«Tengo el corazón lleno de aquellos sentimientos»

Amaba la radio. Y la sigue amando, porque le dio alguno de los mejores momentos de su vida. Adolfo Fernández Aguilar, un día antes de que la segunda gran riada del Turia se llevara Valencia por delante, le dijo a su jefe, el director de Radio Juventud de Murcia, Luis Álvarez Pastor, que había que «empezar a moverse». Esa frase fue el inicio de uno de los mayores movimientos solidarios que ha vivido España en su historia. Y todo comenzó en una pequeña buhardilla del Paseo del Malecón, sede de Radio Juventud de Murcia.

- ¿Qué recuerdos le vienen a la cabeza, cuando se cumplen 50 años de aquella gran iniciativa?

- Tengo el corazón lleno de todos aquellos sentimientos. Todo guardado en lo más recóndito de mi corazón. Lo que me gustaría es vivir otros 50 años para poder celebrar el centenario de La gran subasta y poder decir que esta historia tan hermosa, que verdaderamente ocurrió, vivirá en nuestra alma y nuestra memoria para siempre. También debo tener un recuerdo emocionado para Luis Álvarez Pastor, para todos aquellos héroes que ayudaron a los valencianos, aquí y allí, y para todas las víctimas y sus familias.

- ¿'La gran subasta' hermanó del todo a murcianos y valencianos?

- Es evidente que murcianos y valencianos poseemos una memoria común, y desde luego no es sólo por el lindero y la cercanía; nos une también esa vieja canción que entonaba entonces el discurrir del agua por nuestras acequias caudalosas o pequeños brazales. El agua va de las terribles y temidas riadas que antes sufríamos cada año por el otoño o la primavera. Agua, agua, agua. El agua por exceso o por defecto es lo que conforma nuestra historia compartida, nuestra vida común de cada día. Pero sí es cierto que a raíz de aquello, la unión se hizo mayor aún.

- Se rumoreaba que tuvo algo prohibido con Carmen Sevilla, madrina del programa..

- Siempre me han hecho la misma pregunta, pero los caballeros no responden a esas cuestiones (risas).

- Luis Miguel Dominguín sí que lo hizo con Ava Gardner.

- Luis Miguel Dominguín es Luis Miguel Dominguín. Yo soy Adolfo Fernández (risas).

- Y, volviendo al tema, ¿qué es lo que más le impactó de aquella gran subasta radiofónica?

- ¿Muchas cosas! Pasaron cosas increibles. Desde la popularidad de Platero segundo, hasta que el arzobispo de Valencia, Marcelino Olaechea donara su anillo arzobispal diciendo: 'Valencia ha quedado sumida en la miseria y en la tristeza. Yo no puedo, por tanto, lucir algo que valga. Ya tengo un anillo de baratija que me regalaron en la bendición de un abad'. Por el anillo se pagó más de un millón de pesetas. ¿De las de entonces! También me impactó cuando pedimos a la gente que llevara flores para ponérselas a la Virgen de los Desamparados en memoria de las víctimas. ¿En tres horas se llenó un camión entero!

- El estudio de Radio Juventud se convirtió además en un zoológico. ¿Cómo fue eso?

- Todo fue por Platero segundo. Desde el burrito, al estudio del Paseo del Malecón empezó a llegar de todo: papagayos, monos, tortugas...¿hasta un dromedario!

- Qué me dice. ¿Un dromedario? ¿Y dónde lo guardaban?

- Sí, sí. En el patio de debajo del estudio. Juntamos allí a todos los animales y la gente iba a verlos como quien va a un zoo. ¿No me extraña! Un dromedario en Murcia. Se pagaron cantidades muy altas también por ese animal.

- ¿Hay alguna manera de saber cuánto se recaudó?

- Yo no lo sé. Todo el dinero que entraba iba directamente a las entonces llamadas suscripciones, habilitadas por los gobiernos civiles de cada zona y por el de Franco para destinarlo a Valencia. De lo que sí estoy seguro es de que esas cantidades no se pueden traducir hoy a euros.