Ver fotos
«Estamos acabados; es un desastre»
Desánimo hostelero. Los empresarios y profesionales del sector denuncian que sufren una persecución: «Las medidas siempre van a los mismos»
«Va a caer una buena», dice el camarero del bar El Parlamento Andaluz en la murciana Plaza de las Flores mirando al cielo. ... Lo que no queda claro es si se refiere a la meteorología, que se anticipa adversa, o a la noticia que acaba de irrumpir como un pánzer en todas las conversaciones de la popular zona de locales y terrazas del centro de la capital: la orden de cierre de toda la hostelería en la Comunidad para frenar la escalada de contagios de Covid-19. Cunde el desánimo.
Publicidad
La noticia, adelantada este miércoles por LA VERDAD, es la tormenta a la que todos temían. Finalmente ha comenzado a descargar. La mañana arranca fría y con decenas de mesas vacías en un día gris, y acaba con caras largas y lamentos entre profesionales del sector y propietarios de los locales. Nadie comprende la medida, que consideran una agresión a «los mismos de siempre». «Se están enfocando en los bares, cuando deberían mirar a otros lugares, como los medios de transporte o los centros comerciales. Se están cebando con nosotros y no somos los responsables de los contagios», lamenta Jonathan.
Ángel, su compañero tras la barra, asegura que en el local van a intentar mantenerse a flote con los pedidos a domicilio, lo único que estará permitido a partir del sábado, aunque no sabe cómo serán las cosas a partir de ahora, porque los ingresos van a caer en picado. «En la anterior ocasión este bar se cerró y se dejó abierto solo el de la plaza del Romea. Ahora vamos a intentarlo».
En el cercano bar El Pulpito, los trabajadores discuten la medida en corrillo. Una imagen que se repite en casi todos los bares y cafeterías. Lucía Belmonte, hija del propietario y cajera, de 25 años, descarta la idea de los envíos: «Si los hacemos ni hay ni Erte ni hay nada. Nosotros no podemos hacerlo». En su establecimiento llevan desde la llegada del toque de queda sin abrir por las noches porque «no sale a cuenta». Las nuevas restricciones son un golpe que ya les pilla debilitados. Los recortes ya habían empezado y las nuevas restricciones han supuesto un jarro de agua fría: «Aquí, por ejemplo, éramos dos cajeras, mi tía y yo, y ella se ha ido al paro ya».
Publicidad
Jairo, uno de los camareros, está asustado. «Tengo bocas que alimentar. Y ahora esto es el caos. El que tenga un poco de ahorros podrá subsistir. Y el que no, cerrará la persiana». Denuncia que hay «una persecución contra el sector», ya muy castigado: «Las medidas siempre van a los mismos. Ya está bien. Hay más posibilidades de contagio en una tienda o en un transporte público». El agravio comparativo le parece «una auténtica vergüenza. El otro día iba el autobús de Sangonera hasta arriba, pero luego el problema somos nosotros».
Juan Carrasco, un jubilado que es cliente habitual de los bares de la zona, apura su cerveza mientras comenta con los camareros una noticia que le toca muy cerca, y no porque vaya a tener que prescindir de sus habituales aperitivos en las barras. Tiene seis hijos. Y todos se dedican a la hostelería. En su familia, la medida va a ser «una catástrofe». Desde el inicio de la pandemia no ha dejado de ver cierres. Cada día que sale, ve más persianas bajadas y carteles de 'Se alquila'. «Llevo contados ya trece cierres en los alrededores», asegura.
Publicidad
Salvador Estévez, un camarero de 62 años, con más de 37 a sus espaldas trabajando en la plaza, tiene la mirada perdida mientras escucha las quejas de sus compañeros. «Estamos acabados», acierta a decir. «Esto no se ha visto nunca. Es un desastre. Ni las crisis económicas ni nada. No tiene comparación con nada que haya pasado antes».
También está completamente descolocado el dueño del bar Fénix, Daniel Navarro. Tras treinta años detrás de la barra del local que perteneció a su padre, la pandemia le ha llevado a una situación desesperada. «Estoy igual que los camareros. No sé nada. Nunca me he planteado hacer pedidos a domicilio. ¿Un aperitivo? No sé. Tendré que pensarlo», dice resignado. Lo que sí sabe es que el futuro pinta negro. «Nos vamos a tomar por culo. Ponlo así. A tomar por culo. Porque yo voy al día. Pedí un préstamo para salir del golpe del anterior y ahora veremos qué hago. Es muy difícil tener ánimo en esta situación».
Publicidad
Laila, Odet y Cristian, camareros en el Mesón de Murcia ya ven venir los recortes. «La mitad de nosotros va a sobrar. Somos siete personas y, para envíos, no va a hacer falta tanta gente», aseguran. «El jefe aún no nos ha dicho nada, pero no tardará», adelantan.
Otro de los clásicos de la plaza, Paco, camarero de El Secreto, con 48 años en la hostelería, dice vivir «una guerra sin armas». «Mi padre, que tiene 93 años, pasó hambre, pero dice que nunca ha visto algo así».
Publicidad
«Llegaremos a final de año con el 30% de los bares cerrados»
Para el presidente de la Asociación de Cafés, Bares y Afines de la Región de Murcia, José María Rubiales, la decisión del Ejecutivo regional «no tiene ninguna justificación ni ningún argumento más que la búsqueda de protagonismo».
«Ya vamos por el 10% de locales cerrados y vamos a llegar a fin de año con más del 30% seguro», vaticina. «Y eso no le duele a nadie. Luego nos damos golpes en el pecho con el turismo y la gastronomía. Mucho Murcia capital gastronómica. La capital de la ruina gastronómica del año 2020 y 2021, eso es lo que somos».
Noticia Patrocinada
Rubiales apunta al consejero de Salud Manuel Villegas como principal responsable, «que no ha querido nunca que volviéramos a abrir». Y cree que se trata de una medida cosmética del Gobierno: «Le viene muy bien para ser noticia nacional, pero no sirve para nada».
El presidente de los bares y cafeterías no entiende en qué datos se han basado: «Cuando miras Madrid y Cataluña, ves que en Madrid, cerrando a las doce, bajan los casos, y en Cataluña, con todo cerrado más de quince días, aumentan. El ministro hace una semana dijo que somos el 3,2% de los casos. Esto no tiene ningún sentido, y va a ser la ruina».
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión