«A los de Medio Ambiente nunca nos ha querido nadie»
La funcionaria Fuensanta Vicente se jubila después de tres décadas de servicio en la administración ambiental desde la época del organismo pionero ARMAN
El periodista introduce las siglas ARMAN en el buscador de Google. Las primeras entradas las monopoliza el pintor y escultor francés Armand Pierre Fernández (Niza, ... 1928-Nueva York, 2005). El rastreo digital de la Agencia Regional del Medio Ambiente y la Naturaleza decae sin éxito más allá del décimo pantallazo. Como si hubiera pasado un millón de años, parece que no existe huella digital del órgano pionero de la administración ambiental en la Comunidad Autónoma, donde comenzó a trabajar en 1988 la auxiliar administrativa Fuensanta Vicente Herrero, que acaba de jubilarse después de más de tres décadas de servicio.
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«Recuerdo que entonces todo era muy rústico y familiar; no había ni ordenadores, trabajábamos en despachos pequeños y sin ventanas en una época en la que todos fumábamos, y había que recurrir a tareas artesanales como colorear a lápiz los espacios naturales en un mapa de la Región», rememora tomando un café con LA VERDAD unos días antes de cumplir los 65 y cerrar una larga etapa.
Santi, como la conocen todos sus compañeros, es memoria viva de la administración ambiental: ha pasado por todos los emplazamientos, físicos y en el organigrama de los sucesivos Gobiernos regionales desde finales de los años ochenta, y sobre su mesa han desfilado tantos papeles que ha visto «de todo». Su último destino, la Dirección General de Medio Ambiente, tramitando expedientes de evaluación de impacto ambiental.
«Trabajamos mucho, formamos un buen equipo y se hacían las cosas con gusto porque te creías lo que estabas haciendo», evoca de un tiempo en el que Medio Ambiente estuvo ubicado en espacios como el antiguo edificio de Agricultura en la plaza Juan XXIII de Murcia, la avenida Teniente Flomesta, la antigua sede de Hefame, la Glorieta de España, la calle Madre de Dios e incluso dos pisos en el barrio de San Andrés.
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Aunque nada como sus inicios en la Agencia Regional del Medio Ambiente y la Naturaleza (ARMAN), organismo autónomo que entre 1986 y 1993 fue dirigido por Francisco López Bermúdez, Francisco López Baeza y Antonio Torres. Ese órgano primigenio, «donde todo iba muy ágil, con apenas trámites», dio lugar a la primera Consejería de Medio Ambiente en 1993 –con el Gobierno de la socialista María Antonia Martínez–, que dirigió Antonio Soler hasta 1995.
Mucha ilusión y pocos medios
«Desde entonces, a los de Medio Ambiente nunca nos ha querido nadie, siempre nos han adjudicado en el último momento en consejerías diferentes. Esa sensación de que no te tienen en cuenta... Nos sentaba fatal, pero al final te ríes, ¿qué vas a hacer?», dice con humor. «El único que al final nos quiso algo fue Antonio Cerdá, que para eso estuvimos con él en tres legislatura diferentes, junto con las competencias de Agricultura».
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Cuando echa la vista atrás, hacia épocas de gran precariedad «aunque de un trabajo entusiasta en equipo», se queda con las etapas frenéticas en que se declararon los parques regionales, los Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) y las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA). «Todo se hizo en aquella época, después se ha parado todo y apenas se ha avanzado en los últimos diez años. Los planes de gestión, por ejemplo, no se mueven». Esta veterana funcionaria también lamenta la escasez de personal en los diferentes departamentos de Medio Ambiente y la pérdida de biólogos y en general de perfiles especializados en biodiversidad en favor de ingenieros industriales y de caminos.
Por la mesa de Santi, como la conocen sus compañeros, han pasado miles de expedientes durante más de 30 años
Fuensanta Vicente es consciente de que la protección del medio ambiente ha sido tradicionalmente una patata caliente en el Gobierno regional: «Siempre hemos sabido que es un marrón, no es fácil de gestionar porque choca con todos los intereses».
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Satisfecha con su larga etapa de trabajo en la Comunidad, y con los compañeros de su primera época ya jubilados, a punto de irse o en otros departamentos de la administración, Santi se retira con el Mar Menor en llamas: «Se sabía hace mucho tiempo, se comentaba dentro, que el Mar Menor no estaba bien. Los políticos deberían mirar más hacia el futuro, que mira cómo está todo, ¿no crees?».
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