Ana Martínez Vidal y Diego Conesa. J. M. Rodríguez/ AGM

El broche final para un empacho de corrupción

ANÁLISIS ·

Los tres diputados libres de Vox acabaron con el suspense de la moción de censura, cuyo debate puso al descubierto una preocupante escalada en el clima de crispación y polarización política en la Región y en España

Jueves, 18 de marzo 2021, 03:04

Además de provocar el tsunami que sacude la política nacional, la Región de Murcia también parece estar en el origen de la recomposición del centroderecha, ... a tenor del argumento que dio Juan José Liarte, portavoz de los diputados libres de Vox, cuando anunció de una manera casi meteórica el 'no' a la moción de censura en la Región. Al término del Pleno, Liarte comentó que les esperaba una larga tarde-noche de contactos y negociaciones con PP y PSOE, y que esta mañana comunicarían el sentido del voto. No obstante, esa incógnita solo duró hora y media. Se acabó el suspense.

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Aunque expulsados del partido de Abascal, estos tres diputados sabían desde el primer momento que sus votantes –cien por cien de Vox– jamás entenderían que se hubieran 'aliado' con Podemos para darle el Gobierno regional al PSOE. Y a la inversa, ¿cómo se entendería que los socialistas pactaran con los disidentes de Vox para sacar adelante su moción? A expensas de conocer con detalle el acuerdo con el PP, el grupo de Liarte ha aprovechado la encrucijada para ganar visibilidad a nivel nacional y para no ser un mero convidado de piedra. Quieren cariño y reclaman su minuto de gloria. Se han apuntado al plan de reunificación del centroderecha de Pablo Casado y Teodoro García, que la semana pasada abrió las puertas del PP a los descontentos. García también está a fondo en las conversaciones con el grupo de Liarte, y ayer dio desde Génova su bendición al acuerdo, la última pieza que quedaba para hacer fracasar definitivamente la moción.

El nuevo escenario, más fragmentado, que se abre en la Asamblea se basa en una recomposición de fuerzas que deja al Gobierno de López Miras dependiente del diputado de Vox (Pascual Salvador) y del grupo de Liarte. Salvo que Ciudadanos pierda a otro diputado, el Ejecutivo autonómico necesitará todo este respaldo para sacar adelante los Presupuestos de la Comunidad y cualquier otra iniciativa, como la reforma de la ley del Presidente, que –burla del destino– fue presentada por sus antiguos socios de Ciudadanos. Esos apoyos tendrán una compensación política, en tanto que el PP deberá incorporar propuestas y medidas de Liarte y de Vox. No parece que estos cuatro votos le vayan a salir gratis total. Habrá concesiones, similares a las que se hicieron el año pasado con el llamado veto parental.

Nunca se ha visto un Pleno con tantas descalificaciones, sobre todo por los excesos verbales de Conesa

Teodoro García niega que López Miras quede a expensas de Vox. «Tenemos capacidad suficiente para que la izquierda no pueda bloquear», dijo en un sentido críptico. Bajo la tormenta de estos días, la estrategia del PSOE consiste en arrojar al PP a los brazos de Vox, achicando espacio en el centro político, aunque habrá que esperar para hacer balance. En la Región de Murcia, López Miras y el portavoz Joaquín Segado recalcaron ayer que no habrá adelanto electoral, como reclama Vox. Los sondeos prevén una mayoría holgada de ambos partidos.

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La Región sigue liderando los cambios políticos en España: el efecto dominó de la moción en otras comunidades autónomas; la campaña para recomponer el centroderecha; las futuras alianzas de PP con Vox, en tanto que se debilita su socio preferente; y la ruptura del partido Cs, que aquí tiene tintes dramáticos.

Un bumerán para Conesa

Agarrados a un hilo de esperanza –antes de que Liarte se pronunciara–, y para tratar de argumentar su órdago, Diego Conesa y Martínez Vidal apostaron muy fuerte por la carta de la corrupción, en uno de los Plenos más broncos que se conocen en la Región. El grado de crispación, las descalificaciones y los insultos fueron difíciles de igualar, sobre todo por parte de los impulsores de la moción. Diego Conesa leyó la lista de casos en los que se vieron implicados anteriores dirigentes del PP en los últimos años –con desigual recorrido judicial–, pero eso hizo que el líder socialista pusiera el foco de la corrupción sobre sí mismo al estar investigado por presunta prevaricación. Un bumerán. Un fallo de principiante que se le volvió en su contra. Los excesos verbales de Conesa hacia el PP y los tres díscolos de Ciudadanos no le hicieron un favor para justificar la moción, que veía perdida. La iniciativa que pretendía poner fin a 26 años de gobiernos del PP y favorecer la alternancia en el gobierno –un mecanismo democrático, aunque se haya presentado en el peor momento debido a la pandemia– precisa unos argumentos más sólidos, y basados en una reclamación social amplia e imperativa.

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Conesa y Martínez Vidal ignoraron asimismo la componente nacional de esta operación dirigida por las cúpulas del PSOE y de Ciudadanos. Un factor clave, que puede dejar tocado al secretario socialista si la moción fracasa definitivamente esta mañana. Un mal trago que tendrá que pasar junto a Martínez Vidal, quien también centró su intervención acusando de corruptos a los populares, sin percatarse de que se censuraba a sí misma: hasta hace dos semanas fue la portavoz de la Comunidad, y como tal ha defendido durante año y medio los acuerdos del Consejo de Gobierno. Asimismo, el 23 de febrero Ciudadanos presentó la reforma de la ley del Presidente para favorecer a su socio López Miras, de quien ahora reniega.

Vidal presentó un programa de gobierno apostando por la regeneración, la transparencia y las auditorías, aunque en su mayor parte es más de lo mismo. Criticó las inversiones del Estado, precisamente cuando más está gastando en la Región el Gobierno de Pedro Sánchez, junto a la atención que dedica al Mar Menor. Hoy se abre otra etapa, y esperemos que no sea con más crispación y polarización política.

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