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Un grupo de alumnos del instituto Juan Carlos I aplauden a los internos al terminar su representación teatral.
«La droga te convierte en un títere»

«La droga te convierte en un títere»

Internos de la prisión de Sangonera la Verde relatan sus vivencias a los alumnos de un instituto de Murcia para alertar sobre el riesgo del consumo de estupefacientes

Alicia Negre

Miércoles, 1 de marzo 2017, 01:49

«En la cárcel me he dado cuenta de que se puede vivir sin drogas. Ha sido muy duro, pero he vuelto a tener esperanza». Ramón Utreras, uno de los internos del centro penitenciario de Sangonera la Verde, se plantó ayer frente a un nutrido grupo de alumnos de 4º de ESO del instituto Juan Carlos I de Murcia para contarles la historia de su vida, un relato plagado de drogas y muerte. Una vivencia que, espera, les sirva de advertencia sobre los estragos que causan los estupefacientes. «Me llevaron a prisión, donde llevo ya diez años», recalcó el preso, ante la mirada atenta de los adolescentes. «He perdido toda mi juventud».

Este murciano fue condenado en 2009 a 12 años de prisión por matar a puñaladas a un joven en el polígono Base 2000 de Lorquí. «En ese momento no era yo. No sabía lo que hacía», explicó a los chavales. Nació en el murciano barrio de La Fama en una familia de 12 hermanos. «Allí la droga está al alcance de la mano. Uno de mis hermanos murió por la droga cuando yo tenía ocho años».

Criado en La Fama

Según relató, desde muy pequeño se sintió «marginado» en el colegio por ser de etnia gitana y, con la intención de ganar popularidad, pronto comenzó a coquetear con la marihuana. «Un consumo esporádico se convirtió en diario». Cuando tenía 15 años trató de robarle la cartera a un chico y, al negarse este, le asestó una puñalada. Unos hechos que le llevaron a un centro de Menores y que le hicieron perder el camino. «Allí conocí a gente como yo o peor». Ramón empezó entonces a consumir cocaína. «Se me fue de las manos», confesó. «Cuando salí del centro conocí a un colombiano y me ofreció traficar». En esas estaba cuando en abril de 2007 acabó a puñaladas con la vida de un joven en el polígono industrial Base 2000 de Lorquí. «Mi madre me dijo 'al final las drogas han podido contigo'».

Ramón aún tendría que conocer los estragos de la heroína -«me quedé en 43 kilos»- antes de que una visita en prisión de su madre, en la que le transmitió las últimas palabras de su abuelo, le sacara del agujero. «Me dijo que algún día sería libre pero que tenía que cambiar», explicó. «Fue muy duro, pero he tenido muy buenos compañeros. He descubierto que se puede vivir sin drogas».

Ramón forma parte, junto con otros internos, de un proyecto que está sacando adelante el centro de educación para personas adultas García Alix. Este grupo de presos estrenó ayer en el instituto murciano la obra 'Sé tú quien baile tu propia vida', una representación que versa sobre la importancia de concienciar a los más jóvenes sobre los riesgos del consumo de estupefacientes y que, esperan, iniciará ahora una 'tournée' por otros centros de la Región.

«Es un proyecto de concienciación social que es terapéutico no solo para ellos, sino también para nuestros jóvenes de 14, 15 y 16 años que empiezan a tontear con el primer porro sin ser conscientes de a dónde les puede llevar», explica Laura López, jefa de estudios del centro penitenciario. «Ellos han vencido su sentido del ridículo para desnudar su alma. Esperan que el mensaje os cale hondo y que digáis no a las drogas», recalcó a los alumnos. «Vosotros, que empezáis a jugar con el primero porro inofensivo, podéis parar ese círculo vicioso». Al acto acudieron, además, la consejera de Educación y Universidades, María Isabel Sánchez Mora; el secretario general de la Consejería, Manuel Marcos Sánchez, y la directora del centro García Alix, Isabel Aráez, que felicitaron a los internos de la prisión por esta novedosa iniciativa.

«Te dejas influenciar»

Félix fue otro de los presos que no tuvo reparos en compartir con los alumnos del Juan Carlos I los entresijos de su vida. «A los 12 años ya empecé a fumar porros», recordó. «Te dejas influenciar por tus amigos. La droga te convierte en un títere». A los 15 ya se había dejado arrastrar por el infierno de la heroína. Este reo explicó que su toxicomanía lo ha mantenido parte de su vida entre rejas, casi siempre por delitos contra la salud pública. «A mí me ha costado 15 años de mi libertad», recalcó. «Además, tengo un tumor y los pulmones hechos polvo de lo que me he metido». Félix lanzó un mensaje directo a los adolescentes que lo observaban serios y atónitos: «Estáis en una edad delicada. No os dejéis aconsejar mal».

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