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Real Murcia

Cuando todo sale mal

PEDRO ALBERTO CRUZ

Martes, 23 de octubre 2007, 03:11

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Lo confieso, queridos lectores: he pecado. Le he sido infiel al Real Murcia. Permanecí viendo el partido contra el Getafe hasta que el equipo grana encajó el primer gol. Ajeno a cuanto había pasado hasta entonces en Brasil, cambié de canal y advertí, con estupefacción, que, en esos momentos, Fernando Alonso era virtual campeón del mundo. Y, ante el sombrío panorama que se dibujaba sobre la hierba del Alfonso Pérez, decidí apostar por el asturiano. Pero ni si quiera con este gesto promiscuo conseguí enderezar el rumbo de la tarde, porque -como es de todos conocido- fue finalmente el finlandés Raikkonen el que se alzó con el Campeonato del Mundo de fórmula 1.

He de reconocer que, de haber continuado el Real Murcia con opciones de ganar el partido ante el Getafe, me hubiera mantenido fiel a mis convicciones y pasiones, pero, muy a mi pesar, el conjunto grana no realizó la mejor de sus actuaciones en la máxima categoría. Si se exceptúa el hecho de que el primer gol del Getafe llegó en los primeros minutos de la segunda parte, el partido del domingo pareció un calco del disputado en Villarreal: seguridad en defensa, falta de incisión en ataque, y sensación de inexpuganabilidad hasta que, en la primera ocasión clara de la que dispuso el contrario, un gol llevó al traste con la estrategia diseñada. El que, cerca del minuto 75, el Getafe se quedará con un jugador menos no se tradujo en ningún tipo de reacción, lo cual sí que resulta preocupante.

Sabido es que hay derrotas y derrotas; y, ciertamente, la cosechada contra el Getafe es de las que duelen más de lo estrictamente necesario. Y esto se debe a varias razones: 1) porque parece que, en su planteamiento inicial -con dos bandas como Jofre y De Lucas-, el Real Murcia se autolimitó ofensivamente, regalándole muchas opciones al adversario; 2) porque el Getafe es un rival directo del equipo pimentonero en su pugna pos la salvación, y la pérdida de puntos ante él adquiere una dimensión mayor; y 3) porque, durante el transcurso del encuentro, se puso de manifiesto que, si se tuviera que medir y pesar la calidad de ambas plantillas, la murcianista nunca saldría malparada. Como en toda buena fábula -y, en cierto grado, cada partido de fútbol lo es-, esta nueva derrota ha dejado una enseñanza: y es que esperar -no encajar un gol- siempre conduce a la frustración. Por lo que la única forma de evitar la misma es actuar, dar un paso hacia delante y acortar el camino hacia el éxito.

Pedro Alberto Cruz es consejero de Juventud, Cultura y Deportes

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