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Jugando a ser césar

EVA ARMERO | ESPECIALISTA EN PRODUCCIÓN ANIMAL UPCT

Miércoles, 2 de noviembre 2016, 11:30

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Un animal disfruta de bienestar cuando está libre de hambre y de sed, de condiciones ambientales adversas, de dolor o enfermedad, de manifestar su comportamiento natural y de estrés o de miedo. Estas son las cinco libertades definidas por la UFAW (Universities Federation for Animal Welfare).

Un animal puede carecer de alguna de estas libertades en su medio natural y el hombre puede proporcionarlas o privar de ellas a veces de forma caprichosa. En este juego nos podemos encontrar con diferentes escenarios.

En el caso de las producciones ganaderas y los animales como fuente de alimento, hoy en día existe una preocupación social por la forma de crianza de los animales. Es frecuente oír la opinión del consumidor lamentándose sobre las condiciones en las que se encuentran los animales en las granjas industriales: gallinas ponedoras en jaulas de dimensiones reducidas con programas de iluminación extremos o cerdos y pollos de engorde que crecen rápidamente en espacios ajustados.

Sin embargo, debemos saber que existe legislación en la Unión Europea (normas mínimas de protección) para velar por el bienestar de los animales de granja, pero este bienestar tiene un coste.

Si queremos bienestar en las granjas hay que pagarlo entre todos y ser conscientes de que estamos pagando bienestar animal, al igual que pagamos el coste del medio ambiente y lo anunciamos mediante ecoetiquetas. Por otro lado, tampoco podemos perder de vista la previsión de crecimiento de la población mundial. Se prevé un crecimiento superior al 30% en el año 2050.

Yo, como madre, no negaría la carne, la leche o los huevos a mis hijos, y menos aún en caso de enfermedad. Esto no es ningún juego.

Pero, y si hablamos de productos 'delicatessen', como el foie de oca o hígado graso, que se produce embutiendo la comida a las ocas para forzar el engrasamiento de sus hígados; la producción de capones, pollo macho castrado, y los sistemas de crianzas de pulardas, gallinas en las que se anula la producción de huevos, para obtener una carne más engrasada. En mi opinión, esto ya tiene algo de caprichoso. Hay otros muchos alimentos maravillosos y muchas formas de hacer buena cocina.

Si entramos a discutir sobre el uso lúdico de los animales, la propia palabra lo dice. ¿Quién puede disfrutar con el sufrimiento de los animales? Con el lanzamiento de la cabra desde el campanario, colgándose de los cuellos de los gansos hasta su degüello, con los animales en los circos y múltiples ejemplos aplicados al toro.

Respecto al toreo, hay muchas consideraciones, es un arte, una tradición, el sustento de muchas familias, la calidad de vida del toro de lidia es buena, si no fuese por el toreo esta raza se extinguiría.

No, no me meteré en este charco. Opinen ustedes.

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