Borrar
Un paciente de la UCI escucha a Rafael Pascual y Natalia Roda interpretar una canción, este jueves en La Arrixaca. Enrique Martínez Bueso

Un arcoíris sobre La Arrixaca

Una veintena de voluntarios llenan de música el hospital de día Oncológico y la UCI. El proyecto, nacido hace tres años, acaba de ampliarse gracias a un convenio entre la UMU, el SMS y la ONG Solidarios

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Lunes, 15 de abril 2019, 07:48

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Desde que hace cuatro meses y medio ingresó en la UCI de La Arrixaca, fruto de un trasplante de corazón que terminó complicándose, Fermín, de 48 años, no ha vuelto a escuchar el sonido del mar, tan cotidiano en las calles de Águilas, su pueblo. Le acompaña, eso sí, la voz de su hermano Jerónimo, que no se despega de su lado. También las voces cálidas, acogedoras, de médicos, enfermeros y auxiliares. Pero el resto es solo una sucesión de silencios y ruidos metálicos, sin vida, de monitores que pitan o de máquinas que se arrastran por el suelo. Cada jueves, sin embargo, pasadas las cinco de la tarde, irrumpe en este sopor de tiempo detenido una guitarra que rasga el aire. Hasta la cama de Fermín llega una sucesión de vibraciones que transforman, como si fuese magia, este rincón de la UCI.

La guitarrista Natalia Roda ha hecho sonar estos primeros acordes. Prepara el terreno a Rafael Pascual, sevillano, cantante y estudiante de Logopedia, que se arranca con una canción de Melendi. Es Jerónimo el que les pidió, el primer día que vinieron por aquí, que tocasen temas de Melendi. «A mi hermano le gusta, le anima». A veces, Fermín está despierto y responde con una sonrisa; incluso con algunas palmas. Hoy, sin embargo, el agotamiento y la medicación lo mantienen en duermevela. Pero Jerónimo está convencido de que la música hace su efecto, de que remueve a su hermano y le ayuda a mantener la esperanza, a seguir luchando.

Natalia y Rafael interpretan una canción, dos a lo sumo. Bajito, para no incomodar al resto de pacientes, con delicadeza. «Al principio estás nervioso, te resulta violento; piensas que puedes molestar. Pero los pacientes lo agradecen mucho, ves cómo les brillan los ojos. Es una experiencia maravillosa», confiesa Rafael Pascual. Como su compañera Natalia Roda, es voluntario de la ONG Solidarios, encargada del Proyecto Música, Emociones y Vida, que nació hace tres años en La Arrixaca.

«Cantar aquí es una experiencia maravillosa», confiesa Rafael Pascual

Tras un convenio entre la Universidad de Murcia, el Servicio Murciano de Salud y Solidarios, el proyecto ha abierto desde finales de marzo una nueva etapa, más ambiciosa. Veintitrés voluntarios se turnan para acudir cada mañana, de lunes a viernes, al hospital de día Oncológico y, cada tarde, a Cuidados Intensivos.

Los voluntarios solo tocan si pacientes y acompañantes lo piden. A veces no es un buen momento, y el enfermo necesita silencio. En otras ocasiones, la mayoría, los músicos son recibidos como un regalo. Muchos familiares necesitan aferrarse a los acordes para recuperar fuerzas, tanto o más que los pacientes. Para Jerónimo, los cinco o diez minutos de Natalia y Rafael junto al 'box' en que permanece su hermano se convierten en un 'chute' de energía positiva que le ayuda a seguir adelante. «Vengo todas las mañanas de Águilas, así desde hace más de cuatro meses. Paso todo el día aquí y, a la vuelta, paro en el Rafael Méndez porque han ingresado a mi padre, que tiene ya 90 años. Llego a casa, ceno y me acuesto». A la mañana siguiente, toca empezar de nuevo.

«La favorita de mi hermano»

La emoción se desborda en la cara de Jerónimo, como también en Lucía, que acoge la llegada de Natalia y Rafael con una cálida sonrisa. Su hermano, de 26 años, lleva 21 días en la UCI. Camino del trabajo, conduciendo en moto, un camión se interpuso en su camino y lo arrolló. Los voluntarios se arrancan con canciones de su repertorio, pero Lucía les pide 'Estoy hecho de pedacitos de ti', de Antonio Orozco. «Es la canción favorita de mi hermano», les explica. Ella también quiere cantarle, así que se abraza a Rafael mientras empieza a entonar: «Fue la luz verde, que sale de tus ojos». En la cama, el chico permanece aún inconsciente. «Pero nos está escuchando», sentencia su madre, a pie de cama. Ella lo acaricia con las manos. Lucía, con su voz.

MARTÍNEZ BUESO
Imagen principal - Un arcoíris sobre La Arrixaca
Imagen secundaria 1 - Un arcoíris sobre La Arrixaca
Imagen secundaria 2 - Un arcoíris sobre La Arrixaca

Cada día, los músicos voluntarios que acuden a la UCI son distintos, pero les acompaña, casi siempre, la misma persona. Dolores López, profesora de Filosofía jubilada, psicooncóloga y superviviente de cáncer, es la fundadora del Proyecto Música, Emociones y Vida. Después de que le detectasen un tumor de mama, en 2010, pasó muchas mañanas en el hospital de día sometiéndose a sesiones de Quimioterapia. Allí empezó a concienciarse de la necesidad de hacer del hospital un lugar menos inhóspito. Se hizo voluntaria de las Aulas Hospitalarias y empezó a dar clase a niños y adolescentes ingresados. Cuando, varios años después, volvió al hospital de día para acompañar a una amiga «del alma» a la que también diagnosticaron un cáncer, cayó en la cuenta «del silencio, la incertidumbre, la tristeza y el miedo» que habitaban esas paredes. Así nació el proyecto, al principio con voluntarios del Conservatorio. «Solo la música puede llenar el silencio y llegar al alma, porque las palabras no sirven», resume Dolores.

Victoria Acosta, violinista y estudiante de Lengua y Literatura Española, y Francisco Lorca, también violinista y asistente social, acuden por las mañanas a tocar al hospital de día. Nada más entrar en las salas donde los pacientes reciben la 'quimio', las caras se iluminan. El espacio pequeño, gris, feo y desangelado parece agrandarse y llenarse de luz cuando entre los goteros se abren paso las primeras notas de 'Over the rainbow'. Recostada en su camilla, una paciente tararea. En algún lugar, por encima del arcoíris, siempre habrá música, vida y esperanza.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios