso.