«Siria será el nuevo Afganistán; el conflicto ya no tiene solución»

En doce ocasiones viajó a Siria para ejercer su trabajo, pero asegura con rotundidad que no piensa volver. No en vano fue secuestrado por Al-Qaida durante diez meses, un periodo de su vida del que se niega a hablar. Con su humildad por bandera, reitera que la noticia no es él, sino los sirios y los horrores de la guerra. Antonio Pampliega (1984) es el periodista español que mejor conoce este conflicto. «Es la peor guerra del siglo XXI», sentencia con tristeza. Y ha venido a tierras murcianas para hablar de ella en las primeras jornadas nacionales de Periodismo, Protocolo y Fuerzas Armadas.

-¿Es posible la paz en Siria?

-No creo que llegue nunca. Es así de triste. Hay muchos intereses de por medio... ¿Con quién negocias una paz? Siria no tiene solución, será el nuevo Afganistán, que lleva 40 años en guerra. Yo he perdido la esperanza y ellos también, por eso huyen.

-Si no tiene solución, ¿por qué seguir informando de lo que ocurre?

-Para que mañana no haya nadie en el mundo que diga «yo no sabía lo que estaba pasando». No es que no lo supieras, es que no lo querías saber. Desentenderte de una guerra y cerrar los ojos también genera muertes, es una forma de asesinato.

-¿Cuál fue el origen del problema?

-Empezó como una revolución pacífica en la que el pueblo se levantó contra un dictador, Bashar al-Ássad. Pero Occidente obvió ese levantamiento, no apoyó a los rebeldes como sí lo hizo en Libia con Gadafi, y esa sociedad machacada se puso en manos de los yihadistas, que son Al-Qaida y el Estado Islámico. Es una guerra que se podía haber evitado echando a Bashar al-Ássad, y que ahora no hay quien la pare.

-¿La sociedad española es consciente de lo que ocurre?

-No, porque está muy mal informada. Nadie les ha contado quién es Al-Qaida, por qué los sirios son radicales, cómo empezó el conflicto.

-¿Por qué los sirios son radicales?

-Porque Occidente los abandonó. Así es como se sienten. Ellos no eran fanáticos hace cinco años, antes del conflicto. Ahora, además de eso, son intolerantes y nos odian, porque los abandonamos.

-¿Usted opina lo mismo?

-Sí, somos culpables de lo que está pasando. Somos culpables de que haya seis millones de refugiados sirios en el mundo, somos culpables de que esta sea la segunda crisis de refugiados más grande de la historia después de la II Guerra Mundial.

-¿Qué es lo más difícil de su trabajo en las zonas de conflicto?

-Buscar medios de comunicación que me paguen dignamente por lo que hago. Uno de los periódicos más grandes de este país me ofreció 32 euros por crónica desde Alepo en 2014. Por eso ahora solo trabajo con medios extranjeros. La agencia EFE paga 6 euros por artículo, mientras France Press paga 200...

-¿Quiere hablar de su secuestro?

-No. No tengo nada que decir. Lo importante son los sirios o mi trabajo, no lo que me haya pasado. Me gusta definirlo como un accidente laboral, ya está.

-¿Volverá a Siria a trabajar?

-No. A Siria nunca más, para qué... A Afganistán, quizás. Mi trabajo ya no está por encima de mi vida, antes sí. Siento mucho lo que les pasa a los sirios, pero ya no puedo hacer más por ellos. He estado a punto de dejarme la vida, pero lo siento.