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Un grupo de españoles, entre ellos dos murcianos, en un aeropuerto de Honduras antes de regresar a España.
De la angustia a la esperanza

De la angustia a la esperanza

La pandemia mantiene atrapados a murcianos en Australia, Ucrania, Perú y Argentina, y se han iniciado las repatriaciones desde Honduras y Bolivia

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Domingo, 29 de marzo 2020, 03:06

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De la idílica, y hasta exótica a veces, imagen televisiva de murcianos por el mundo, se ha pasado en las dos últimas semanas a testimonios de compatriotas cargados de angustia e incertidumbre y reclamando ayuda de las autoridades, ya sean regionales o nacionales, para poder volver a casa. La pandemia del coronavirus ha cerrado fronteras terrestres y aéreas y son muchos los que anhelan plaza en un avión después de vivir un auténtico calvario de gestiones sin respuesta, desplazamientos kilométricos y noches sin dormir.

Alguno, además, está solo y aislado. Es el caso del joven Gonzalo Vivancos, de 23 años, a quien el estado de alarma en Perú le ha sorprendido en Arequipa, a más de 1.000 kilómetros de Lima. Su madre, Maite Mazo, explica que salió de Madrid el 9 de marzo antes de que se decretara el estado de alarma. Tras finalizar las prácticas de sus estudios de Business Administration en la Universidad Carlos III, inició un viaje planificado al detalle, pero a la mitad quedó confinado en la habitación de un hotel.

El 15 de marzo intentó coger, sin éxito, un autobús para Cuzco. Volvió a la casa donde tenía alquilada una habitación y comenzó a hacer gestiones con la embajada sin conseguir que le cogieran el teléfono. A la vez, sus padres desde España realizaron llamadas y enviaron correos hasta contactar con el Ministerio del Justicia gracias a la mediación de un amigo de la familia.

Gonzalo Vivancos permanece confinado en un hotel de Arequipa, del que no puede salir sin arriesgarse a ser arrestado

«Le dijeron que se dirigiera al cuartel de Salaverry, donde iban a inscribir a todos los que se hallaban en una situación parecida. Pero por la calle lo pararon unos militares, y tras llevarlo a un centro de salud para una revisión médica, lo trasladaron al hotel Monarca, en donde está confinado en una habitación», detalla su madre.

En la puerta le dejan el desayuno, la comida y la cena. Desde el 16 de marzo no ha podido establecer contacto con la embajada ni con el consulado. Y no puede salir a la calle porque se arriesga a ser detenido por los militares. Con otros españoles ha abierto un grupo de WhatsApp para dar visibilidad a su situación. Quiere, por lo menos, que le permitan viajar a Lima porque si hay algún vuelo para salir del país será desde la capital de Perú.

La situación generada por el Covid-19 mantiene retenidos en Córdoba (Argentina) a María Iniesta, Luis Carrasco, Clara Martínez, Ángela García y Alberto Pérez, cinco estudiantes de Medicina de la UMU que están en el país suramericano con una beca similar al programa Erasmus.

Javier Iniesta, padre de una de las jóvenes, indica que les compraron billetes para un vuelo de Iberia para que volvieran haciendo escala en Santiago de Chile, pero al llegar al aeropuerto se encontraron con que les habían cancelado el vuelo sin previo aviso y la Policía les amenazó con detenerles porque estaban incumpliendo la cuarentena.

Más suerte han tenido Maite Vieites y Juan Carlos Pérez, pareja murciana a los que la pandemia cogió en la isla hondureña de Roatán. El viernes salieron desde el aeropuerto de San Pedro Sula, al norte de Honduras, después de un largo viaje en barco y autobús. El Gobierno español mandó una avión para repatriar a los españoles en Guatemala, El Salvador y Honduras y han podido regresar en él.

El enfermero Javier Soria ha logrado plaza para volar hasta París desde la ciudad boliviana de Santa Cruz

Otro murciano, el enfermero Javier Soria, de 26 años y su novia, Reyes, que se hallaban en Santa Cruz (Bolivia) están ya más cerca de su casa. Anoche estaba previsto que salieran en un vuelo organizado por el consulado de Francia. «Ya les habían dicho que si sobraban plazas contarían con los pocos españoles que había allí. Lo que no sabemos es cómo llegarán desde París a España, pero por lo menos lo tendré más cerca», cuenta Mavi Ruiz, la madre de Javier .

«Billetes prohibitivos»

La crisis sanitaria mundial mantiene atrapados en Australia a unos doscientos españoles, entre los que se encuentra la murciana Pilar Lorente, de Balsapintada. «Estamos intentando volver a España, pero es imposible porque están cancelando todos los vuelos a medida que se van cerrando las fronteras del resto de países», afirma esta joven de 24 años, que ya se ha gastado más de 1.600 euros en vuelos que al final no han salido. Asegura que está «desesperada» porque la única posibilidad es volar a Madrid con Qatar Airways, pero los precios son «prohibitivos». Dice que solo quedan asientos en 'business' y primera clase, que cuestan entre 5.500 y 13.700 euros.

Otra pareja murciana, Mari Luz y Sergio, está retenida en Kiev (Ucrania) adonde viajaron a recoger al bebé que tuvieron por gestación subrogada. La Administración está paralizada y no han podio obtener el certificado de nacimiento y la ciudadanía necesarios para volver a España.

Llamada de auxilio de una aguileña de 'erasmus' en Bolonia

Marchó hacia Bolonia (Italia) con toda la ilusión del mundo a principios de septiembre, sin saber que ese viaje con una beca erasmus iba a convertirse en una pesadilla. La aguileña Ángela Pérez Albarracín, una estudiante de Magisterio de 20 años, no puede volver a su tierra por más que lo intenta. Cuando estalló el coronavirus en Italia, ella y sus dos compañeros de piso –dos almerienses– hicieron el confinamiento mientras esperaban la repatriación. «Estamos atrapados. Lo único que queremos es volver a nuestra casa, pero ni el consulado ni el Gobierno nos ofrecen soluciones». Su madre indica que «es un disparate que salga un ferri en Roma con destino a Barcelona y que sea imposible para los españoles llegar hasta allí».

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