Miles de murcianos se echan a la calle por el empleo estable y los salarios «dignos»

La jornada de ocho horas que reclamaban el 1 de mayo de hace 131 años los 'Mártires de Chicago', los sindicalistas anarquistas ejecutados en Estados Unidos por participar en una manifestación reivindicando ese horario es, en 2017, una utopía para Patricia. Camarera y limpiadora, agota extenuantes jornadas de más de 12 horas, y apenas ingresa 900 euros, con los que tira a duras penas su familia. «Si me lo cuentan antes de venir desde Ecuador, no me lo creo. Me cotizan por cuatro horas y trabajo 12, con solo un día de descanso a la semana. Me siento explotada». Su situación retrata al creciente colectivo que, según alertaron ayer los sindicatos murcianos durante la celebración del Primero de Mayo, no deja de crecer: el de los trabajadores pobres, los ciudadanos que, a pesar de tener un empleo remunerado, llegan al límite a pagar las facturas y no pueden permitirse el más mínimo extra. La precariedad laboral derivada de la crisis, los recortes, la merma de los derechos laborales y la corrupción fueron las principales reivindicaciones de los miles de manifestantes que tomaron parte en las protestas de Murcia y de Cartagena.

Estudiantes, obreros, sindicalistas, jornaleros del campo, 'yayo flautas' y políticos, hasta sumar más de de 5.000 manifestantes según los organizadores, participaron en la manifestación que en Murcia recorrió la Gran Vía y terminó, puño en alto, al son de con la Internacional, en El Malecón. A la cabeza, los secretarios generales en la Región de los sindicatos UGT, Antonio Jiménez; de CC OO, Santiago Navarro; y de USO, José Sáez, quienes pusieron el acento en reclamar «empleo estable, salarios justos, pensiones dignas y más protección social. Es momento de historia, pero también de futuro, y de poder decir a nuestros hijos que se tienen los derechos que se defienden», reivindicó Jiménez, quien desglosó las cifras que evidencian que «en la Región estamos siempre a la cola de temporalidad, de salarios, de pensiones, de la exclusión social y de la economía sumergida».

El secretario general de CC OO, Santiago Navarro, insistió en la urgencia de «acabar con la reforma laboral, algo que no va a hacer ningún gobierno de turno, sino que lo vamos a tener que hacer los trabajadores saliendo a la calle». También el secretario general de USO, José Sáez, reclamó que «hoy más que nunca, los trabajadores tenemos que salir a la calle para recuperar la pérdida de derechos a la que nos ha sometido el Estado en función de las premisas que les han ido marcando los mercados». Cuarenta años después de su legalización, los sindicatos volvieron a salir el Día del Trabajo a la calle para exigir a la patronal un pacto salarial y al Gobierno la derogación de las reformas laborales, que permitan tener «salarios y empleos dignos».

Codo a codo con los sindicatos de clase, colectivos como la Plataforma Antidesahucios, la Plataforma Prosoterramiento, los 'yayo flautas', activistas de la Agrupación Laboral Autónoma de Fuerza Agraria (Alafa), Sterm Intersindical, CGT y la Marea Verde en Defensa de la Escuela Pública, entre otros, corearon consignas reclamando «dignidad laboral». Los organizadores valoraron la asistencia de más de 5.000 manifestantes como positiva, teniendo en cuenta que la protesta coincidía en mitad de un puente festivo y de que el buen tiempo animó a a miles de murcianos a salir de la ciudad.