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Ejemplar de avispilla sobre una almendra en el árbol. CARM
La avispilla que amenaza al almendro

La avispilla que amenaza al almendro

Un insecto de origen asiático que ya ha llegado a la Región lleva camino de acabar con las enormes expectativas de crecimiento del sector

G. S. FORTE

Martes, 28 de agosto 2018, 03:10

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No todas las almendras caen del árbol en la comarca del Altiplano cuando las máquinas cosechadoras sacuden los troncos estos días de recolección. Las que quedan pegadas a las ramas confirman el mayor temor para los productores: están infestadas por la larva de la avispilla. El aleteo de este insecto invasor, llegado desde Asia, amenaza unas expectativas para los próximos años que se antojaban inmejorables. Según los cálculos de Pascual López, secretario de Almendrave, la organización empresarial que agrupa a los exportadores de almendra en España, se esperaba doblar la producción «en pocos años», gracias en buena medida a las nuevas variedades autofértiles capaces de esquivar las temidas heladas e incluso de adaptarse a zonas más áridas, y gracias también a la intensa promoción del producto a nivel internacional, que está extendiendo su consumo a mercados enormes donde hasta hace poco no había llegado, como el de China.

Sin embargo ahora, el cultivo que más superficie ocupa en la comunidad autónoma (más de 70.000 hectáreas) se estremece ante la llegada de la avispilla, una especie a la que el coordinador de Agricultura de la organización agraria Coag, Pedro García, califica como «un peligro muy grave que está a punto de explotar como un cartucho de dinamita». Los agricultores con los que los representantes sectoriales hablan «no se lo creen, piensan que exageramos, pero cuando lo sufren llegan muy alarmados hablando de que les va a suponer la ruina».

EL DATO

  • 90% son las pérdidas en la producción por el insecto cuantificadas en ciertas plantaciones de Jumilla.

La avispilla es un insecto, menor que una avispa común, que pica en el tallito que une el fruto con el árbol para depositar su larva y que pueda alimentarse de la almendra durante su crecimiento. En torno a esa picadura se genera una especie de pegamento que es el que impide que el fruto caiga durante su recolección. «Las que quedan en el árbol indican que están afectadas. Esas hay que quitarlas vareándolas a mano y es muy importante quemarlas y que no quede ninguna en el árbol porque se extiende como la pólvora». Más allá de esta medida de choque para acabar con este invasor cuando ya está atacando al árbol, el único margen para luchar contra él son los alrededor de 25 días en los que el insecto vuela en primavera. «Ese es el momento el que sale la avispilla y hace las puestas, en esos días se debe hacer un tratamiento de contacto, ningún otro sirve, con productos que acaban con ella». El problema en este punto, añade García, es que la gran mayoría de la almendra del Altiplano se cultiva bajo el régimen de producción ecológica, «por lo que pedimos excepciones que nos permitan utilizar estos productos».

«Es un peligro muy grave que está a punto de explotar como un cartucho de dinamita»

Pedro García

Las almendras también se producen masivamente en el Noroeste, pero es en el Altiplano donde ya se ha detectado. «El año pasado la detectamos en algunos puntos de Jumilla próximos a la frontera con Castilla La-Mancha en los que se perdió en torno al 5% de la producción. En esas mismas zonas las pérdidas ya se cuantifican este año en alrededor de un 90%», como ha confirmado el Servicio de Sanidad Vegetal de la Consejería de Agricultura, «y también hemos detectado su entrada a zonas de Yecla».

Coordinar esfuerzos

La estrategia pasa ahora por coordinar esfuerzos entre administraciones públicas y agricultores para acabar con «una amenaza que según los expertos es peor que la propia 'Xylella fastidiosa' de la que tanto se habla», advierte Pedro García: «Es capaz de llevar al traste en dos años a una plantación entera». De momento, la Consejería de Agricultura ya ha puesto en marcha un equipo de expertos que trabaja en trazar una estrategia. Para este mismo martes se ha programado una reunión en Jumilla con productores «para que conozcan el enemigo al que nos enfrentamos». García insiste: «Si no lo hacemos todos a la vez, no sirve». El coordinador de Agricultura de COAG aboga por la adopción de una orden que obligue a todo el sector a tomar medidas severas para tratar los árboles en primavera y para impedir la propagación de la larva, que en gran parte tiene lugar a través de la maquinaria agrícola empleada en la recolección y de los almacenes o cooperativas de recepción de las almendras. «Valencia y Aragón ya han tomado cartas en el asunto con medidas extraordinarias que obliga a todos los productores a hacer el tratamiento, pero en cambio en Castilla-La Mancha hemos visto una cierta dejadez».

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