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Pedro Antonio Sánchez, en el pasillo del palacio de San Esteban, cuando dio a conocer su Gobierno.
El 'show' de Pedro Antonio

El 'show' de Pedro Antonio

Sánchez, el presidente más mediático, tiene la ventaja de las puertas abiertas en La Moncloa y Génova. Existen cargos vacantes para recompensar a Garre, aunque parece que urge limpiar toda señal de su paso por San Esteban, con excepciones

Manuel Buitrago

Lunes, 20 de julio 2015, 13:06

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«¿Es que alguien dudaba de que Alberto Garre se iba a quedar fuera del Senado?», comentó el viernes un alto cargo del PP. En estos tiempos la sangre fría corre por los despachos, pasillos y casas de comidas para borrar todo vestigio del pasado reciente, salvo contadas excepciones, y devolver las cosas a su 'orden natural'. Garre fue un Gorbachov, alimentado durante 20 años en las mismas entrañas del PP, que trató de instaurar la 'glásnost' en la política regional hasta que se le acabó la gasolina. Solo se enteraba de lo que le interesaba y se ponía de lado en otras tantas cuestiones, pero entró en estado de gracia como antítesis a su mentor, instaurando una especie de Primavera de Praga. La gestión ha sido limitada y cargada de hipotecas, aunque se va con el reconocimiento público. Los de Ciudadanos le respetan más que los de su propio partido.

No obstante, queda una pequeña llama con la que Garre puede ver recompensados sus servicios: un puesto en algún organismo, desde el Consejo Jurídico de la Región hasta la Delegación del Gobierno, que sigue vacante, por ejemplo. Ya se verá hasta dónde llega la inquina.

Su sucesor Pedro Antonio Sánchez está haciendo una limpia considerable y solo ha mantenido a Bernabé y Cachá, que llevan a cuestas la cuota diaria de frustraciones con el aeropuerto, el ferrocarril y el agua. La consejera de Agricultura siguió ayer por la senda de alabanzas hacia el Ministerio, mostrando su satisfacción porque se hayan declarado de emergencia las obras de conducción de agua de la desalinizadora de Águilas. En lugar de eso, tenía que haber criticado la tardanza de dos años en mover un papel, lo cual ha sacado de quicio a los regantes de Lorca. El chiste es tal que la desaladora en cuestión -como otras muchas- está muerta de risa. Si la política seguirá siendo la de dorarle la píldora a los ministros, vamos apañados.

Otra semana movida

El trago de la cita presidencial en el juzgado de Lorca

El lunes habrá otro Consejo de Gobierno, al que le seguirá el del miércoles, para conformar los segundos y terceros escalones de la Administración regional. Quedan casi treinta puestos por decidir que las consejeras/os deben consultar antes con Sánchez. Éste no tendrá su mejor semana, ya que el miércoles debe acudir al juzgado de Lorca para recibir traslado de la querella por el 'caso Auditorio', y a partir de ahí esperar el curso de las diligencias.

PAS es un animal político que sabe mover los hilos y que se desenvuelve en Madrid con una facilidad pasmosa. Sabe que la imagen y los gestos cuentan más que otra cosa; de ahí sus machacones mensajes de cercanía, diálogo y de nueva forma de gobernar. Es el 'show' diario del presidente Sánchez, que es el más mediático de cuantos han pasado por el palacio de San Esteban, ávido de preparar el terreno para esa otra política cuyos resultados están por ver.

Se prodiga en Madrid gracias a las puertas abiertas en La Moncloa y Génova, lo cual es un plus para llegar hasta los despachos donde se toman las decisiones que tanto interesan a la Región de Murcia. Se ha perdido la cuenta de las reuniones, encuentros y fotos que se ha hecho en los últimos cuatro meses con Mariano Rajoy, Sáenz de Santamaría, los ministros y Cospedal, que estuvo en su toma de posesión levantando unos cuantos-muchos sarpullidos por el marcaje al Trasvase Tajo-Segura. Sin duda que PAS estará muy agradecido a la 'número dos' por el apoyo que le dio, a través de Vicente Tirado, para ser el candidato a la presidencia de la Comunidad, pero a los ciudadanos no les interesa su amor a los colores del partido.

Desafíos de la legislatura

El 'arte de la deuda' y el fracaso de la política de agua

Pronto se conocerá el nivel de éxito o fracaso de las gestiones de Sánchez en Madrid, donde pidió a la vicepresidencia más dinero de los presupuestos del Estado, algo que siempre queda bien. Otra cosa es bregar con los grandes problemas de cada día, como el nuevo modelo de financiación autonómica para sostener y mejorar la sanidad y la educación, el convenio con Aena para desatascar el aeropuerto, las inversiones en ferrocarril, la dársena portuaria y el agua. Son las grandes asignaturas pendientes con traducción directa en el empleo y en el nivel de riqueza de la Región.

Poco margen le queda con las elecciones generales previstas para final de año, con la incógnita sobre la continuidad del PP en el gobierno. Peor no puede ir con el agua, después de cuatro años pelando la pava de los planes de cuenca, con la cabecera del Tajo a punto de cruzar la línea roja, con un Ministerio acomplejado y poniendo pegas, y sin un precio asequible para el agua desalinizada. Ni siquiera esto último es capaz de solucionar el PP, con las plantas desaladoras casi paralizadas pese a la lacerante sequía que existe. Si el Gobierno murciano tiene un grave problema financiero con la planta de Escombreras -aparte de otras responsabilidades que pudieran existir- Acuamed y el Ministerio tienen otro más gordo con la red de desaladoras estatales.

En cuanto a las finanzas, se lleva tiempo practicando el 'arte de la deuda', como si no existiera la 'púa' de los 7.200 millones de euros. El consejero Carrillo se apuntó ante Montoro a cumplir la senda del déficit hasta 2018, pero eso solo depende de lo generoso y justo que se muestre el Estado mejorando la financiación desde ya, algo improbable. Quizás tenía que haber hecho lo contrario: primero deme la pasta para poder cumplir después. Del cachondeo de la variante de Camarilla -al alimón entre el PSOE y el PP- mejor ni hablar. La sacan a pasear para demostrar lo reivindicativos que son ante Madrid. Se debería acuñar la frase: 'Vamos a hacernos un Camarillas'.

Sordina a los asuntos feos

La desaladora, como si no existiera el problema

En estilo del flamante Ejecutivo regional, donde no se mueve un papel sin que lo sepa PAS, hay que incluir la forma de mirar para otro lado con los asuntos feos. El gabinete le ha puesto sordina al problemón de la desaladora de Escombreras, con los informes quemando que dejó Alberto Garre encima de la mesa. El Consejo de Gobierno no opina públicamente ni tampoco trata un asunto que le llegó a finales de junio para ponerlo en manos de la Fiscalía del TSJ. Como si no existieran los informes. Convendría que preguntara por las consecuencias que puede acarrear ese ninguneo.

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