El portaaviones francés abandonará mañana Cartagena

Tras cuatro días fondeado frente a Cartagena, el portaaviones francés Charles de Gaulle partirá mañana, donde ha hecho escala, para continuar su campaña en la zona de Rota (Cádiz) con ejercicios de adiestramiento y cooperación con un submarino de la armada y aviones del ejército del aire españoles.

Así lo han explicado hoy en rueda de prensa a bordo del segundo portaaviones más grande de Europa su comandante, el capitán Oliver Lebas, y su contraalmirante, Bruno Deméocq, que han confirmado el interés de Francia y España por hacer operaciones comunes, por lo que se han mostrado convencidos de que el buque volverá a aguas españolas.

El barco fondeó el domingo en la costa y ha permanecido en Cartagena cuatro días más, en los que la tripulación se ha dejado ver desde ayer en la ciudad antes de empezar las maniobras con las fuerzas navales y aéreas españolas. Durante su tiempo libre, los marineros han estado en las terrazas de los bares y han estado paseando por las calles del casco antiguo.

Misión en el Atlántico

Tras los ejercicios en colaboración con el ejército español, el portaaviones y la agrupación naval que lo acompaña, formada por un petrolero de aprovisionamiento, dos fragatas y un submarino nuclear de ataque, partirán hacia el Atlántico, donde efectuarán ejercicios con las fuerzas armadas marroquíes, y regresará a su base en Toulon (Francia) a mediados de julio, tras seis semanas de campaña.

Esta misión, que comenzó el pasado 30 de mayo, tiene como objetivo mantener la cualificación de los aviadores franceses y mejorar su formación, mantener en buenas condiciones las aeronaves que alberga para su utilización en operaciones militares complejas e incrementar la capacidad de cooperación de la marina francesa con las de otros países de su entorno.

No obstante, han destacado el contraalmirante y el comandante, en sus doce años de vida, el Charles de Gaulle ha participado en numerosas operaciones militares reales, como la ofensiva contra el régimen talibán en Afganistán en 2001 o las operaciones en Libia el año pasado.

Desde que entró en servicio en mayo de 2001, es la primera vez que el portaaviones, el primero de nacionalidad diferente a la estadounidense que está propulsado por la energía nuclear que generan dos reactores ubicados en su interior, hace escala en España.

Debido a esa propulsión, el portaaviones no ha atracado en puerto, sino que ha quedado fondeado en el Mediterráneo, lo que no ha impedido que los cerca de 2.000 miembros de 80 profesiones distintas que forman su dotación hayan podido descansar en la ciudad.

Según el comandante, los marineros franceses y él mismo se han sentido muy satisfechos con la acogida que les ha brindado el municipio y su entorno, así como con sus paisajes, su legado cultural y su gastronomía.

El Charles de Gaulle, capaz de desplazar en plena carga cerca de 4.600 toneladas, tiene 261,5 metros de eslora (dos veces la longitud de un campo de fútbol), 64,36 de manga y 8,50 de calado, así como capacidad para alojar 40 aeronaves que despegan gracias a unas catapultas de 75 metros de longitud, distancia en la que pasan de 0 a 250 kilómetros por hora.

Este sistema permite que los aviones no gasten excesivo combustible durante el despegue, lo que les permite desplazarse a largas distancias y ofrece una gran polivalencia y movilidad estratégica al buque, ha destacado el comandante.

Desde que fue admitido en el servicio activo, el Charles de Gaulle ha pasado tres años y ocho meses en el mar, sin contar los días de escala, y ha recorrido el equivalente a 18 vueltas al mundo.

Sólo en 2010 y 2011 pasó 351 días en la mar, casi un año de cada dos, y recorrió el equivalente a 4,5 vueltas al mundo en el marco de las operaciones Agapanthe y Harmattan.