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EN ESTADO DE GRACIA. Isabel Ordaz, actriz. Ha regresado a los escenarios tras unos años triunfando en televisión. / HENAR SASTRE
«El pasotismo de 'La Hierbas' yo no lo tengo, desgraciadamente», reconoce Isabel Ordaz
Cultura

«El pasotismo de 'La Hierbas' yo no lo tengo, desgraciadamente», reconoce Isabel Ordaz

La popular actriz que dio vida a la pirada de 'Aquí no hay quien viva', y a Araceli Madariaga en 'La que se avecina', representa hoy en Torre Pacheco 'El caso de la mujer asesinadita'

ANTONIO ARCO

Martes, 6 de mayo 2008, 10:30

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Ha vuelto al teatro, su hogar, pero no lo ha hecho de vacío: Isabel Ordaz, estupenda actriz mucho antes de que el éxito la rodease por la cintura, ha provocado durante años millones de carcajadas a millones de telespectadores, y se lo agradecemos. Primero dando vida a Isabel Ruiz La Hierbas, en la disparatada Aquí no hay quien viva (Antena 3), y después encarnando a Araceli Madariaga en La que se avecina (Tele 5), la actriz se ha hecho querer por la audiencia a base de derrochar ingenuidad, ternura, locura, espontaneidad, frescura y unas contagiosas ganas de vivir. Pero se acabó. Dijo adiós en pleno éxito, abandonó los platós de televisión y esta noche, en el Centro de Artes Escénicas de Torre Pacheco, representará, dentro de la XXIV Semana de Teatro, El caso de la mujer asesinadita, de Miguel Mihura y Álvaro de Laiglesia.

Sabe Isabel Ordaz que la echaremos de menos en la pequeña pantalla: «Muchas gracias», dice sonriendo, feliz, pero sin lamentar la decisión tomada: «Se acabó un ciclo». Era consciente de que sus personajes eran muy simpáticos, pero no lo era tanto de lo muchísimo que se divertía la audiencia: «Realmente yo no sabía, sobre todo al principio, si gustaba mi trabajo. Luego, poco a poco, iba recibiendo elogios y muestras de cariño de la gente. Me alegraba mucho porque, claro, se supone que en este país la televisión es, o al menos eso piensa mucha gente, un medio no muy respetado. Bueno, resulta que mis personajes han calado en la gente, y lo agradezco mucho».

Especie de Frankenstein

El personaje de La Hierbas, cuenta, «la primera vez que me lo ofrecieron yo estaba haciendo teatro y dije que no; la segunda vez, me animé. La Hierbas fue creándose poco a poco, porque al principio el personaje casi no existía; yo empecé a ir dándole vidilla, le iba añadiendo cosillas al guión, y empezaron a dejarme que fuese haciendo crece y crecer al personaje, hasta dar lugar a toda una criatura, a una especie de Frankenstein.

-¿En qué se parece usted a La Hierbas?

-El pasotismo de La Hierbas yo no lo tengo, desgraciadamente. Me convendría ser un poco más Hiervas, la verdad. ¿Era una ácrata fantástica!

Eso sí, Isabel Ordaz sí que comparte algo de forma muy clara con los dos personajes que le ha servido en bandeja el productor José Luis Moreno: la ternura. «Soy más bien tierna», indica, «algo que está muy bien pero que, a veces, te obliga a tener que ajustarte los machos porque sino la vida te come con tanta ternura. Mi inclinación natural es hacia lo dulce, lo tierno y lo armonioso». Y hacia el buen humor, hacia la bonhomía: «Hay que acudir al buen humor incluso en los momentos dramáticos de tu vida».

El caso es que «nunca había estado tantos años sin hacer teatro» y, un día, se preguntó: «¿Tengo algo más que aportar a esta serie? Bueno, podría haber estirado mi personaje algo más, pero no mucho más; y se acabó». Se acabó la Araceli Madariaga de La que se avecina y llamó a su puerta la Mercedes protagonista de El caso de la mujer asesinadita. «Cuando tomo una decisión», explica, «tiro hacia adelante y dejo ya de mirar atrás. Si tengo alguna nostalgia es de futuro, no de pasado. Hacia adelante, hacia adelante; siempre hacia adelante».

Mirando al futuro y, precisa Isabel Ordaz, «tratando de no ensuciar mi propia vida, ni la de los demás, ni tampoco de ensuciar el planeta».

Ahora vive volcada en Mercedes, «un personaje delicioso, difícil, que tiene un lado muy romántico. Estoy metida en una comedia de suspense, en una alta comedia que también tiene algo de tragedia; vi esta función como un desafío para mí, para investigar, para probarme».

El caso de la mujer asesinadita también es una crítica a los convencionalismos. «Estamos atrapados entre la realidad y el sueño. Todos queremos ser originales, todos queremos ser libres y todos queremos ser felices, pero todos fracasamos, nos caemos y nos morimos», recuerda Ordaz.

«Yo, convencional no quiero ser», advierte, «pero comprendo que pasa el tiempo y el culo se me pega más al sillón; y entonces me digo ¿esto no puede ser! El confort, la costumbre, las cosas que por un lado nos salvan y nos hacen personas, también suponen un peligro para la postración, el acatamiento, la doma... Y luego está la propia naturaleza, porque las prioridades te cambian en función de la biología, de la cosa hormonal».

Hoy, entre sus prioridades, el trabajo ocupa un lugar destacado: «Amo mucho mi trabajo, me excita, me apasiona, sigo teniendo mucha curiosidad por este oficio. Y la amistad, para mí, también es muy importante, como lo es la no violencia. En mi entorno, trato de que estén presentes estos valores y de que predominen. Ya sabemos que esto es un jungla y que, desde luego, hay que sortear la frustración continua, que es uno de los grandes demonios con los que convivimos».

-¿Y para cuándo un drama?

-Ya estoy preparada para un drama y creo que me vendría muy bien hacerlo. Pero quiero dejar claro que me parece más difícil la comedia, la comedia es dificilísima de hacer bien.

DÓNDE Y CUÁNDO I El caso de la mujer asesinadita. Con Isabel Ordaz, Carlos Leal, Francesc Albiol, Lola Baldrich... CAES de Torre Pacheco. Hoy. 22.00 horas. 15,12 y 10 euros.

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