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Nuria, en el centro, sirviendo unos refrescos a unos clientes, en el chiringuito La Reya, en la playa de Bahía de Puerto de Mazarrón. Pablo Sánchez / AGM
«Si uno busca bien, al final acaba encontrando trabajo en cualquier establecimiento hostelero»

«Si uno busca bien, al final acaba encontrando trabajo en cualquier establecimiento hostelero»

Nuria Zamora, camarera del chiringuito La Reya de Bahía, en Mazarrón, relata que «el sector no está tan mal como todo el mundo piensa»

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Miércoles, 22 de agosto 2018, 01:01

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Tiene 18 años, pero la suficiente experiencia como para servir cañas sin parar cada mediodía en el chiringuito La Reya, en la playa de Bahía de Puerto de Mazarrón. Nuria Zamora, camarera de este conocido establecimiento, trabaja para poder pagarse el alquiler del piso de estudiantes y la matrícula de la universidad.

«Me siento muy feliz en este trabajo. Es la primera vez que curro en este chiringuito y todo el mundo me trata genial. Somos como una gran familia», relata la joven empleada. «El sector no está tan mal como la gente piensa. Si uno busca bien, al final acaba encontrando trabajo, sobre todo en los meses de verano», asegura la joven, que tiene un contrato firmado hasta el 31 de agosto.

«Estoy ocho horas al día, y lo llevo bastante bien. Aquí uno se lo pasa bien», cuenta la estudiante, que acaba de terminar segundo de Bachillerato. «Voy a cursar Criminología porque siempre ha sido mi ilusión. Aquí cobro mil euros al mes y con ese dinero voy a pagarme la universidad y el piso de estudiantes», explica entre platos repletos de marineras y las deliciosas tapas que ofrece este establecimiento. Y se siente «cómoda y feliz» porque «el verano siempre es una buena época para poder trabajar y realizarse».

«Estoy aquí ocho horas al día y con lo que saque voy a pagarme la universidad», afirma. «Hemos ampliado la plantilla con dos personas más», dice la propietaria del local.

La joven está rodeada de compañeras a las que adora y que ya se han convertido en sus amigas, como la gerente del establecimiento, Juana García Ballesta, quien se muestra encantada con el trabajo de su plantilla. «Se dejan la piel para que los clientes estén atendidos, y siempre lo hacen con una sonrisa», explica la propietaria del chiringuito. Este año se vio obligada a contratar a dos personas más, después de sacar conclusiones tras el gran volumen de trabajo de julio y agosto del pasado año.

«Faltaban manos»

«Somos siete personas en el chiringuito; antes éramos cinco. El problema es que este año está viniendo mucha menos gente. El Mar Menor está bastante mejor y los turistas que recuperamos en 2017 se vuelven a ir a esas playas», asegura García con preocupación. Para ella, lo peor es que «teníamos una previsión bastante buena para los meses de julio y agosto, y por eso decidimos ampliar la plantilla. Pero ahora nos hemos encontrado esta situación, que es difícil. Esperamos que la cosa se anime en esta recta final de verano».

«Nuestras trabajadoras cobran mil euros e intentamos dar empleo a jóvenes que lo necesitan. Nosotros abrimos por primera vez el año pasado. Este es nuestro segundo verano e intentamos aportar nuestro granito de arena para generar empleo en esta zona de costa», afirma García, quien se esfuerza al límite cada día para que a sus clientes no les falte de nada.

El chiringuito no cerrará sus puertas hasta el mes de octubre. «Aquí estaremos abiertos para seguir atendiendo al público. Eso sí, en esas últimas semanas solo contaremos con tres trabajadoras, porque septiembre y octubre son meses en los que se nota una bajada considerable en el número de turistas», explica la empresaria, mientras sigue atenta al trabajo que realizan sus camareras, que sirven cañas sin parar a los bañistas de la playa de Bahía.

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