Lo nunca visto en el Mar Menor
Sepias, meros y pulpos rompen la barrera invisible de la salinidad y se asientan en la laguna, un ecosistema hostil para estas especies hasta hace solo unos años
El nuevo Mar Menor que no termina de recuperarse del grave proceso de eutrofización que explotó en la primavera de 2016 se ha convertido en ... un territorio de oportunidades para especies que hasta hace unos años era imposible ver en sus aguas. Meros, sepias y pulpos han traspasado la barrera invisible de la salinidad, ahora más baja, y se han asentado en la laguna. No son especies invasoras, sino visitantes poco frecuentes en otro tiempo que han conseguido adaptarse a las actuales condiciones del humedal. El proceso de 'mediterranización' sigue avanzando.
«La limitación física de la salinidad está desapareciendo para especies como los pulpos, las sepias y los meros, cuya presencia ya se ha normalizado en toda la laguna», confirma a LA VERDAD el investigador del Centro Oceanográfico de Murcia Miguel Vivas. «Es una consecuencia lógica del cambio en las condiciones físico-químicas del agua. Estas especies podían verse antes muy puntualmente cerca de los canales de entrada, como el Estacio, pero ahora ya están dentro», explica este experto en fauna marina del Instituto Español de Oceanografía (IEO).
La presencia en el Mar Menor de estas especies, de gran valor comercial, no es una sorpresa para los científicos, ya que hacían incursiones puntuales desde el otro lado de La Manga en los últimos tiempos. Sí ha extrañado el hallazgo reciente de peces propios de taludes profundos, de hasta 500 metros, como el 'Schedophilus medusophagus' y el negrito ('Centrolophus niger'). También han sido vistos ejemplares de raya mariposa o mantelina.
«La bajada de la salinidad es la causa principal, pero tiene que haber algo más», aventura Miguel Vivas, quien sugiere como otro posible motivo la presencia esta primavera de muchas medusas pequeñas en la superficie del Mar Menor, que podrían haber actuado como cebo para especies que se alimentan de los celentéreos.
«No es bueno ni deseable»
Estos cambios en el Mar Menor son «indicadores», advierte Miguel Vivas, «luces de alerta que nos avisan de que algo raro está sucediendo. Puede hacernos ilusión ver pulpos, sepias y meros, pero es algo que va en contra de la singularidad de la laguna, no es algo bueno ni deseable».
Este carrusel de especies que están adueñándose del humedal supone un «desequilibrio» cuyas consecuencias «veremos más adelante», adelanta el investigador del IEO: «Es algo que claramente afecta a la estructura trófica del ecosistema. De momento, ya vemos que las sepias se alimentan de los cangrejos». De los autóctonos y de las invasoras jaibas, pero estas últimas son intocables cuando alcanzan su tamaño adulto y medio kilo de peso. Luego el cangrejo verde, la especie local, tiene las de perder en este nuevo reparto de poderes.
«Puede hacernos ilusión, pero va en contra de la singularidad de la laguna», advierte el científico del IEO Miguel Vivas
¿Qué hacer? «Recuperar en la medida de lo posible las condiciones originales del Mar Menor para volver a su singularidad», propone Miguel Vivas. «Para ello es importante cambiar la política agraria en el entorno de la laguna, porque esto no se soluciona corrigiendo una rambla, y tener mucho cuidado con la entrada de agua dulce descontrolada. Hay muchos intereses económicos en juego y también afectan los factores climáticos, pero no debemos renunciar a un Mar Menor en buen estado», reflexiona.
El nivel de salinidad del Mar Menor es actualmente de 41,25 gramos por litro, dos gramos más que el año pasado en estas mismas fechas. La salinidad media de la laguna en 1973, cuando se abrió el canal del Estacio, era de 52 gramos/litro. En sus peores momentos, la salinidad de la laguna ha estado prácticamente igualada con la del Mediterráneo, de unos 36 gramos/litro.
«Se quedan por la gran cantidad de alimento que encuentran»
«Cada año trae una nueva sorpresa al Mar Menor», en opinión del fotógrafo submarino Javier Murcia, los ojos que todo lo ven dentro de la laguna. Autor del impresionante inventario de flora y fauna alojado en Canal Mar Menor, sus fotografías fueron las primeras alertas de esta colonización del humedal por parte de especies que antes solo entraban y salían esporádicamente. «Ya están las tres especies de meros del Mediterréneo (mero común, gitano y falso abadejo), sepias y jibias, además de los pulpos. Estas especies están ocupando un nuevo nicho y se quedan por la gran cantidad de alimento que encuentran, como langostinos, cangrejos y peces pequeños. Pero también hay ya castañuelas, peces araña, agujas imperiales e incluso tembladeras (pez torpedo o raya eléctrica)».
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