María Rosa Vázquez queda libre de sospecha por el crimen de los holandeses
Un mensaje rescatado de WhatsApp permitió al letrado Raúl Pardo-Geijo empezar a dar la vuelta a los indicios de delito que pesaban contra la amiga de Juan Cuenca
RICARDO FERNÁNDEZ
Sábado, 4 de octubre 2014, 03:02
El día antes de que Juan Cuenca fuera arrestado como presunto autor del asesinato de los ciudadanos holandeses Ingrid Visser y Lodewijk Severein, la Policía le intervino una conversación con su amiga María Rosa Vázquez, vecina de Molina de Segura, que convenció a los investigadores de que la mujer había participado, en mayor o menor medida, en el doble crimen. «La conversación que yo te planteo ahora es, ¿seguimos haciendo lo que estaba preparado y lo que se tenga que hacer, sí o no?», indicaba Cuenca, a quien los agentes escuchaban también plantear «cuál sería la otra posibilidad. Tú métete en la cabeza -le hacía ver a María Rosa- que si hubiese pasado la otra posibilidad, ¿estarías mejor o peor que ahora?». Cuestiones a las que su amiga respondía que «el dinero, evidentemente, lo sigo necesitando, pero no a costa de todo».
Estos retazos de conversación, que la Policía calificó como «de especial interés», se sumaron a otros indicios que llevaron a María Rosa Vázquez a verse imputada como supuesta coautora del doble crimen. Especialmente relevantes eran algunos mensajes SMS que había recibido de su amigo Juan Cuenca, en las horas previas a los asesinatos -«compra bolsas de basura grandes y pequeñas, aguafuerte y una radial»- y en los momentos en que se estaba procediendo a descuartizar los cuerpos -«¿tienes una motosierra en casa?»-, que confirmaron a la juez de instrucción y, sobre todo, a los letrados de la acusación particular en la sospecha de que había colaborado en las muertes.
«María Rosa era perfectamente conocedora del plan criminal urdido por el señor Cuenca Lorente», llegaron a mantener en su día los letrados que representan a las familias de Visser y Severein. Una línea en la que incidieron al afirmar que la mujer «recogió a Ingrid y Lodewijk y los trasladó a la casa rural a sabiendas de lo que iba a suceder después».
Cambio de letrado
Ésa era la situación en la que se encontraba María Rosa Vázquez, el pasado noviembre, cuando le encomendó su defensa al letrado Raúl Pardo-Geijo Ruiz. Éste, sin embargo, ha conseguido finalmente darle la vuelta a la tortilla y llevar a la convicción de la acusación que su cliente no estaba implicada en el doble asesinato, de forma que no llegará a ser juzgada.
Uno de los elementos que más ha pesado a la hora de deshacer los aparentes indicios de delito contra María Rosa Vázquez fue la recuperación de un mensaje de WhatsApp, que puesto en valor por el abogado defensor permitió aclarar que el dinero que María Rosa pensaba recibir se debía a la venta de un coche, que le estaba gestionando Cuenca, y no a una hipotética recompensa por colaborar en las muertes.
El mensaje, enviado por María Rosa a una amiga el día 14 de mayo -jornada posterior al momento en que Ingrid y Lodewijk fueron asesinados- decía así: «El hijoputa que nos debe 11.000 euros nos había prometido que estarían la pasada semana como muy tarde. (...) Necesito 3.000 euros y si el imbécil éste no nos ha dado el dinero, vendemos el coche por lo que me den».
«Por si hubiera alguna duda -exponía el abogado Pardo-Geijo Ruiz en uno de sus recursos-, el calificado como de 'hijoputa' o 'imbécil' es Juan Cuenca». Y concluía que «a raíz del relato fáctico-jurídico, solo procede el sobreseimiento de las actuaciones respecto de mi representada».
Los argumentos planteados en los últimos meses desde la defensa de María Rosa Vázquez parecen haber convencido definitivamente a la acusación particular que, al igual que la representante del Ministerio Fiscal, ha evitado formular acusación contra esta mujer. Una decisión que ha llevado ahora a la juez instructora, Olga Reverte, a ordenar el sobreseimiento de la causa para María Rosa Vázquez, que de esta forma queda libre de sospechas.
Penas idénticas a las del fiscal
La acusación particular sí mantiene los cargos contra los tres presuntos autores materiales del crimen, Juan Cuenca y los rumanos Constantín Stan y Valentín Ion, y contra el presunto encubridor Serafín de Alba, en cuyo huerto de limoneros se enterraron los cuerpos. Para cada uno de los tres primeros reclama la imposición de 50 años de cárcel por dos delitos de asesinato, y tres años para De Alba por encubrimiento. La petición de indemnizaciones para los familiares de Ingrid y Lodewijk la elevan a 270.000 euros.
El relato de hechos planteado por la acusación particular es prácticamente idéntico al de la fiscal, que ayer fue desvelado por 'La Verdad'.