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El momento de las TIC

MARTÍN SORIANO

Martes, 25 de abril 2017, 01:32

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Dos de los mayores desafíos a los que se enfrenta el ser humano son continuar produciendo alimentos desde un punto de vista sostenible y ecológico para una población creciente y proteger el medio ambiente ante los efectos de la degradación que este sufre y del cambio climático. La forma de enfrentarnos a estos desafíos va a condicionar en gran medida nuestro desarrollo, así como el de generaciones venideras. Los que nos dedicamos a la ciencia, tenemos el deber de aportar soluciones para afrontar estos desafíos. Una de ellas consiste en el desarrollo de herramientas que proporcionen una alta densidad de datos, lo cual es una condición indispensable para una adecuada gestión de las acciones que se llevan a cabo sobre el medio ambiente. Esta demanda se ve incrementada por la propia variabilidad intrínseca del medio ambiente y su constante evolución en el tiempo.

Es precisamente en este contexto donde se insertan los entornos inteligentes. Estos vienen definidos como aquellos entornos donde las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) son utilizadas de manera autónoma y transparente para proporcionar un beneficio palpable tanto para el propio entorno donde se insertan como para los usuarios que dependen de los mismos. En estos entornos, las TIC se encuentran perfectamente integradas y proporcionan gran cantidad de información a los usuarios de manera interactiva, automática, inmediata y barata, generalmente mediante el uso de sensores. En el caso específico que nos ocupa, se trataría del uso de TIC en el medio ambiente para la producción automatizada de datos sobre las distintas matrices que lo componen (por ejemplo, aguas, sedimentos, residuos, plantas). Esta propuesta contrasta con la forma tradicional de llevar a cabo los análisis que consiste en tomar muestras en campo, llevarlas al laboratorio y proceder a su análisis, lo cual resulta lento y costoso.

La puesta en práctica de estos sistemas conlleva un buen número de beneficios ambientales, económicos y sociales derivados de la mayor disponibilidad de datos, del hecho de contar con ellos en tiempo real y de estar insertados en TIC. De forma genérica, esto implica una mejor gestión de las actuaciones que se desarrollan sobre el medio ambiente, lo cual se puede traducir de forma específica en: menor y más eficaz uso de insumos en aplicaciones agrícolas (agua, fertilizantes, tratamientos correctivos y preventivos) y como consecuencia menor producción de efluentes y residuos, invertir la tendencia actual de actuar una vez producido el problema para hacerlo antes de que se produzca, mejor y más eficaz gestión de alertas y situaciones inesperadas, y evaluación más eficaz de distintas actuaciones o prácticas de manejo. Tal y como se puede deducir, la implementación de estos sistemas resulta en una mayor protección del medio ambiente, lo cual representa en sí considerables beneficios económicos por los servicios que este proporciona, que se une al ahorro que supone tener unos insumos mejor gestionados. Los beneficios económicos y ambientales repercuten en la sociedad. Asimismo, los entornos inteligentes pretenden facilitar el trabajo y gestión del mismo de aquellos que, como los agricultores, desarrollan su actividad directamente en el medio ambiente.

El nuevo paradigma planteado en ningún caso supone sustituir los análisis tradicionales ni reducir mano de obra. Más bien al contrario, pretende situar al medio ambiente como motor del cambio. Pero un medio ambiente gestionado de forma adecuada, sostenible y ecológica mediante el acceso a mayor información sobre el mismo, implicando para ello a equipos multidisciplinares. Además, el desarrollo de esta área ofrece una atractiva oportunidad para el avance de la ciencia, para la atracción de conocimiento y para el propio desarrollo económico.

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