Silvia Martínez, con la pequeña Lara, y Alfonso Martínez, en la vivienda familiar de La Aljorra, Cartagena.

«Todas las actividades giran en torno a Lara»

#YOMEQUEDOENCASA ·

Sábado, 21 de marzo 2020, 02:14

Para Alfonso Martínez y Silvia Martínez, el confinamiento obligatorio establecido por el Gobierno central es duro, pero toda una oportunidad para pasar un tiempo en familia y, sobre todo, con su pequeña Lara, de cuatro años. Él, de 38 años, trabaja en la refinería que Repsol tiene en el Valle de Escombreras, y ella, de 39, es autónoma y dueña de una tienda de ropa de bebé. Son de El Plan y de La Aljorra, dos diputaciones de Cartagena. Hace seis años decidieron instalarse en un dúplex de esta segunda población. Estos días, explican, llevan una vida sencilla y tranquila, pendientes de las noticias en la radio, la televisión e internet. Algo que compaginan con tratar de hacerle el encierro lo más llevadero posible a su pequeña.

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«Prácticamente, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, todo gira alrededor de ella. Intentamos que lo pase lo mejor posible y le explicamos, en la medida de sus posibilidades, lo que está ocurriendo», cuenta Alfonso.

Desayuno en el patio

La jornada comienza cuando el reloj despertador de Lara suena a las 8.30 horas. Tras el desayuno, que hacen en el patio los días de sol, ambos intentan incentivar la imaginación de la pequeña. Aunque lo cierto es que la niña no necesita mucha ayuda para entretenerse. Parte de la mañana la dedica a sacar ropa de donde puede para elaborar disfraces y ponérselos.

El momento especial del día es cuando por la tarde elaboran bizcochos, galletas y magdalenas con el toque único de la niña

«Le encanta ese momento. Continuamente se está haciendo fotos con cada disfraz que inventa», cuenta él. La otra parte de la jornada matutina la pasan «pintando, coloreando y dibujando». Es ahí cuando intenta aprovechar uno de ellos para salir a hacer la compra a las tiendas del pueblo. Tratan de llevar los mismos ritmos horarios que cuando trabajan y la niña va al colegio, para que la pequeña Lara no note demasiado estos momentos extraordinarios a que les obliga la crisis sanitaria.

Tras la comida de mediodía llega uno de los momentos con los que más disfrutan los tres: la hora de poner una película, que normalmente es de tinte infantil, y de conseguir que la pequeña duerma un poco la siesta. Es el instante que ellos tienen para relajarse un poco o para «leer las noticias por internet», señala Silvia.

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Juegos de mesa

Ya por la tarde tocan los juegos de mesa, como el parchís y el ajedrez, entre otros muchos, mientras que Lara se entretiene con los puzzles, «que le encantan», indica ella.

Pero si hay un momento especial en toda esta monotonía en la que les ha sumido la crisis del coronavirus es cuando entran los tres a la cocina para hacer bizcochos, galletas y magdalenas. «Es diferente, porque Lara le pone su toque personal a todo lo que hacemos y se lo pasa genial», cuenta.

Entre receta y receta, de vez en cuando salen al patio a hablar con los vecinos, a aplaudir el esfuerzo de los efectivos de emergencias y de seguridad y a escuchar la música que cada vez pone uno. «Es la única forma de relacionarse con el exterior si no contamos el teléfono o internet», subraya Silvia Martínez.

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Ya por la noche, tras la cena, continúan con las actividades para entretener a Lara. Ese momento lo ocupan en ver más películas. Ambos ya están pensando en el próximo 31 de marzo y en cómo celebrarán el cumpleaños de la pequeña. Este año, desde luego, será totalmente diferente.

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