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RAÚL HERNÁNDEZ
Lunes, 14 de marzo 2011, 17:03
Nueve galgos y cuatro cachorros se encuentran ya en el refugio de una protectora de animales en Córdoba. Los perros partieron de la perrera municipal de Murcia donde fueron acogidos después de que sus dueños se deshicieran de ellos. Para esta raza típica de nuestro país, su futuro se torna muy negro cuando ya no sirven para la caza. El abandono o la muerte por ahorcamiento suele ser su destino habitual. Por suerte, a estos trece galgos les espera algo mejor en el hogar de alguna familia extranjera o al resguardo de la Asociación Baas Galgo.
Estos cuatro cachorros de galgo han nacido en Murcia, concretamente en la perrera municipal. Lo hicieron después de que su madre fuera abandonada a su suerte por su dueño. Preñada y acabada la temporada de caza, a finales de enero, a su propietario ya dejaba de servirle. Al igual que ella, otros ocho galgos ingresaron aquí durante el pasado mes de febrero. Encasillados por su virtudes en la caza, el galgo, el perro más español, es un can desgraciado en nuestro país.
Cuando no sirven porque están heridos o son demasiado viejos los abandonan o los matan colgándolos de un árbol. En las zonas de España donde es común la caza con galgo como Andalucía, Castilla-la Mancha, Castilla-León y Murcia, ver un galgo ahorcado en un árbol ha sido durante muchos años parte del paisaje.
Uno de los principales problemas es la cría masiva e indiscriminada, ya que no hay controles de identificación ni sanitarios. Muy pocos tienen la suerte de ser recogidos por Asociaciones Proteccionistas, como esta Baas Galgo.
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