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Forjarse un futuro lejos de casa

Forjarse un futuro lejos de casa

Más de 11.300 murcianos han abandonado la Región desde el inicio de la crisis. La cifra no deja de crecer. La mayoría asegura querer regresar algún día y reclama que se incentiven las políticas para aprovechar su talento

Alicia Negre

Domingo, 18 de septiembre 2016, 00:31

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A Laura Fernández-Delgado esa oferta laboral le dio el empujón que le faltaba. Poco antes de concluir sus estudios, esta joven murciana, licenciada en Derecho y Administración y Dirección de Empresas, bilingüe en inglés y con un máster en comercio exterior, recibió una oferta de una beca de 300 euros para trabajar en una conocida firma de alimentación. Simultáneamente una cadena hotelera -propiedad de un murciano-, le hizo una jugosa propuesta para marcharse a República Dominicana y Laura no se lo pensó. Tres años después, como adjunta a la dirección de compra y logística de la cadena en la zona del Caribe, celebra haber tomado la decisión de aceptar el reto e iniciar una vida al otro lado del océano. «Hoy en día entre mi marido y yo ganamos casi unos 6.000 euros al mes y nos pagan la casa y un vuelo a cada uno a España al año», explica. «Es triste tener que irte al otro lado del mundo para que te reconozcan tu valía».

Como Laura, otros 11.351 murcianos han abandonado la Región desde el inicio de la crisis económica, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). La cifra de emigrantes no ha dejado de crecer en los últimos años. Si en 2008 fueron 543 los vecinos de la Región, con nacionalidad española, que decidieron poner tierra de por medio en busca de un futuro más halagüeño, en 2012 ya eran 1.550 y el pasado año llegaron a sumar 2.127. A nivel nacional este fenómeno también avanza imparable. En 2008, de acuerdo a los datos del INE, salieron 33.505 españoles del país. Una cifra que en 2012 llegó a los 57.267 y que el pasado año rozó los 99.000.

Según reflejan los datos del Instituto Nacional de Estadística, la mayoría de los murcianos que decidieron poner tierra de por medio tenían entre 30 y 40 años. Un 15,9% de ellos eran veinteañeros y un 17,8% estaban entre los 40 y los 50 años.

El último número del informe Panorama Social, de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), colocaba a la juventud murciana entre los menos dados a emigrar en estos años de recesión. Concretamente en Murcia, fueron 95 los jóvenes por cada 100.000 habitantes que abandonaron el país entre 2009 y 2014. Una tasa que está a años luz de la que registraron, por ejemplo, otras comunidades, como Madrid (274) y el País Vasco (194). La coordinadora de estudios sociales en Funcas y profesora titular de Sociología en la Uned, Elisa Chuliá, explica que esta menor emigración responde «a varias razones», pero apunta principalmente a que «muy probablemente los jóvenes murcianos no veían claro que fueran a extraer un rendimiento neto en términos económicos y profesionales de la emigración».

Vivir nuevas experiencias

La gran mayoría de ellos, un 48,7%, eligieron otros países de la Unión Europea como destino. Otro 22,6% optó por instalarse en algún país de Sudamérica y solo un 1,7% se atrevió con Asia. Es el caso, por ejemplo, de Cristina López de Oña, una joven murciana que lleva tres años impartiendo clases de inglés y español en un colegio internacional de Yichang, en la provincia de Hubei, en China. Ella, como otros muchos de los murcianos emigrados al extranjero, se marchó insuflada por sus ganas de ver mundo y de vivir nuevas experiencias. «Vivir fuera de España me ha aportado muchísimas cosas», reconoce. «Viviendo en China he tenido la oportunidad de recorrerme casi todos los países de Asia».

Silvia Nortes también salió de España, tras concluir sus estudios de Periodismo, con la idea de ampliar sus miras. «Desde muy joven tuve claro que quería vivir experiencias distintas y aprender de la vida y así ha sido». Tras un periplo por diferentes países, lleva medio año instalada en Londres trabajando para una empresa de cosmética. Pese a su gusto por los viajes, Silvia reconoce sentir cierta tristeza por la realidad que se vive en España, y más concretamente en la Región. «La calidad de vida que tenemos en España no la he tenido en ningún otro lugar, pero tenemos que ser conscientes de que un país no se levanta viviendo del sol y la paella», remarca. «Me da miedo que se quede en un país para turistas extranjeros, en una especie de parque temático, porque sé que hay personas excelentemente formadas que han tenido que irse fuera para conseguir un trabajo acorde a sus capacidades».

La joven murciana Isabel Lupini se marchó a Sidney (Australia) siguiendo los pasos de su novio y ya lleva cinco años trabajando como ingeniera en una empresa de sistemas de control de un túnel. Su experiencia en la otra punta del globo le ha ofrecido muy buenas experiencias, pero reconoce que el cambio siempre es difícil. «Salir fuera te obliga a aprender a adaptarte a una nueva vida, a un idioma distinto...», explica. «También te hace valorar más lo que hay en España: la familia, los amigos, la comida...».

Isabel, como otros muchos murcianos emigrados, desea regresar a la Región para vivir junto a los suyos, pero subraya que no lo hará si las condiciones laborales que se les ofrecen no están a la altura. «El trabajo aquí en Sidney está mucho mejor pagado y las condiciones son mucho mejores. No sé da por hecho, por ejemplo, que hay que hacer horas extra», explica. «Para volver tendría que dar con algo, y no tengo muchas esperanzas de encontrar allí un trabajo de ingeniero con un sueldo decente».

Ese es también el caso de Manuel Roca, que lleva ya un lustro en Andorra, donde trabaja como responsable de finanzas en la empresa concesionaria del peaje de un túnel de carretera, en la frontera con Francia. Manuel asegura que en el país vecino nunca se ha sentido como «un exiliado» y que «simplemente tuve la oportunidad y tomé una decisión de la que no me arrepiento». Pese a ello, este joven, que acaba de ser padre por primera vez, reconoce que algún día le gustaría volver a la Región para estar más cerca de la familia, aunque ello pasa por encontrar «un proyecto profesional interesante». Joaquín Cano hace hincapié en que «se deben incentivar las políticas para traer de vuelta a tanta gente que, gracias a la experiencia profesional que ha adquirido, dé un impulso y buenas ideas al tejido empresarial y laboral del país». Este joven murciano, de 35 años, se formó en Comunicación Audiovisual en la Región y en el verano de 2014 decidió aceptar la oferta de la cadena de televisión HolaTV para trabajar en Miami, donde ocupa un puesto de 'media manager'. «Me decidí a salir de España buscando una experiencia personal y profesional enriquecedora, pero también debido a la falta de oportunidades laborales». Joaquín, sin embargo, se muestra optimista y convencido de que soplan nuevos aires en el mercado de trabajo nacional. «Conozco pocos jóvenes españoles que no quieran o piensen en volver», subraya. «En España se vive muy bien».

A la espera de ese ansiado regreso, todos ellos se enriquecen de la experiencia de vivir en un país extranjero. «Vivir fuera siempre es enriquecedor, tanto a nivel personal como profesional», remarca Marcos Pineda. Lleva cuatro meses en Vancouver (Canadá) como 'office manager' de una empresa dedicada a la organización de escuelas y campos de fútbol asociados al F.C. Barcelona. Su experiencia fuera, asegura, le ha convencido que «no le sacamos todo el rendimiento a la Región tan espectacular que tenemos».

Más conciliación

A Carmen Sánchez salir al extranjero le abrió la puerta a trabajar en lo que realmente le gusta. Esta murciana lleva ocho años residiendo en Houston (Estados Unidos) y ya lleva cinco al frente de una escuela en la que ejerce de directora de arte. Además, está pintando el cuadro del altar mayor de la iglesia más grande de la Diócesis de Houston. «En Murcia no podría llevar mi carrera como la llevo aquí», recalca. «No tendría tanto trabajo, ni estaría dedicándome a lo que me gusta». Casada con un americano, Carmen ensalza, además, las posibilidades de conciliación de la vida familiar y laboral que se le han ofrecido en este país. «Han habilitado una sala en el cole donde me llevo mi mecedora para darle de mamar a mi bebé y me dan dos horas de descanso para ir a casa a dar de comer al bebé», explica.

Para Amalio Fernández, la oferta de un trabajo en el extranjero también fue un impulso a su carrera profesional. A sus 56 años, acaba de asumir el reto de trasladarse a Ciudad de México para trabajar de director de negocio para Latinoamérica de una empresa mexicana, filial de una española, que se dedica a comercializar una aplicación de 'software' de gestión de pymes. Amalio reconoce que el suyo es un perfil atípico, porque no se marchó de la Región por necesidad. «Yo estaba muy a gusto en mi trabajo en Murcia, pero me enamoré de este proyecto», recalca.

En México, subraya, se dan cita numerosos españoles, sobre todo jóvenes muy preparados, que buscan allí una oportunidad laboral apetecible. «Aquí pueden aspirar a empleos de más nivel profesional y mucho mejor remunerados», recalca Amalio. «Eso sí, ya se acabó la época del emigrante sin preparación. O vienes muy preparado, con lo que puedes encontrar buenos trabajos, o si careces de una gran formación, no encontrarás nada aquí tampoco».

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