El principal acusado arremete contra María Rosa después de su entrevista con 'La Verdad'

Juan Cuenca demostró ayer que no hace prisioneros. Y tiró a degüello contra la principal testigo del caso, María Rosa Vázquez, a la que acusó de conocer desde un primer momento que en la Casa Colorá podría producirse un crimen. Unas manifestaciones con las que era consciente de que podía crearle graves problemas a su antigua amiga, pues alguna de las acusaciones -la pública o la privada- podrían reclamar que se dedujera testimonio y solicitar que esta vecina de Molina de Segura vuelva a ser imputada.

María Rosa Vázquez llegó a estar encausada en su día, ya que fue la persona que alquiló la Casa Colorá en nombre de Juan Cuenca y la que recibió algunos mensajes comprometedores por parte del asesino hoy ya confeso. Entre ellos uno en el que le pedía que comprara «bolsas grandes y pequeñas, sosa cáustica y una radial», así como otro, posterior a las muertes, en la que le pedía «una motosierra».

«¿Eso es lo que se utiliza para cortar árboles? He mirado en el garaje y no tengo», respondió la mujer.

Además, María Rosa fue la persona a la que Cuenca envió a recoger a Lodewijk e Ingrid y llevarlos hasta la Casa Colorá. Algo que hizo en su propio coche y llevando consigo a sus hijas de cuatro y dos años.

La mujer quedó libre de cualquier sospecha en octubre de 2014, después de que su abogado, Raúl Pardo-Geijo Ruiz, lograra convencer a la juez de que su clienta no había sido consciente de los planes de Cuenca.

Nunca hasta ayer este acusado había dicho que María Rosa estuviera al tanto de que planeaba cometer un asesinato. Una imputación que viene a producirse solo unos días después de que la ahora testigo concediera una entrevista en exclusiva a 'La Verdad' y manifestara que «Juan Cuenca es una persona muy fría y calculadora y dudo de que tenga corazón». Incluso llegó a mostrar su convicción de que ella iba a ser la tercera persona asesinada.

Ayer, después de que el principal acusado arremetiera contra María Rosa, el letrado de esta, Pardo-Geijo, manifestó que «tengo poco que opinar; cada cuál se defiende como puede y como le aconsejan sus abogados. No cabe intentar salirse de un delito incriminando a otro y esa reacción solo se explica por la búsqueda espuria de una atenuante, basada en esa falsa imputación. Cuando proceda emprenderemos acciones judiciales contra quien ha actuado de forma tan torticera».