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María Dolores Gallardo, en la cabina de su camión en la base de El Mosca, en Molina, antes de salir de viaje el pasado miércoles. J. C. CAVAL / AGM
Los camiones se tiñen de violeta

Los camiones se tiñen de violeta

Las compañías murcianas de transporte, líderes en logística internacional por carretera en España, cuentan cada vez más con conductoras que abren camino a otras mujeres

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Domingo, 26 de agosto 2018, 07:53

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«¿Camionera? ¡Tú estás loca!». Reacciones como esta han tenido que escuchar en primera persona, y lanzadas en muchos casos por sus más allegados, la mayoría de las mujeres que decidieron dar un paso al frente para abrirse camino laboral en un sector profesional como el del transporte de mercancías por carretera. Y aunque aún son pocas, lo cierto es que las empresas les abren las puertas de par en par en su lucha por ganarse la vida con esta profesión, y en la mayoría de los casos por ver cumplido sus sueños. Así que los tráileres se tiñen también ya de violeta.

Gigantes de la logística murcianos, que además son líderes en España en transporte internacional como El Mosca, Caliche, Disfrimur y Fuentes, entre otros, han tenido o tienen en estos momentos subidas en los vehículos de sus flotas a varias mujeres que se han convertido en pioneras en una actividad asociada tradicionalmente al hombre.

Es el caso de María Dolores Gallardo, 56 años, que disfruta de su pasión al volante cada jornada desde hace 19 años, cuando decidió cerrar la peluquería que tenía en su tierra sevillana para lanzarse a la carretera, tal como hacía quien entonces era su marido. «Me encanta lo que hago, disfruto mucho», recalca con firmeza. Una vida en la carretera que la lleva de aquí para allá desde la base de su empresa, El Mosca, en Molina de Segura. «Ahora me muevo en España, pero antes he tenido que ir a muchos países, Alemania, Francia, Inglaterra, y he tenido que estar hasta un mes fuera de mi casa, alejada de la familia, algo que claro que es duro, pero como me gusta el camión, y cuanto más grande mejor, aparte de ser mi trabajo, lo disfruto y no me aburro», reconoce satisfecha.

«Disfruto viajando por Europa con mi marido», reconoce la torreña Ángeles Martínez. María Dolores Gallardo, con tres nietos, dice que «al empezar me veían como un bicho raro»

«Experiencia placentera»

La experiencia laboral placentera es, precisamente, un argumento coincidente en la casi totalidad de compañeras que operan en el sector del transporte. Así lo refrenda Ángeles Martínez, 51 años, natural de Las Torres de Cotillas, quien lleva desde 2005 dedicándose a las rutas internacionales junto a su marido, Paco, con quien «disfruto viajando por casi toda Europa». Y lo hace para el Grupo Caliche, al igual que María Aparecida Moreira, brasileña afincada en España desde hace 17 años, quien desde las instalaciones de esta empresa, en San Javier, también se desplaza con el camión por casi todo el continente, junto a su esposo, Luis.

Aunque la Federación Regional de Organizaciones Empresariales de Transporte de Murcia (Froet) no tiene dados concretos de cuántas mujeres trabajan en el sector en la comunidad, distintos estudios realizados a nivel nacional y europeo cifran en menos de un 2% la presencia femenina sobre el total del personal.

No obstante, para María Dolores, madre de dos hijos, mayores, y abuela de tres nietos, «la situación ha ido cambiando con el paso del tiempo», y recuerda que «cuando empecé veía pocas mujeres, y solo de otros países europeos». De hecho, «muchas veces me veían como un bicho raro, pero gracias a Dios se ha evolucionado bastante y son muchos los que poco a poco te van conociendo y te tratan como a un compañero más», admite. Así que en líneas generales «me he sentido respetada», añade.

Ángeles, que atiende a 'La Verdad' por teléfono desde la ciudad germana de Kehl, a orillas del río Rhin, puntualiza al respecto que «me he encontrado de todo, desde aquellos que te miran con algo de desprecio, a otros que se sienten orgullosos de ver a mujeres en esta profesión». En ese sentido, «recuerdo cuando decidí sacarme el carné para llevar el camión, aunque no tenía antecedentes familiares, mi padre fue el primero que me advirtió de lo duro que era y me lo pintó todo muy negro, aunque también se ha sentido muy orgulloso de lo que he conseguido».

En el seno de sus empresas, las mujeres se han ido igualando a los hombres en servicios de administración, gestión de tráfico y comerciales. Es el caso de Caliche, donde vienen a representar ya el 50%. También en los cargos de dirección se ha dado un gran salto. Y un ejemplo de ello está es Disfrimur, donde aparece como consejera delegada Isabel Sánchez Serrano.

Un nicho laboral con futuro

El director de recursos humanos de El Mosca, Antonio Luna, insiste en que «valoramos de forma muy positiva el trabajo de nuestras conductoras y, en general, de todas las mujeres que forman parte de nuestro grupo. Uno de los valores de la empresa es la igualdad de oportunidades, por este motivo apostamos por incrementar la presencia femenina». En su opinión, «las mujeres pueden encontrar en este sector un nicho de mercado, ahora falta que las empresas del transporte den oportunidades a este tipo de perfil, creo que se sorprenderían de la eficacia y la eficiencia con la que desarrollan el puesto».

Un buen hacer que parte del impulso vocacional que las ha llevado a convertirse en transportistas. Así lo entiende María Aparecida, que en el país carioca se ganaba la vida como modista. «Al venir a España fue cuando pude ver cumplido mi deseo desde siempre, porque en mi caso si vengo de una familia con antecedentes, un hermano, mis tíos», señala. «Así que cuando conocí a mi marido no lo dudé, y soy muy feliz», concluye.

Para el responsable de personal de El Mosca, «esta ha sido una profesión desconocida para las mujeres, aunque, afortunadamente, esta tendencia está cambiando».

Uno de los principales obstáculos para la presencia femenina es compaginar la vida profesional con la personal. «Dejas todo organizado, y los hijos son ya mayores, pero se hace duro, y más aún cuando fallecen familiares y te pilla lejos como me ha pasado a mí», señala María Dolores. «Luego te pierdes muchos acontecimientos», suspira Ángeles. Aunque, claro, todo no puede ser felicidad.

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