Más de 250.000 murcianos padecen enfermedades crónicas complejas
El Noroeste y Murcia Este registran las mayores tasas de cronicidad, en contraposición con el Mar Menor
Atender a una población cada vez más envejecida y con más enfermedades crónicas es el gran reto de la sanidad pública no ya para el ... futuro, sino para el presente. El Servicio Murciano de Salud (SMS) dispone desde hace casi una década de una potente herramienta informática que permite estratificar a la población en función de la información recogida en las historias clínicas. Los últimos datos, relativos a 2023, reflejan la magnitud del desafío. Más de 250.000 personas (el 16% de las población) padecen enfermedades crónicas de alta o moderada complejidad. 62.262 (el 4%) son enfermos de alta complejidad y, de ellos, más de la mitad superan los 75 años.
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La cronicidad está muy relacionada con el avance de la edad. La Región de Murcia es, pese al paulatino proceso de envejecimiento de su pirámide poblacional, la comunidad más joven de España, de acuerdo a los registros del Instituto Nacional de Estadística (INE). Esto explica que mientras el 4% de los habitantes de la Región son enfermos crónicos de alta complejidad, en Castilla y León se llegue al 4,3%.
Pero pese a ser una comunidad más joven, la Región presenta peores indicadores de salud que muchos otros territorios más envejecidos. En Murcia hay mayor prevalencia de diabetes, obesidad o hipertensión. De ahí que los datos de estratificación recojan cifras de cronicidad muy elevadas. «Tenemos tasas altísimas. Hay nada menos que 415.000 personas con un diagnóstico de cuatro o más enfermedades crónicas. Es algo que tiene mucho que ver con la elevada obesidad, el tabaquismo o el consumo de alcohol, y todo ello relacionado con la realidad socioeconómica de la Región, los estilos de vida y el nivel educativo», advierte Asensio López, ex director gerente del Servicio Murciano de Salud y actual coordinador del Programa de Actividades Preventivas de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc).
De acuerdo a los criterios de estratificación, apenas hay 285.761 personas libres de cronicidad en la Región: representan el 18,6% de la población, una tasa sorprendentemente baja. Mientras, un millón de murcianos presentan alguna patología crónica de baja complejidad. Hay que tener en cuenta que detrás de estos datos hay problemas crónicos tan prevalentes como la hipertensión, que de acuerdo a esta estadística afecta a 306.000 murcianos, la osteoporosis (más de 66.000) o diabetes (136.000).
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En la Región de Murcia hay, además, 160.000 personas con diagnóstico de depresión en su historia clínica, un dato que refleja el deterioro de la salud mental en los últimos años.
«Tenemos una población más joven que en otras comunidades autónomas, pero con más patología crónica. Esto tiene mucho que ver con los determinantes de la salud», resume Asensio López.
Con esta visión coincide el médico Abel Novoa, presidente de la Asociación en Defensa de la Sanidad Pública (ADSP) y experto en la materia. Durante la pandemia, Novoa dirigió la Coordinación Regional Estratégica para la Cronicidad Avanzada y la Atención Sociosanitaria (Corecaas). «Hay una morbilidad importante, atribuible a determinantes sociales. Las condiciones de vida son especialmente lastrantes para nuestras personas mayores en comparación con otras comunidades más ricas», explica. Un dato clave apunta en esta dirección. La Región de Murcia es, con Canarias, la comunidad con menor esperanza de vida saludable, según la última estadística del Ministerio de Sanidad, correspondiente a 2022. Así, quienes nacen ahora en la Región tienen una expectativa de vida con buena salud de 76,3 años, mientras la media nacional se sitúa en 77,5. Lo más llamativo es que esta esperanza de vida saludable se ha retraído en tres décimas entre 2022 y 2021.
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Las estadísticas del Ministerio también recogen otro indicador que apuntala estas conclusiones: los años saludables a los 65 se sitúan en la Región en 16,2 años, mientras la media nacional es de 18,6.
Un envejecimiento paulatino
La base de datos de estratificación del SMS permite comprobar la evolución de la cronicidad a lo largo de la última década. No se han producido grandes variaciones desde la puesta en marcha de esta herramienta en 2015, pero el aumento de la prevalencia de enfermedades crónicas es paulatino. En 2023 había 8.300 enfermos crónicos de alta complejidad más que en 2015, y 25.510 personas más con complejidad moderada. Al mismo tiempo, y quizá esto sea especialmente relevante, la población por completo sana se ha reducido en 49.000 personas.
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La estratificación de 2023 no ofrece datos desagregados por sexo, aunque numerosos estudios señalan que las tasas de cronicidad son mayores en mujeres. Lo que sí permite conocer la estadística es la diferencia por áreas de salud, municipios y zonas básicas de salud. Y ahí el patrón es claro. En general, la cronicidad aumenta en aquellas áreas con población más envejecida, mientras hay más proporción de personas sanas en las zonas con una pirámide demográfica más equilibrada, con mayor presencia de jóvenes.
De esta manera, mientras dos de cada diez habitantes del Noroeste son enfermos crónicos de alta o moderada complejidad, en el Mar Menor la tasa baja al 14,6%. Detrás de los datos de esta última área están poblaciones como Torre Pacheco, con un alto índice de migración joven. Esto se traduce en solo un 3,2% de crónicos de alta complejidad y un 10,6% de pacientes con complejidad moderada. El ex director gerente del SMS, Asensio López, llama la atención sobre estos datos: la inmigración equilibra la pirámide poblacional. La estratificación del SMS permite conocer las características por zonas básicas de salud, pero sigue sin ser una herramienta clínica útil para los médicos de familia, lamentan tanto Asensio López, que ejerce en el centro de salud de La Unión, como Abel Novoa, que actualmente pasa consulta en San Juan, en el centro de Murcia.
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«Podría ser muy útil desde el punto de vista de la Atención Primaria conocer cuáles de nuestros pacientes están en mayor o menor riesgo en función de estos parámetros, pero no es una información accesible, y eso representa una gran debilidad», lamenta Novoa. Asensio López coincide. No es posible acceder a la estratificación mientras se está atendiendo a un paciente, explica.
La estadística de estratificación se elabora cruzando distintas bases de datos, desde las historias clínicas de Primaria a los informes de alta hospitalaria. Se clasifica a los pacientes en 31 grupos diferentes de morbilidad ajustada (GMA), y esto se cruza con cinco categorías que van desde población sana a pacientes con enfermedades crónicas que afectan hasta cuatro sistemas orgánicos. A partir de ahí se establecen los niveles de riesgo y de complejidad.
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La estratificación es un proyecto que se ha ido poniendo en marcha en diferentes comunidades a partir de una estrategia nacional. Para Abel Novoa, el modelo ofrece información valiosa, aunque mejorable. «Los nuevos enfoques ponen el acento en la fragilidad, que incluye aspectos sociales y psicológicos, y la capacidad y autonomía de esa persona», explica.
El reto pendiente
En cualquier caso, la estadística permite vislumbrar el reto que supone para la sanidad pública afrontar el aumento de la cronicidad. «El sistema sanitario ofrece una buena respuesta ante un proceso agudo: un ictus o un infarto -reflexiona Novoa-; el problema es ofrecer la atención adecuada a los crónicos, a pacientes que están continuamente ingresando. Nuestro sistema no solo no está adaptado a estos pacientes, sino que muchas veces termina haciéndoles daño». Son enfermos que salen más deteriorados del hospital que cuando entraron. Por eso, hay que apostar por la hospitalización a domicilio y la prevención y seguimiento desde Atención Primaria. Para Novoa, la insuficiencia cardíaca es un claro ejemplo. «Este es el futuro, y seguimos sin un nuevo plan regional de crónicos», lamenta.
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La imprescindible coordinación sociosanitaria
La Consejería de Salud sigue sin publicar una nueva Estrategia de Crónicos, aunque la actualmente en vigor, de 2013, está «en constate revisión», defiende este departamento. El SMS ha creado un Equipo de Coordinación Sociosanitaria que está trabajando en colaboración con las residencias de mayores y de personas con discapacidad de las nueve áreas de salud. «En su diseño han participado profesionales del ámbito del Trabajo Social, la Enfermería y la Medicina de Familia, Interna y Geriatría», explica Salud. «Este proyecto está en funcionamiento en las nueve áreas a través de enfermeras de enlace hospitalario que coordinan las derivaciones y altas de los pacientes procedentes de residencias, facilitan el acceso y la solicitud del material sanitario necesario para los cuidados y colaboran con Salud Pública en la gestión de brotes ocasionados por enfermedades transmisibles como covid o gripe».
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