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ANTONIO ARCO
Sábado, 26 de abril 2008, 03:10
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«Espero que guste a la minoría cuya opinión artística me interesa, y que no guste nada a toda esa mayoría de gente cuya opinión no me importa nada», dice José Lucas (Cieza,1945) a propósito de su espectacular escultura urbana, titulada Homenaje a los poetas, destinada a la rotonda de arranque de la Avenida Miguel Induráin, en Murcia, y cuyos preparativos para su colocación ya han comenzado con gran parafernalia de obreros y vehículos de construcción. Homenaje a los poetas, una donación de los hermanos Tomás, José y Juana Fuertes a la ciudad de Murcia, tiene un peso de 35.000 kilos y una altura de 20 metros, toda una aventura artística, realizada con todas las texturas del acero -corten, con brillo y mate-, que se ha hecho realidad, bajo la dirección en todo momento de José Lucas, en los talleres de Pepe Monserrate.
Homenaje a los poetas, una obra que, indica su creador, «ojalá sea posible que pueda seguir siendo disfrutada algunos siglos después del nuestro», no pretende «ser un canto a Murcia, ni contar ninguna historia sobre nuestra tierra, porque yo no tolero que el arte se encasille en esa cosa tan asquerosa y repugnante de los nacionalismos locales, de los que soy feroz enemigo. Y lo soy, entre otras cosas, porque coartan la libertad de cualquier creador y de cualquier persona que aspire a ser libre».
Concebida para ser «una seña de identidad y de prestigio para Murcia», en su gestación ha estado presente la importancia que José Lucas le da al hecho de «ser deudores de las tradiciones culturales tan importantes que nos dejaron las gentes que aquí habitaron: romanos, árabes y judíos».
Creada para volar
Homenaje a los poetas «se compone de dos piezas que tratan de dialogar entre sí para formar un único discurso plástico» y que, sobre todo, «tienen una aspiración de vuelo, de elevación, teniendo en cuenta el enorme espacio que la escultura ocupa y las exigencias del perímetro donde está asentada esta rotonda».
La base sobre la que se asienta la escultura «será el lugar para el color», explica Lucas, «a través de una especie de bolas que simbolizan flores y que rodean las dos piezas altas de la escultura, los dos tótem». Todo un símbolo de «nuestra cultura mediterránea y de la belleza e importancia de la huerta. Homenaje a los poetas no podía ser otra cosa más que una manifestación de un espíritu creador como el mío, que no puede evitar tener la mirada educada por los colores del lugar donde yo he nacido». Una mezcla de colores que hablan de soñados mares todavía salvajes y de tierras fértiles y plenas de belleza.
Lucas quería que esta obra para Murcia continuase en la línea abierta por Viento y Luna, la escultura -una luna galáctica enfrentada a los vientos- creada para Alhama por encargo de los hermanos Fuertes, que con ella quisieron rendir homenaje a su padre.
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