Sierra Espuña llama de nuevo a la puerta de Parques Nacionales

Conseguir este encuentro no ha sido fácil. Según ha informado a LA VERDAD, la Comunidad Autónoma lleva dieciséis meses esperando respuesta a una petición para reunirse con los responsables del Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN).

El director general de Medio Natural, Fulgencio Perona, recibió el pasado miércoles la respuesta a un escrito enviado este mes en el que recordaba que seguía esperando contestación a sus reiteradas peticiones de un encuentro: un oficio y tres correos electrónicos desde febrero de 2020, todos sin réplica hasta esta misma semana.

Los dos primeros mensajes, los días 3 y 7 de febrero de 2020, se cursaron pocos días después de que este diario revelara que Parques Nacionales, organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), no tendría en cuenta la candidatura de Sierra Espuña porque no cumple con la extensión mínima requerida, 20.000 hectáreas frente a las 17.000 del espacio protegido murciano.

Otro motivo para el rechazo: los pinares producto de la modélica reforestación impulsada por Ricardo Codorníu a finales del siglo XIX no suponen un ecosistema único y singular en España. «Sierra Espuña es un parque regional formidable, muy valioso, pero en todo el país hay 2.000 espacios protegidos y no todos pueden ser parque nacional», explicó a este periódico la directora adjunta de Parques Nacionales, Montserrat Fernández San Miguel, quien animó a la Administración autonómica a intentar una categoría más factible, como Reserva de la Biosfera.

Pese a la contundencia de estas declaraciones y la falta de respuesta, la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente mandó otro correo electrónico en diciembre de 2020 en el que se volvía a adjuntar «enlace de descarga del documento de candidatura» y se reiteraba el interés de la Comunidad Autónoma «en mantener una reunión 'online'».

Como tampoco hubo respuesta, el mensaje se repitió el 8 de enero de este año. Y puesto que el silencio administrativo seguía siendo el único eco de tanta insistencia por parte del Gobierno regional, la Dirección General de Medio Natural optó por la vía del oficio –documento oficial que se tramita entre distintas administraciones– para reafirmar su demanda de que «se pueda mantener la reunión solicitada a la mayor brevedad posible».

La Comunidad Autónoma lleva al Ministerio un informe de 260 páginas, más anexos, con el que tratará de convencer a Parques Nacionales de que Sierra Espuña merece ascender a la primera división de la conservación española. En primer lugar, justificará la ampliación del espacio protegido hasta las 20.890 hectáreas con una extensión hacia el norte para incluir terrenos dentro de la Zona de Especial Protección para Aves (ZEPA) de las Sierras de Burete, Lavia y Cambrón, principalmente montes públicos situados en el término municipal de Mula.

Y jugará la carta de que Sierra Espuña aporta tres hábitats hasta ahora escasamente representados en la red nacional: 'Pinares de pino carrasco secos o semiáridos levantinos o baleares', 'Garrigas xerófilas mediterráneas' y 'Estepares mediterráneos, espartales y albardinales'.

En el caso de que estas soluciones fueran aceptadas, aún quedarían en el aire otros asuntos espinosos, como la gestión de flujos de visitantes y la actividad cinegética, prohibida en los parques nacionales, cuya prioridad principal es la conservación de la biodiversidad. En Sierra Espuña aún se mantiene una Reserva de Caza consagrada al arruí, especie exótica cuya erradicación ordenó el Tribunal Supremo en marzo de 2016 pero que fue indultada legalmente dos años después tras una reforma de la Ley de Biodiversidad impulsada por el PP. El Gobierno regional alentó este 'perdón' oficial atendiendo a una demanda del sector de la caza y en contra del criterio de buena parte de la comunidad científica.

La red de parques nacionales la componen actualmente quince espacios naturales. Serán dieciséis muy pronto, cuando se apruebe la ley que ratifique la próxima incorporación, la Sierra de las Nieves malagueña, donde crece el pinsapo, un escaso abeto mediterráneo. Está propuesto el Mar de las Calmas (isla de El Hierro) y, más recientemente, el desierto de los Monegros, entre las provincias aragonesas de Zaragoza y Huesca, a petición de la sociedad científica y conservacionista SEO/BirdLife.