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Un grupo de peregrinos, este domingo, a su llegada a Caravaca. Nacho García / AGM

Caravaca de la Cruz, una ciudad en estado de gracia

Los primeros peregrinos llegan a Caravaca en el inicio de un año llamado a convertir la localidad en el eje central del turismo religioso de todo el país

Domingo, 7 de enero 2024, 13:30

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Desde este domingo, Caravaca de la Cruz es una ciudad en estado de gracia. En pleno avance de los valores posmaterialistas, la espiritualidad late con fuerza en la que ya es la gran puerta de entrada de peregrinos y turistas a la Región de Murcia. Los primeros, ilusionados con la idea de inaugurar el camino, se mezclaban a primera hora con la comitiva de autoridades religiosas, civiles y militares concentrada en la plaza del Arco, que les recibía con sus tiendas de recuerdos, con las tradicionales cruces como pieza estrella, abiertas de par en par para el estreno de su año grande. «Es la tercera vez que peregrinamos juntos, y es muy especial para nosotros. Es naturaleza, reencuentro con nuestra tierra, reconexión con la fe cristiana, con el origen», contaban felices después de haber andado desde las cinco de la fría mañana, arropados por bosques de pinos, desde Bullas hasta su pueblo, Caravaca de la Cruz, Juan Alberto Yago, José María Sánchez y Salvador Campoy, amigos de la infancia que hoy desarrollan en otras ciudades sus profesiones de ingeniero, enfermero y docente. José Luis Jorquera también llegaba a primera hora a pie junto a otros cuatro amigos que han realizado el camino desde Albacete, en cinco etapas, y saliendo de madrugada desde Moratalla.

Con otro afán desvinculado de la religión pero imbricado también en la espiritualidad, «en los lugares que conectan el cielo con la tierra», Aisa Ayoubi y Mercedes, jubilados residentes en la provincia de Gerona, pasaron la noche con su caravana aparcada en Caravaca, y a primera hora emprendían la subida al castillo buscando una paz que ya han encontrado en otras ocasiones a los pies de la basílica. El mismo impulso que empuja a los ecuatorianos Margot Torres y a su marido a viajar con su coche desde Torre Pacheco para asistir a la eucaristía de apertura del Año Jubilar en la basílica que conserva parte del 'lignum crucis'. «Somos muy creyentes y queremos hacer el camino en cuanto consigamos juntar días», comentaban mientras escogían una cruz de Caravaca en la tienda de recuerdos para enviarla a su familia en Ecuador. Cruces desde un euro hasta donde se quiera llegar, de plata, acero, oro, en llaveros, colgantes... pero el mismo sentido para todos: «No es un amuleto; es una forma de buscar refugio para el alma en la fe», explicaba después de comprar las suyas Encarna Palau, de Castellón, y otra de las peregrinas pioneras y madrugadora. «Que los visitantes duerman alojados en Caravaca es el gran reto», apuntaban al paso los propietarios del Café de Andrea, encantados con un ajetreo en la plaza que no han conocido en sus primeros años en Caravaca.

Las previsiones de la Comunidad cifran el impacto económico en 200 millones y apuntan a la creación de 2.000 puestos de trabajo

Cada siete años, la Ciudad de la Cruz es destino de miles de visitantes y peregrinos que llegan hasta la basílica para encontrarse con la Sagrada Reliquia, y los primeros peregrinos querían sumar hasta el millón de visitantes -casi el doble que en el anterior Año Jubilar- que esperan este año en Caravaca. Unas cifras que el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, repasaba tras completar, con las autoridades, la subida por la cuesta del Castillo con el empuje musical de los pasodobles de la Agrupación Musical de Caravaca: «Dejarán un impacto económico en la comarca del Noroeste superior a los 200 millones de euros, y más de 2.000 puestos de trabajo».

Confían en que así sea María del Mar García y Antonia García, madre e hija propietarias de la tasca Isi, la más antigua de Caravaca de la Cruz, que cada siete años recupera la alegría con el peregrinar de miles de devotos. «Lo notamos muchísimo, es una alegría diferente que podemos esperar cada siete años, y que permite mantener la esperanza. Un millón son muchos, pero hay que confiar». Una ilusión compartida que arrancaba a las nueve de la mañana con el repique general de campanas de todas las iglesias, conventos y ermitas del casco urbano y de las pedanías, que se unieron a un 'aleluya sonoro' coronado por miles de cohetes desde la explanada del castillo que estallaron a la vez para anunciar el inicio del Jubileo.

«El camino es naturaleza, reencuentro con la tierra, con la fe cristiana, con los amigos», relataba Salvador Campoy tras completar su tercera ruta

En la basílica todo estaba preparado para iniciar un año de celebración religiosa en torno al que se ha preparado una programación cultural especial y se desarrollará un proyecto económico, turístico y social para fortalecer a la Región como destino religioso. El Año Jubilar 2024 está llamado a convertir a Caravaca de la Cruz, la ciudad santa del Noroeste murciano, «en el eje central del turismo religioso en todo el país». La campaña promocional del Jubileo, bajo el título de 'Creer en lo extraordinario', invita a emprender «un viaje único a una de las cinco ciudades santas de la cristiandad, y el hogar de una de las reliquias sagradas más veneradas». Luis Antolinos, vecino de Cehegín, ya lo ha completado en solitario. «Es un momento íntimo, de reconexión, y me gusta hacerlo solo, conmigo mismo».

A su lado, dos familias y un grupo de amigos se fotografiaban con su 'caravacensis', el documento oficial que acredita la peregrinación hasta la basílica de la Vera Cruz, ya en la mano. Para ser merecedor de ese certificado, los visitantes tienen que haber peregrinado al menos cincuenta kilómetros a pie o cien en bicicleta.

Un grupo de peregrinos. Cedida

Réplica de la cruz

Entre la comitiva de autoridades, muchos planeaban ya sus futuros viajes. Mientras, entraban a la sala de cabildos para firmar en el libro de honor. Lo hizo el arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo; López Miras, y el alcalde de Caravaca, José Francisco García, anfitrión en su tierra y feliz de vivir un día histórico para su pueblo. Todos de manos del hermano mayor, Luis Melgarejo, recibieron una réplica de la cruz de madera que portó Santa Teresa de Jesús hasta el día de su muerte prendida a su hábito.

En el atrio, medio centenar de seminaristas preparaban el blanco cortejo que inauguraba la eucaristía que da inicio a un tiempo de gracia en el que se espera que miles de peregrinos llegados desde diferentes puntos del mundo recorran los distintos caminos de peregrinación y lleguen hasta la basílica de la Vera Cruz para el encuentro con la Sagrada Reliquia. El Año Jubilar de Caravaca «es el acontecimiento religioso más importante de nuestro país. Hoy se inicia un tiempo de gracia, de cambio, de amor, de reflexión y de espiritualidad», reflexionaba a la entrada a la basílica López Miras, convencido de que «esta es una oportunidad única para mostrar nuestra Región; somos desde hoy el centro de la cristiandad». Caravaca de la Cruz es una de las cinco ciudades santas del mundo, junto a Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Santo Toribio de Liébana, y desde este domingo vive en estado de gracia.

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