El acusado de violar a su esposa de forma habitual afronta una petición de 13 años
La víctima habría sufrido la última agresión un mes después de separarse, cuando su exmarido se presentó en su casa para pedirle sexo
La extensa relación conyugal, que se prolongó a lo largo de 36 años, se convirtió en apariencia en una continua tortura, emocional y física, ... para una vecina de Cieza que ahora tendrá la oportunidad de relatar ante un tribunal las vejaciones, malos tratos y hasta violaciones sufridas presuntamente de manos de quien fue su marido. Unos hechos en apariencia de tal gravedad que el acusado de esos tratos degradantes afronta una posible condena de más de trece años de prisión, según la calificación provisional presentada por el Ministerio Fiscal.
Señala en este escrito el representante de la acusación pública que, después de 36 años de relación matrimonial, esta pareja, residente en una localidad de la Vega Media del Segura, se separó a finales de 2017. Para ese momento, supuestamente, la mujer llevaba ya largos años –hasta dieciséis– sufriendo el trato humillante de su compañero, quien se habría venido dirigiendo a ella con expresiones como «no vales para nada, necesitas un psiquiatra, tú no estás bien, ¿has visto la barriga que llevas?, das asco, gorda...», y cuando esta le mostró su voluntad de separarse, con otras del estilo de «¿pero tú dónde vas?, tú no tienes nada, no te voy a firmar nada...».
Siempre atendiendo al relato sostenido por la Fiscalía, durante los últimos cuatro o cinco años de matrimonio, el encausado habría ido mucho más lejos y, «con el ánimo de satisfacer sus deseos libidinosos, obligó a la denunciante, en diversas ocasiones y a pesar de la negativa de la misma, a mantener relaciones sexuales no consentidas, con penetración, venciendo por la fuerza la resistencia» de la mujer.
La Fiscalía asegura que el acusado dirigía a su esposa expresiones como «gorda, das asco, ¿pero has visto qué barriga llevas?...»
Más todavía, en otras ocasiones se habría aprovechado de que la víctima estaba durmiendo profundamente, en apariencia bajo los efectos de la medicación que tomaba para paliar sus problemas psicológicos, para mantener relaciones sexuales, igualmente sin su consentimiento. Si se daba la situación de que la mujer se despertaba y le instaba a detenerse, el varón habría proseguido con el contacto sexual «de forma violenta, mientras le decía: 'cierra los ojos, que termino enseguida'».
Incluso en algunas ocasiones en que la esposa conseguía apartárselo de encima, el hombre habría seguido masturbándose y eyaculando finalmente sobre ella.
Por la espalda
La última ocasión en la que la víctima habría sido objeto de una agresión sexual fue un mes después de haberse separado, cuando su exmarido se presentó en su domicilio «y se acercó a ella por la espalda, agarrando sus pechos con una de sus manos y poniendo la otra sobre su vagina, mientras intentaba mantener relaciones sexuales con la mujer». Después de forcejear y advertirle de que se iba a poner a gritar, el hombre habría depuesto su actitud y se habría marchado.
Como consecuencia de todos estos tratos degradantes, la víctima arrastraría desde hace años un trastorno depresivo, por el que viene recibiendo tratamiento psicológico y psiquiátrico.
Tanto el Ministerio Público como la acusación particular califican estos hechos como delitos de maltrato habitual, vejaciones injustas y agresión sexual continuada, por lo que reclaman penas que se elevan hasta los trece años y medio de prisión, alejamiento y el pago de indemnizaciones para la víctima que oscilan entre los 6.000 y los 8.000 euros. La defensa rechaza todos los cargos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión