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La mala vida de los ríos perdidos
La contaminación del Vélez evidencia el deterioro de los pequeños cauces de la Región de Murcia, sucios y mermados por pozos de riego
La mascarilla se agradece, aunque en plena naturaleza, por el pestazo insoportable. El inconfundible hedor a aguas fecales viene del cauce del río Vélez, que ... discurre por las diputaciones lorquinas de Fontanares y La Parroquia procedente del norte de Almería, y donde parece que hubieran vertido una enorme fosa séptica. Según un análisis encargado por IU-Verdes, en una botella de litro y medio se detectaron 9,8 millones de bacterias y una Demanda Química de Oxígeno ocho veces superior al máximo permitido por la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS). En estos tiempos hipertecnológicos, el motivo de este atentado ecológico tiene reminiscencias medievales: el municipio de Vélez Rubio –7.000 habitantes que se doblan en verano– vierte sus aguas residuales directamente al río porque la depuradora está averiada desde hace quince años.
El estado del río Vélez –también conocido como Corneros para diferenciarlo del Vélez malagueño, más importante–, con unas aguas negras y pestilentes que llegan al pantano de Puentes, es extremo. Y supone un toque de atención sobre el trato que reciben en la Región de Murcia los cursos fluviales, algunos de ellos modestos y casi desconocidos, pero de gran importancia ambiental. Ríos doblemente perdidos: porque muy pocos pueden ubicarlos en el mapa y porque se están quedando sin agua. Todos deberán estar en buen estado, con un caudal ecológico mínimo, en 2027. Esa es la fecha límite que concede la Directiva Marco del Agua de la Comisión Europea. Menudo desafío.
La Directiva Marco del Agua ha puesto fecha límite para el buen estado de las masas de agua: 2027
«Tendemos a pensar que los ríos con mucho caudal son los únicos importantes, despreciando a veces aquellos ríos con poca agua, temporales o incluso efímeros, como nuestras queridas ramblas. Estos cauces tienen una importancia extrema ya que en Murcia actúan de elementos clave como corredores de biodiversidad, son auténticas autopistas de vida. Estos cauces y su gestión, aunque algo maltratados por la Directiva Marco del Agua, nos suponen un reto tremendo a las administraciones competentes», explica a LA VERDAD el ingeniero Eduardo Lafuente, jefe de servicio de Estudios Medioambientales de la CHS. «Esperemos que la gran oportunidad que nos brinda la llegada de una muy importante cantidad de dinero de los fondos de recuperación de la Unión Europea para restauración fluvial sepamos aprovecharla y no nos olvidemos de 'los otros ríos'», advierte.
«Tenemos que aprovechar los fondos de la UE para restauración fluvial», avisa Eduardo Lafuente (CHS)
Para el biólogo de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) Jorge Sánchez, «los pequeños ríos de la Región son los grandes desconocidos y los grandes olvidados, y probablemente son los más presionados. Muchos de ellos atesoran enormes valores ambientales y contribuyen a la diversidad de las riberas, con tipologías muy diferentes, desde los cauces del Noroeste a lechos de cuenca margosa o la impresionante cabecera del Guadalentín».
«Sus necesidades hidrológicas se supeditan a las del regadío», se queja Jorge Sánchez (ANSE)
«Ahora resulta ampliamente asumida la necesidad de intervenir en la restauración ecológica del Segura, pero de nuevo los ríos injustamente considerados de segunda categoría presentan también necesidades de restauración y gestión de su biodiversidad», añade Jorge Sánchez, experto en recuperación fluvial. «Desgraciadamente, como en casi toda la Región, los ríos y sus necesidades hidrológicas quedan supeditadas a las exigencias del regadío; quizás el caso más paradigmático sea el río Mula», asegura.
A continuación, los catorce ríos de la Región, uno a uno –con información de la CHS–.
Segura (de Pontones a Guardamar): dos ríos en uno
El cauce que da nombre a la cuenca parece un río muy diferente según el lugar donde se observe a lo largo de sus 325 kilómetros de recorrido. Nace en la aldea de Pontones (Jaén) casi como un río de montaña y discurre con una excelente calidad ambiental a través de parajes salvajes de bosque de ribera y cañones, como Cañaverosa y Almadenes, hasta el azud de Ojós, donde parte de su caudal se deriva a los canales del Post-Trasvase. Una pintada que dice 'Aquí matan al río' ha sido tapada y rotulada de nuevo decenas de veces. La Vega Media está muy modificada y humanizada, con las orillas invadidas por cañaverales, aunque la CHS, con el apoyo de los ayuntamientos ribereños y asociaciones ecologistas, está recuperando algunos sotos con vegetación autóctona, igual que desde la Contraparada hasta la capital. Las asociaciones conservacionistas lamentan que el proyecto Murcia Río, en el centro urbano, se haya convertido en «una sucesión de paseos de hormigón», como ha denunciado Huermur, en lugar de apostar por un cauce naturalizado como el logrado en el Manzanares gracias al exitoso programa Madrid Río. Sus últimos kilómetros, entre Orihuela y su desembocadura en Guardamar, son una agonía:poco más que un hilo de agua que llega al mar con mal olor y lleno de basura.
Guadalentín (de Lorca a Murcia): el más salvaje de Europa
El 'río de fango', como lo llamaron los árabes, es ahora mismo un cauce seco. Surge en el pantano de Puentes (Lorca) y discurre a lo largo de 121 kilómetros a través del Valle del Guadalentín, por Totana, Alhama de Murcia y Librilla, hasta conectar con el río Segura en la pedanía de Beniaján mediante el canal conocido como Reguerón. Antes de la construcción de la presa de Puentes (1647) tuvo un caudal semipermanente, más duradero en su tramo alto, porque recogía las aguas de los ríos Vélez –o Corneros– y Turrilla. En su día se le consideró el curso fluvial más salvaje de Europa porque podía pasar de la sequedad más absoluta a desbordarse en pocas horas en episodios de lluvias torrenciales.
Mula (de Bullas a Alguazas): nacimiento seco por los pozos
Se llama Mula pero nace en Bullas, y es otro de esos ríos maltratados por las extracciones de agua para regadío. De hecho, las perforaciones de varios pozos secaron durante dos décadas su nacimiento, hasta que una sentencia judicial obligó a cerrar uno de los sondeos y al cabo de un tiempo volvió a brotar en su fuente original. Su nacedero es artificial en estos momentos:el agua que cae por la pequeña cascada del Pasico Ucenda procede de un pozo. Las sequías periódicas castigan un curso con lugares tan bonitos como el Salto del Usero. Se embalsa en el pantano de la Cierva y allí desaparece hasta que resurge aguas abajo, en los Baños de Mula. Y continúa con sus más y sus menos hasta tributar al Segura en Alguazas.
Alhárabe (de Moratalla a Calasparra): en un lavadero público
Siempre se ha dicho que este precioso río de montaña surge en el lavadero público de El Sabinar (Moratalla), aunque en realidad nace unos kilómetros más arriba. Baja con buena salud, se aquieta en La Risca y en el casco urbano moratallero recibe las aguas del Benamor. A partir de allí también se le conoce como río Moratalla. A partir del Estrecho de Bolvonegro, un paraje espectacular con olas de piedra, pierde caudal por las derivaciones a regadíos y acusa una cierta contaminación difusa. Se une al Segura cerca del Santuario de la Esperanza (Calasparra).
Benamor (Moratalla): recorrido entre montañas
Un río corto y casi secreto, con un caudal modesto que nace en las casas de Benamor y fluye en plena montaña, entre las sierras del Buitre y los Álamos, hasta juntarse con el Alhárabe.
Argos (de Caravaca a Calasparra): riego para la huerta
Nace en Caravaca, pasa por Cehegín y desemboca en el Segura cerca de Calasparra. Su caudal está menguado porque riega muchas huertas en su recorrido.
Quípar (de Caravaca a Almadenes): en territorio de frontera
Brota en La Junquera (Caravaca de la Cruz), en la confluencia de la Región de Murcia con el norte de Almería y el Altiplano de Granada. Se embalsa en el pantano de Alfonso XIII y desemboca espectacularmente en el Segura en pleno Cañón de Almadenes a través de un estrecho casi inaccesible.
Chícamo (Abanilla): la única Reserva Fluvial
Uno de los ríos más singulares de Europa. Surge al pie de la Sierra de Quibas, en Abanilla, se encaja de forma bellísima en la Umbría del Cajer y desaparece unos kilómetros más abajo, en El Partidor, donde la totalidad de su caudal se detrae para el regadío. Es la única Reserva Natural Fluvial de la Comunidad Autónoma.
Luchena (Lorca): basura y granjas de cerdos
Corto pero pleno de belleza y biodiversidad, el Luchena nace de una surgencia termal en el paraje de los Ojos, pasado el embalse de Valdeinfierno, y vierte al pantano de Puentes ocho kilómetros después. Las basuras por el uso público incontrolado y la contaminación de las granjas de cerdos son sus amenazas. Hace años se desactivó un intento de perforar un pozo para regadío en su nacimiento que prácticamente lo habría desecado.
Vélez (Lorca): una cloaca a cielo abierto
También conocido como río Corneros y procedente del norte de Almería, actualmente es una cloaca por el vertido de aguas fecales en Vélez Rubio. Desemboca en el pantano de Puentes.
Turrilla (Lorca): contaminado por purines
Otro río lorquino poco conocido, con escaso caudal y muy afectado por los purines de las granjas porcinas, que entrega al Luchena.
Caramel (Lorca): un lecho blanco de arcilla
Un río muy especial, que bordea el Parque Natural de Sierra María-Los Vélez sobre un lecho arcilloso y vierte sus aguas al pantano de Valdeinfierno, donde alimenta un manglar de tarais.
Pliego (entre Mula y Pliego): el único vivo en Sierra Espuña
Nace oficialmente en el barranco de Malvariche, aunque sus fuentes principales están en la pedanía muleña de Casas Nuevas. Se interna en el municipio de Pliego y se junta con el río Mula en La Puebla después de serpentear por las estribaciones de Sierra Espuña. Suele llevar agua, aunque poca.
Espuña (Alhama de Murcia): ni gota desde hace décadas
Seco completamente desde hace décadas, brotaba en el Collado Bermejo y atravesaba el corazón de Sierra Espuña hasta morir en el Guadalentín después de recorrer casi veinte kilómetros.
«Esas aguas no están tan contaminadas ni llegan al pantano de Puentes»
Increíble pero cierto:las aguas fecales de Vélez Rubio vierten directamente a la rambla de Chirivel, cauce que después toma el nombre de río Corneros. Como en la Edad Media. La depuradora municipal por sistema de lagunaje, construida en 1996 en terreno inundable, se rompió en 2006 y fue abandonada definitivamente en 2012 por los daños que le ocasionó la riada de San Wenceslao.
El alcalde de este municipio del norte de Almería fronterizo con Lorca, Miguel Martínez-Carlón (PP), niega responsabilidad alguna por su parte a preguntas de LA VERDAD. Asegura que las competencias en saneamiento corresponden a la Junta de Andalucía y quita validez a los análisis de Izquierda Unida-Verdes: «Esas aguas no están tan contaminadas ni llegan al pantano de Puentes», afirma en un arriesgado pulso a la realidad.
El alcalde de Vélez Rubio echa la culpa a «la izquierda que ha gobernado la Junta» y asegura que el problema está «en vías de solución gracias al Partido Popular» con la construcción de una nueva depuradora presupuestada en 5,5 millones de euros. «Se licitará a finales de este año o principios de 2022 y las obras se ejecutarán durante catorce meses», asegura.
La Confederación Hidrográfica del Segura ha abierto numerosos expedientes sancionadores desde 2007, aunque a partir de 2017 no puede incoarlos porque la contaminación del río Vélez –o Corneros– está judicializada tras una denuncia de Ecologistas en Acción. Según la CHS, la multa acumulada es de 225.023 euros. El Ayuntamiento de Lorca se personó en las diligencias penales.
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