Crimen de El Bojar: «Le pregunté si bajaba para el pueblo y le disparé con la pistola no sé cuántos tiros»
El inductor y el sicario del crimen de El Bojar admiten que asesinaron a un conocido y con esa confesión podrán ver rebajadas las peticiones de 24 años de prisión
Jonathan se acababa de levantar de la silla cuando el magistrado dio por finalizada la primera sesión del juicio por el asesinato de Arturo, tiroteado en el interior de su coche cuando salía de un gimnasio de El Bojar, en Beniaján, en enero de 2018. Él, el principal acusado, acababa de reconocer que le descerrajó seis tiros en la cabeza y el cuerpo. «Estaba esperando a que saliera, vi su coche y le di el alto. Le pregunté si bajaba al pueblo y le disparé con la pistola no sé cuántos tiros. Pido perdón por lo que hice», admitió.
Escoltado por dos agentes de la Policía Nacional, el procesado se paró un instante frente a la puerta de salida. María José, la madre de la víctima, se incorporó de su butaca en la zona del público. Lo siguió con la mirada, con los dos ojos clavados en el presunto asesino de su hijo. «Eres un matón», espetó. «Lo siento», respondió el reo. «Tú nunca has pedido perdón ni te lo crees. Eres un matón», reiteró la mujer, mientras trataba de aproximarse al acusado.
Jonathan salió de la sala voceando una vez más que le perdonara. Y María José se quedó allí, inmóvil, con una mano recogida entre las palmas de su pareja. Dos horas antes, la progenitora había pedido la pena de muerte para ambos como único castigo justo por quitarle la vida a Arturo, casado y con tres hijos. «Mi hijo tiene una niña de cinco años que lleva tres años y medio esperando a que su papá venga, y dice que ya está tardando mucho. ¿Qué le digo yo a mi nieta?», se lamentó María José.
El juicio con jurado popular se inició ayer en la Audiencia Provincial, y los dos acusados de asesinar a su hijo podrían ver reducidas sus condenas tras alcanzar un acuerdo de conformidad entre los dos abogados que asumen las defensas con la fiscal y el letrado de la acusación particular.
«Días antes intenté matarlo, pero algo me lo impidió; no iba suficientemente drogado»
Los dos procesados, Jonathan M.N., de 31 años, como autor material del crimen, y Fernando P.L., de 28 años, como inductor, reconocieron el delito de asesinato y otro de tenencia ilícita de armas. La Fiscalía reclama inicialmente 24 años de cárcel para cada uno de ellos, así como una indemnización de 690.000 euros para la familia del fallecido.
Los procesados han depositado ya la cantidad de 50.000 euros para compensar a la viuda y los tres hijos de la víctima por los perjuicios causados. Esta atenuante de reparación del daño sería la base del concierto alcanzado entre las partes.
En su declaración, el principal acusado, Jonathan, «un toxicómano perdido», tal y como lo calificó su abogado, Miguel Ángel Belda, admitió ante los nueve miembros del jurado popular que alrededor de las 11.25 horas del 23 de enero de 2018, en el carril Márquez de El Bojar de la localidad de Beniaján, efectuó seis disparos contra Arturo H. T. cuando circulaba con su coche, justo después de abandonar el gimnasio en el que entrenaba.
«Quemé la ropa en un bidón»
«Días antes intenté matarlo, pero algo me lo impidió; no iba suficientemente drogado. Pero ese día iba muy puesto y salí a matarlo. Cuando le disparé, salí corriendo en dirección al campo de fútbol, escondí la pistola, quemé la ropa en un bidón y me oculté en mi casa», manifestó. Jonathan señaló que Fernando le encargó asesinar a Arturo «porque decía que había sido el autor de un robo en su casa, en abril de 2017».
Cuatro meses después, en mayo, acudió a un cuartel de la Guardia Civil «voluntariamente» e indicó a los agentes dónde estaba el arma. «Podría no haberlo hecho y aún estarían buscándola», subrayó el asesino confeso. Al concluir su declaración, Jonathan aseguró mostrarse muy arrepentido «no por lo que me pueda pasar a mí, sino por lo que he hecho y por el daño que he causado a la familia». Justo detrás de él, la madre de la víctima se revolvía en el asiento ante tal manifestación.
Un crimen por 3.000 euros
El otro acusado, Fernando P.L. confirmó, ante las preguntas de la fiscal, que fue quien contrató a Jonathan para ejecutar a Arturo. «Le pagué 3.000 euros y cubrí algunas deudas por drogas que había contraído con un camello», señaló. A Arturo lo conocía de verlo en el gimnasio, y «porque me vendía anabolizantes».
Reconoció, asimismo, que planeó su muerte porque se rumoreaba que Arturo había sido quien le robó joyas, relojes y cordones cuando asaltaron su casa de Alquerías, en abril de 2017. Asimismo, afirmó que compró una pistola un mes antes del crimen, «a un muchacho», y que hizo prácticas de tiro con Jonathan a una casa de sus padres, «en un carril de El Bojar».
La madre de la víctima se incorporó de su butaca y clavó su mirada en el presunto asesino de su hijo: «Eres un matón»
El día del asesinato, prosiguió el acusado, avisó al sicario de que la víctima estaba en un gimnasio, al que ambos solían acudir, enviándole un mensaje con tres puntos suspensivos. «Me enteré de su muerte poco después, porque lo comentaron en un grupo de WhatsApp. Quiero reparar el daño causado; no hay día que no me arrepienta», aseguró Fernando.
Pablo Martínez Pérez, abogado de Fernando, adelantó que su cliente iba a reconocer los hechos, «porque lo primero es pedir perdón a la familia de la víctima, y después ver qué circunstancias favorables pueden concurrir», como la reparación económica parcial del daño.
Miguel Ángel Belda, letrado de Jonathan, afirmó que su cliente colaboró al ser arrestado y que «su comportamiento le hace merecedor de una respuesta judicial más benigna».