Una juez absuelve a varios transportistas acusados de estafar a aseguradoras
Las compañías afirmaron que existía una trama entre empresas de Cieza, Molina, Jumilla y Elche para simular falsos robos
A. N.
Martes, 10 de febrero 2015, 02:08
El Juzgado de Instrucción número 2 de Murcia ha decidido dar carpetazo a una querella interpuesta por dos compañías aseguradoras a un grupo de empresarios murcianos por presunta estafa. Las denunciantes acusaron en el juzgado a los propietarios de varias empresas de transporte de Cieza, Molina de Segura, Jumilla y Elche y a sus camioneros de simular robos para lograr el pago de la mercancía por parte de las aseguradoras. La magistrada recalca en el auto que archiva el procedimiento que las acusaciones de estas compañías «no tienen sustento indiciario alguno».
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La querella que dio origen a este procedimiento fue presentada por dos compañías aseguradoras contra una decena de vecinos de la Región. En su escrito, denunciaban la existencia de una «organización criminal» presuntamente dirigida por M. T.M. -que ha estado defendido por el letrado Raúl Pardo-Geijo Ruiz- quien, a través de sociedades instrumentales, actuaba diseñando operaciones aparentes de tráfico mercantil de mercancías. Todas estas operaciones, advertían, tenían en común el robo de la mercancía. Una práctica que, sostenían, estaban especialmente diseñada para cobrar la póliza suscrita con el seguro.
A raíz de esta querella, la titular del citado juzgado imputó al presunto cabecilla de la trama, a su madre, a los responsables de las supuestas sociedades instrumentales y a varios transportistas encargados de los portes que sufrieron esos supuestos falsos robos. Según explicaba la querella, el transportista solía ser siempre un profesional que colaboraba puntualmente con la red simulando ser víctima de un robo. «En todas las ocasiones», recalca el escrito, «resulta ser perjudicada por el aparente robo de la mercancía una de las sociedades del grupo».
El supuesto líder de la organización, M.T.M., raseguró en el juzgado que había tenido poderes sobre las sociedades investigadas, pero remarcó que algunas de ellas ya se habían vendido y desconocía su suerte. Además, reconoció haber sido víctima de cuatro robos en solo dos años. Concretamente en octubre de 2009 le robaron 550 procesadores, en febrero de 2010 otros 550 procesadores, otros 500 procesadores en ese mismo mes y 490 en julio de 2010. Su madre, por su parte, se negó a declarar alegando que no le parecía justo el comportamiento que las compañías de seguros estaban teniendo con su hijo.
La juez explica en su auto que, de las diligencias practicadas, no se deduce ningún acuerdo entre los procesados para simular falsos robos con el fin de defraudar a las compañías. La magistrada evita, no obstante, abrir un procedimiento contra ellas por un presunto delito de acusación falsa, como exigían algunos de los letrados defensores.
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