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Roberto Fernández. EFE
Roberto Fernández: «Las becas son un derecho social, no una ayuda por capacidad intelectual»

Roberto Fernández: «Las becas son un derecho social, no una ayuda por capacidad intelectual»

«La instrumentalización de la historia no es patrimonio del independentismo; todas las fuerzas políticas han tenido tendencia a manipularla»

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Viernes, 27 de octubre 2017, 04:14

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Premio Nacional de Historia, el recién elegido presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) está considerado como uno de los rectores más 'constitucionalistas' de los doce campus catalanes, aunque él insiste en que el objetivo de su mandato se enfocará en defender la universidad como pilar de la cohesión social. Hoy participa en Cartagena (Salón de Tronos de Capitanía, a las 11 horas) en el encuentro 'La ciudad ilustrada: reformismo y transformación urbana'.

-Para entender el presente y proyectar el futuro es preciso conocer cómo hemos creado nuestras sociedades, cita usted. Quizá es un buen día para recordarlo.

-Es fundamental que los historiadores convenzamos a los ciudadanos de que a la hora de pensar sobre su presente y futuro siempre tengan en cuenta el análisis de su pasado. No porque los muertos deban condicionar la vida de los vivos, sino porque todo tiene un origen y un proceso que es importante conocer para comprender la realidad en su justa medida.

«Les dije a mis compañeros: 'no me votéis porque soy catalán, pero no me dejéis de votar porque soy catalán'»

-Precisamente en el año del desafío independentista, el Ministerio de Educación le ha concedido el Premio Nacional de Historia por su libro 'Cataluña y el absolutismo borbónico' por «su aplicación rigurosa de la metodología crítica y profesional frente a la instrumentalización pública y política de los hechos históricos». ¿Se basa el relato independentista en una instrumentalización de esos hechos históricos?

-La instrumentalización de la historia no es patrimonio del independentismo. Todas las fuerzas políticas que han luchado por el poder del Estado han tenido una tendencia clarísima y notoria a manipular el discurso histórico para manipular y reafirmar sus proyectos de presente. Eso ha pasado en Cataluña, pero ha pasado en España, en Suecia, Francia... Estamos ante un mal universal que lleva a quienes quieren conquistar el poder a utilizar ilegítimamente la historia para manipularla y beneficiar sus intereses ideológicos.

-También en las escuelas y en los campus universitarios.

-Eso es verdad, y es igual de verdad para mucha parte del conocimiento que ha habido de la historia de España. El problema es la tentación de los políticos de poner la mano encima de la historia con intereses no siempre legítimos.

-Su elección como presidente de la CRUE se ha interpretado como un puente tendido en la difícil situación que atraviesa Cataluña. ¿Le pesa esa carga simbólica?

-No lo siento así. Por eso le dije a mis compañeros antes de que me votaran: 'No me votéis porque soy catalán, pero no me dejéis de votar porque soy catalán'. La carga simbólica puede tenerla para quienes están fuera de la CRUE y no conocen la mecánica interna. Mi candidatura hace ya mucho tiempo que un grupo de rectores comenzó a cuajarla, y ha coincidido una cosa con la otra, pero nunca estuvo pensada porque yo fuese catalán.

-En cualquier caso está considerado como uno de los rectores más 'constitucionalistas' de los 12 campus catalanes, donde en las últimas semanas ha habido pronunciamientos de respaldo al 'procés', movilizaciones y cargas policiales.

-Soy un rector constitucional, por supuesto. Creo que en la bondad de nuestra Constitución, creo en la bondad del Estatuto, creo que es perfectamente posible que se reforme, probablemente conveniente. Me siento un rector afecto a la Constitución Española y al Estatuto de Autonomía, nunca lo he ocultado, y creo que hay más rectores en Cataluña como yo.

-¿Han sido tensas para usted las últimas semanas?

-Sí, pero también para los compañeros que mantienen otras posturas. El clima está tensionado, y debemos de tratar de mantener a la Universidad lo más alejada posible de las tensiones políticas. Lo que debemos hacer es hacer bien nuestro papel, que se llama universidad, universidad y universidad, por los ciudadanos que nos confían a sus hijos y los estudiantes que nos confían su proyecto profesional y vital.

-¿Cómo valora el modelo de Estado de las Autonomías?

-Estoy convencido de que ha habido una dialéctica muy fructífera entre las 'españas' y España; las 'españas' han ido fabricando España y se ha convertido en una nación estado. Estamos ante un Estado que es de los más descentralizados del mundo, que en estos momentos quizá necesita, porque es una entidad viva, algunos retoques, pero me parece que ha sido un acierto constitucional.

-El precio de las tasas de grado puede ser hasta tres veces superior dependiendo de la comunidad. ¿Cómo resolverá la disparidad?

-Sí, así es. Tenemos unas tasas de matrícula demasiado altas comparadas con Europa, y dentro de España hay destacadas diferencias. Respeto que cada autonomía tiene sus atribuciones, pero creo que deberían ser notabilísimamente rebajadas para que nadie de quede fuera de la Universidad por una cuestión económica.

-Miles de estudiantes tienen que devolver el importe de sus becas porque no llegan a superar el mínimo de créditos. ¿Le parece que es un sistema justo?

-Las becas no deben ser solo una ayuda que se dé por capacidad intelectual, son un derecho social. Tienen que facilitarse mucho más los requisitos. Lucharemos porque el Ministerio reconsidere esta cuestión.

-El alumno rico puede suspender, pero el pobre es expulsado...

-Efectivamente. Haré todo lo posible por un tema que me parece fundamental, que es el de la equidad social. No solo tenemos que promocionar la docencia y el conocimiento, sino que a través de ella tenemos que buscar la máxima equidad, que es la que permite la cohesión social en las sociedades modernas.

-El precio de los másteres se mantiene desbocado, pero con los grados de tres años son necesarios para completar la formación ¿Reclamarán una rebaja?

-Los másteres deben tener un precio parecido al de los grados para que todo el mundo pueda acceder a ese proceso de especialización, es absolutamente perentorio. Los precios no pueden ser un obstáculo.

-El diseño definitivo de las pruebas de acceso a la Universidad sigue pendiente. ¿Le parece adecuado el actual?

-Es fundamental que se mantenga el distrito único universitario español, y a partir de ahí es evidente que cuanta más uniformidad tengan las pruebas en todo el Estado mejor.

-Las universidades españolas no quedan bien posicionadas en los 'rankings'. Usted en cambio sostiene que la universidad española es la mejor que hemos conocido.

-Le puedo asegurar que jamás España ha tenido un sistema universitario de la calidad que tiene ahora. Tenemos que decidir si queremos ser las universidades que aparecen en el 'ranking' porque pueden comprar premios 'nobel', o queremos que el acceso de los estudiantes sea en equidad social. En España nadie queda fuera de la universidad por una cuestión de clase. Vaya a Cambridge o Harvard y verá como cada vez más son universidades de élite.

-¿Están bien financiadas?

-Hemos perdido casi el 20% de financiación desde 2011. Ya estábamos peor financiadas que la media europea, pues ahora imagine. El milagro es que la calidad que se ofrece es la misma. Es posible porque las familias han incrementado su esfuerzo por el incremento de las tasas y los profesores e investigadores han hecho un sobresfuerzo.

-¿Ha llegado la hora de revertir esa situación de mínimos?

-Si el ministro Montoro tiene razón y estamos en recuperación, le diría que se acuerde del esfuerzo enorme que han hecho las universidades. Ha llegado la hora de que el Gobierno se acuerde de la universidad.

-¿Comparte la idea de que hemos asistido a la creación de una burbuja universitaria?

-Una de mis misiones será luchar contra los tópicos. Todos los estudios españoles y europeos coinciden: no tenemos exceso de universidades, ni de grados, docentes y másteres. Estamos por debajo de la OCDE.

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