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Juan Pedro Serrano conduce su rebaño de ovejas por El Paretón (Totana) con la ayuda de sus perros de raza border collie. JAIME INSA

Los pastores reciben vía libre en ríos y ramblas

CHS y Consejería dan permiso a los ganaderos para que saquen sus rebaños por los cauces tras años de multas y vaguedad administrativa

Lunes, 1 de noviembre 2021, 03:07

Pocas estampas alegran más la vista que un rebaño en medio del campo. La ganadería extensiva, un oficio que se remonta a los inicios de ... la humanidad, es una actividad compatible con el buen estado de los ecosistemas y además una práctica que la Política Agraria Común (PAC) quiere potenciar. Sin embargo, el pastoreo de cabras y ovejas ha estado muy limitado en cauces públicos y espacios protegidos de la Región de Murcia pese a que el ganado no tiene en ocasiones otras zonas de paso y le vendría bien aprovechar el pasto de las riberas. Después de décadas de indefinición administrativa, e incluso de persecución, los pastores ya están recibiendo permisos para transitar por el entorno de ríos y ramblas.

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La rígida normativa de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) y la ausencia de planes de gestión de espacios naturales protegidos habían dejado desamparados a los pastores que trabajan en algunos tramos de los ríos Segura, Chícamo y Guadalentín, Ajauque y Rambla Salada, embalse de Santomera y Saladares del Guadalentín. Con las vías pecuarias troceadas o desaparecidas, y cada vez más aislados por los cultivos, meter el rebaño por un cauce puede suponer una multa de hasta 10.000 euros. No hay ganadero que soporte un palo así.

Finalmente, sin embargo, se ha producido un entendimiento para acabar con esta situación límite. Tanto la CHS como la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, según han confirmado a LA VERDAD, se han comprometido a conceder permisos para el pastoreo de hasta 4.500 cabezas en once zonas hasta ahora vedadas que suman quinientas hectáreas y treinta tramos de cauces públicos.

El acuerdo ha sido posible gracias a la mediación del colectivo Guarda Ríos –integrado por los guardas fluviales de la CHS–, el Observatorio de Pastoralismo Mediterráneo y la asociación de voluntarios ambientales La Carraca, junto con cinco agrupaciones de defensa sanitaria de ovino y caprino que reúnen a numerosos ganaderos de Totana, Alhama, Fortuna, Santomera y Murcia.

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«El declive de la ganadería extensiva y la trashumancia acontece entre la marginación social y la persecución implacable por una aplicación inflexible de la normativa sanitaria y ambiental. Yla ausencia de rebaños se ha traducido en la pérdida de calidad ecológica de los espacios naturales», opina Miguel Ángel Núñez, coordinador de La Carraca. «Los bosques que hoy son pasto de las llamas, antes eran el pasto de cientos de miles de ovejas y cabras», añade. «En muchos casos se puede comprobar cómo hemos cambiado ovejas por fuego y hemos puesto bomberos donde antes había pastores».

Juan Pedro Serrano, que atiende mil ovejas en Totana, solo pide «parámetros razonables de carga ganadera y vedas»

Mejora del paisaje

Efectivamente, la mejora de la calidad ambiental y paisajística de las riberas es un objetivo derivado de la vía libre al ganado en algunos cauces, puesto que el ramoneo es beneficioso, siempre que la carga de animales esté controlada para evitar daños por sobrepastoreo. La Consejería impone una limitación de entre una y dos cabezas por hectárea, en función de las características del espacio, y restricciones en épocas de nidificación de aves, especialmente en zonas esteparias.

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«Si puedes meter ovejas y cabras para que se coman la vegetación, nos ahorramos dinero público en su corte y retirada mediante máquinas. El ganado se come incluso las cañas cuando están brotando, hasta casi el medio metro de alto», mantiene el presidente de la asociación Guarda Ríos del Segura, Miguel Ramón Martínez.

Este guarda mayor fluvial de la CHS con 41 años de servicio es partidario de que los cauces estén limpios «naturalmente» y admite que a los pastores se les exige una documentación excesiva: «Entre las administraciones hay demasiada burocracia», critica.

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Juan Pedro Serrano (50 años) da instrucciones a 'Candil', su perro, y briega con sus mil ovejas en el corral donde las guarda en El Paretón (Totana) mientras atiende por teléfono a este diario. «Esto es un problema de gestión del territorio. Se trata de poner unos parámetros razonables de carga ganadera y vedas, no juntar nunca dos rebaños por precaución sanitaria y pasar por donde no se haga daño», resume.

Tiene tres hijos, uno de ellos cursando un grado superior de ganadería en Lorca, y cree en un trabajo sacrificado con el que se gana bien la vida. Pero no quiere más trabas.

«Hay que echar muchas horas y no se libra ni un día», advierte. Ypone un ejemplo sobre la dureza de su oficio: «Un compañero ha enterrado hoy [por el martes pasado] a su mujer, y justo después ha tenido que ponerse el mono para arreglar los animales». No se hable más.

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Una carraca se posa en una rama. JESÚS GIRALDo

Por qué las carracas necesitan a las cabras

El descenso de parejas nidificantes de carracas en la Región de Murcia, que han pasado de 250 a principios de siglo a no más de 110 actualmente, es un daño colateral de la falta de ganado en el campo, según Miguel Ángel Núñez. Esta bellísima ave de plumaje azulado que viene desde África cada mes de marzo acusa «la pérdida del manejo de la vegetación por parte de la ganadería extensiva. Su desaparición favorece el desarrollo de matorral en lugar de los ambientes esteparios que necesita la carraca para cazar grandes invertebrados».

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