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Lunes, 7 de enero 2019, 07:53
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Dos millones de euros en ganancias con apuestas fraudulentas merced a casi un centenar de partidos de tenis amañados. Estas son los dos grandes cifras que resumen la investigación del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional contra una supuesta trama criminal que, desde hace al menos una década, vendría dedicándose a estafar a las grandes compañías de apuestas por internet con la ventaja de conocer de antemano los resultados de algunos lances de los partidos. Aunque en el centro de este asunto se encuentra el tenista catalán Marc Fornell -como 'La Verdad' ya desveló hace dos meses-, las diligencias judiciales desvelan el papel que jugaban dos tenistas murcianos, P. B. F. y M. V. S., quienes presuntamente estarían utilizando su conocimiento y sus influencias en el mundo de la raqueta para amañar algunos partidos y así poder lucrarse con las apuestas por internet.
Las conclusiones a las que llegan los agentes que han llevado el peso de la investigación, pertenecientes al Equipo de Fraude Económico y Blanqueo de Capitales de la Policía Judicial de la Guardia Civil, se resumen en que «P. B. F. es un tenista de muy poco nivel, como se puede apreciar en su 'ranking', que se dedica principalmente a viajar a los torneos para intentar corromper a otros tenistas». Con la garantía previa de que determinados lances de los partidos se iban a resolver de determinada manera, por ejemplo, en un 'break' o pérdida del servicio, P. B. F. se habría estado enriqueciendo ilícitamente a través de las apuestas por internet.
Más todavía, los especialistas de la Guardia Civil han constatado que este deportista no habría renunciado en muchas ocasiones a apostar sobre los partidos en los que él mismo tomaba parte, para lo cual habría utilizado cuentas y perfiles pertenecientes a terceras personas, en unos casos con su consentimiento y en otros, sin él.
A modo de ejemplo, las diligencias recogen lo ocurrido con un partido de dobles celebrado el 19 de marzo pasado en el torneo ITF Futures F7 de Reus, en el que presuntamente P. B. F. había logrado corromper a uno de los tenistas. Esa jornada, el sospechoso realizó 47 apuestas distintas con cuatro identidades diferentes, que acabaron reportándole unos beneficios de 18.551 euros.
Una parte de esas ganancias las habría repartido más tarde con los deportistas que habían accedido a amañar los resultados.
El operativo era tremendamente sencillo de realizar y sin apenas riesgos para los tenistas corruptos. Así, por ejemplo, antes de cada partido se podía pactar que el segundo saque de cada set se iba a dejar perder por parte de quien tenía el servicio, con lo cual las personas que conocían ese dato podían lanzar sus apuestas sobre seguro.
Para incrementar más aún las ganancias, el tenista murciano contaría con una red de cómplices tejida en torno a su persona, que, a cambio de tener acceso a la información privilegiada, le entregaba más tarde parte de sus ganancias.
Entre las pruebas recabadas por la Guardia Civil se encuentran numerosas transcripciones de conversaciones telefónicas, en las que se escucha a P. B. F. dando instrucciones a sus contactos sobre cómo apostar.
-M. C. F.: A ver... pero pierden el primer set... el primer juego.
-P. B. F.: No, el primer juego de cada set.
-M. C. F.: ...del primer juego, resten o saquen, ¿no?, eso da igual, ¿no?
-P. B. F.: No, no, no, el saque, su saque, ¡cabrón!
Con este tipo de maniobras, el supuesto implicado de Murcia presumía de haber acumulado en sus cuentas hasta 80.000 euros. Algo muy similar a lo que vendría haciendo otro tenista, M. V. S., retirado poco tiempo atrás y amigo del anterior, quien también se habría valido de sus contactos en las pistas para amañar resultados y lucrarse con apuestas ilícitas.
Mientras este último es sospechoso de dos delitos, en concreto, del de corrupción entre particulares y estafa, a P. B. F. se le atribuyen además cargos por usurpación de estado civil, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal.
Las conversaciones interceptadas por la Guardia Civil a P. B. F. ofrecen una idea de las complicaciones que en ocasiones tenía que afrontar, sobre todo cuando llegaba el momento de repartir los beneficios obtenidos con las apuestas fraudulentas. En una llamada recibida el 11 de agosto pasado, otro tenista, F. B. le explica que había aceptado la propuesta de A. C. para amañar su partido y que finalmente este no le había entregado la parte prometida.
-F. B.: Me está crispando bastante este chaval, porque de la parte que tú le has enviado, no me ha dado nada, que lo sepas.
-P. B. F.: ¿No te ha dado nada, en serio?
-F. B.: No me ha dado nada (...). Es que él me está robando, y yo lo quiero hacer todo pacíficamente, porque no quiero liársela a nadie (...). Y encima que yo me esfuerzo por perder un set con un tío que juega menos dos, y lo hago delante de todo su club (...), el gilipollas no me da mi parte. Y le podría decir, como no me des el dinero te la lío (...).
-P. B. F.: Hombre, eso no lo hagas porque al final sale hasta mi nombre...
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