Se buscan ranitas meridionales
Asociaciones de Murcia y Almería muestrean la especie y constatan el declive de la 'joya esmeralda'
Pepa García
Martes, 10 de mayo 2016, 12:55
Uno de los anfibios más pequeños de toda Europa -con sus 5 cm. de longitud- y la única rana arbórea de la Península, junto a su prima hermana la ranita de San Antonio, la ranita meridional ('Hyla meridionalis') está siendo esta primavera la más buscada en el sureste peninsular.
Desde Serbal (Sociedad para el Estudio y la Recuperación de la Biodiversidad Almeriense) se ha promovido y coordinado un muestreo simultáneo en la provincia de Almería y en la Región de Murcia. Medio centenar de voluntarios de siete asociaciones y colectivos -Ahemur, Stipa, Serbal, Estación Ornitológica Lorenzo García, Berja Comprometida, Sunseed y El Árbol de las Piruletas- colaboran para analizar la situación de esta especie de anfibio especialmente sensible a la contaminación, una clase de animales considerados ya el canario del minero del medio ambiente. Un amplio muestreo motivado por el declive de las poblaciones que han detectado en el almeriense río Adra y sus albuferas.
Aunque hacía ya un par de décadas que esta especie diminuta de anfibio, que habita en la vegetación de ribera autóctona, no había sido vista en ningún espacio húmedo de la Región y se había declarado extinta en nuestra comunidad, voluntarios de la Asociación Herpetológica Murciana (Ahemur) y miembros de la asociación conservacionista de Jumilla Stipa se sumaron a la iniciativa.
Pertrechados con un teléfono móvil, un altavoz y el canto del macho de la especie como reclamo grabado en el móvil, acudieron a los tres puntos en que fue vista por última vez la ranita meridional, 'la joya esmeralda' del sureste ibérico -por la tonalidad de su piel-. Así, dando gracias a Vicente Hernández Gil -quien recopiló las citas de la rambla de Tobarrillas (Yecla), la Fuente del Pino y el Charco del Zorro (Jumilla), y las dio a conocer-, aprovecharon las últimas lluvias para acercarse de noche a buscarla.
«Ahora están en época de cría, que es cuando se acercan al agua, y son de hábitos nocturnos; además responden muy bien al reclamo, que es un canto potente que se escucha a mucha distancia», asegura Emilio González, coordinador del muestreo, biólogo y miembro de Serbal.
Eran las nueve y media de la noche cuando Adrián Ruiz Rocamora, de Ahemur, y José Miguel Palao y Juan José Bas, de Stipa, se abrigaban e iniciaban su búsqueda en la rambla de Tobarrillas. «De los tres espacios, este es el que menos transformaciones ha sufrido», decían optimistas antes de darle al 'play' del potente croac-croac. Sin embargo, a la llamada solo respondían cuatro ranas comunes, un sapo común y tres sapos parteros comunes. Eso pese a que en Tobarrillas, el curso de agua tranquilo conserva pequeñas charcas y juncos y herbáceas en sus orillas. «El hábitat que prefiere», aseguran.
Y cuenta Mariano Paracuellos, del grupo de investigación de Ecología Acuática y Acuicultura de la Universidad de Almería, que «la transformación de paisaje y la modernización de los riegos, sumadas a la contaminación de los acuíferos y a la proliferación de las cañas ('Arundo donax') han supuesto un declive dramático de las poblaciones en Almería y Murcia. Y, ante la inacción de la Administración, hemos decidido ponernos manos a la obra para controlar la evolución de las poblaciones».
Habla así porque «de las casi 60 estaciones de censos en las que estaba constatada la presencia de la ranita meridional en el pasado, pensábamos que la encontraríamos en el 40%, pero no está ni en el 20%. De momento, la hemos encontrado en 8 puntos», confirma. Y tras la mala noticia, reconoce Emilio González que, frente al descenso en picado de la especie en el río Adra y sus albuferas «donde sus poblaciones son menos numerosas y están aisladas unas de otras», les ha sorprendido encontrarla en el río Aguas.
Quizá ese es el principal motivo, junto con la antropización del espacio, de la ausencia de la ranita meridional en Fuente del Pino y el Charco de los Zorros, donde tampoco los machos en celo respondieron a la llamada. Solo una rana común y una polla de agua en cada localización.
«La desaparición de la ranita meridional no está avisando de la degradación del medio y de que la pérdida de biodiversidad va a seguir esta inercia», avisa Paracuellos.