Cerco a los nuevos cánceres de colon

Están fijados a un pequeño chip llamado microarray, y son imperceptibles al ojo humano. Pero contienen el secreto infeccioso de los muchos tipos de cánceres existentes en el mundo. A diario la unidad de investigación del Hospital Universitario Santa María del Rosell estudia docenas de estas moléculas de ADN de diferentes tipo de virus que provocan cánceres, una de las principales causas de muerte en España.

Entre avanzados microscopios, muestras biológicas y congeladores donde guardan marcadores tumorales, trabaja el grupo de investigación en Patología Molecular y Farmacogenética. Su responsable es Pablo Conesa Zamora y desde hace más de seis años trabajan en varios proyectos de investigación sobre la enfermedad que ahora dan sus frutos.

Han detectado un grupo de cánceres de colon que es más agresivo que el convencional, se desarrolla más rápido y es más complicado de pronosticarlo y de tratarlo. El nombre científico del pólipo es 'Adenocarcinoma serrado' y, según el doctor Conesa, puede desarrollarse desde ocho, cuatro o cinco meses antes que el resto. «De esta forma la supervivencia del paciente es menor, aunque depende de la edad y de cuándo se ha diagnosticado el tumor maligno».

El estudio de este grupo de cánceres de colon viene a raíz de un proyecto que puso en marcha la Universidad de Oulu de Finlandia y al que se adhirieron los investigadores del Rosell hace dos años. «Desde entonces estamos colaborando con el profesor Mäkinen, que es el responsable del laboratorio de esta universidad. A través del estudio de marcadores moleculares que anteceden al cáncer hemos detectado un grupo más maligno y dañino. Pero, como el resto, si se detecta a tiempo el paciente puede sobrevivir».

Setenta operaciones al año

Desde que empezaron a recoger muestras de tejido cancerígeno en 1997, el Hospital del Rosell lleva diagnosticados 927 cánceres de colon. De ellos, 85 son de este grupo más maligno. Según los cálculos del responsable del grupo de investigación, el 8% de los tumores detectados es de ese grupo más dañino, en su opinión un porcentaje demasiado alto. Del total, operan al año entre sesenta y setenta.

«En los últimos años esta cifra ha aumentado, básicamente porque cada día hay avances tecnológicos que hacen que se puedan detectar de forma más rápida», señala el patólogo José García Solano, responsable del Banco de Tumores de la Red del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

Las terapias para este grupo de cánceres son distinta, muchos más agresiva. «Los tumores detectados deberían estar más sometidos a un mayor control y hacerles un seguimiento más cercano. Hay establecido un protocolo de vigilancia y si se pilla a tiempo es curable», afirma García Solano.

El grupo forma parte de la Unidad de Investigación, cuyo coordinador es Javier Trujillo. Esta última está asociada al biobanco y funciona de manera centralizada en colaboración con el Servicio de Anatomía Patológica, cuyo responsable es Miguel Pérez Guillermo.

Su trabajo también se centra en buscar la forma de prevenir e intervenir a pacientes con diferentes tipos de cánceres en estudios todavía no avanzados, así como en reducir los efectos de la enfermedad y el coste de su tratamiento.

A través de sus estudios se puede llegar a conocer a priori cuál va a ser la respuesta del paciente a un tratamiento farmacológico, para reducir costes y evitar efectos adversos en el paciente.

El nuevo hospital público de Cartagena tendrá unas instalaciones más grandes e incluirá un laboratorio de cultivos celulares dotado de campana de flujo, incubador de CO2 (dióxido de carbono) y un microscopio invertido para establecer líneas celulares a partir de cultivos primarios obtenidos de material biológico del centro sanitario.