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R. F.
Miércoles, 29 de marzo 2017, 02:04
«Los tiempos de la justicia no son los de la política». Lo dijo hace una semana el instructor del 'caso Auditorio', Julián Pérez-Templado, para advertir de que no era posible concretar cuándo quedaría concluida la investigación, por más que su empeño fuera evitar por todos los medios posibles que se produjeran dilaciones. Y es que un procedimiento judicial es siempre un asunto vivo, en constante evolución, cuyo transcurso puede variar en función de circunstancias más o menos imprevistas.
Una de las que pueden tener ahora mayor incidencia en la marcha del 'caso Auditorio' es el incidente de recusación presentado por una de las acusaciones particulares, la que ejerce el abogado Marcos Sánchez Adsuar en nombre de un exconcejal socialista de Puerto Lumbreras, que trata de forzar que Pérez-Templado se aparte de este procedimiento por dudar de su imparcialidad. Los errores formales que contenía su primer escrito ya han sido subsanados.
Si logra su propósito, el asunto puede registrar un retraso importante, ya que habrá que designar a un nuevo instructor y este deberá comenzar a estudiar la causa desde cero. Pero, aunque no sea así, todo indica que el incidente tardará un mínimo de una semana en quedar resuelto. Para empezar, las distintas partes del proceso -fiscal y letrados de las acusaciones y defensas- deberán pronunciarse al respecto; después, el propio magistrado deberá informar de su posición y, por último, si no este se aparta voluntariamente, será la Sala la que adopte la última decisión.
Un tribunal que, además, todavía tiene pendiente de resolver algún recurso de esa acusación particular.
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