Así nos hablan los bosques del mar
La Comunidad Autónoma y el Instituto Español de Oceanografía controlan año a año el estado de 19 praderas de posidonia; tres de ellas muestran signos de regresión
Sin la barrera natural de las praderas de posidonia, la costa de la Región de Murcia no sería la misma: los temporales dañarían más el ... litoral, el agua no estaría tan limpia y habría menos peces. También se respiraría peor, porque estas extensiones de plantas acuáticas funcionan como sumidero de CO2. Conservarlas en buen estado es por tanto imprescindible para la buena salud del medio marino... y de las personas. Controlar año a año cómo evolucionan es el objetivo de la red de seguimiento que analiza desde 2004 el estado de los bosques del mar, cofinanciada por la Comunidad Autónoma y con dirección científica del Instituto Español de Oceanografía (IEO).
Después de diecisiete años de estudio en puntos clave de la costa, desde La Manga hasta la isla del Fraile (Águilas), la conclusión principal es que este ecosistema endémico del Mediterráneo es vulnerable ante presiones humanas y naturales, pero recuperable si se aplican medidas correctoras. Las diecinueve praderas que son objeto de seguimiento continuo –solo una pequeña parte de los fondos poblados por la posidonia, que suman más de 11.000 hectáreas– se conservan en general en buen estado salvo en tres puntos: Cala Cerrada –en una profundidad de 20 metros–, isla Grosa –en la misma sonda– y el puerto de Tomás Maestre.
En el primer caso, la regresión de la 'Posidonia oceanica' se debe al garreo de las anclas de las embarcaciones de recreo, que arrancan los haces vegetales y dañan el sustrato; la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente ha instalado fondeos ecológicos que ya están ayudando a la recuperación del fondo marino. En otras áreas de Cala Cerrada (Cabo Tiñoso) e isla Grosa (La Manga) el estado de la posidonia es bueno.
Isla Plana y La Azohía cuentan con las extensiones de vegetación sumergida en mejores condiciones
En cuanto al puerto de Tomás Maestre, también en La Manga, los investigadores achacan la alteración de la pradera a la influencia de las «aguas turbias y cargadas de nutrientes procedentes del Mar Menor a partir de 2015, tras la crisis distrófica experimentada por la laguna a consecuencia del proceso de eutrofización».
Por el contrario, hay dos lugares donde el estado de la posidonia se considera muy bueno o «de referencia»: La Azohía e Isla Plana-Poniente, en aguas de Cartagena.
Complejidad natural
«El objetivo no es exactamente valorar el estado de las praderas, sino más bien conocer cual es su dinámica en el tiempo, que en condiciones naturales es muy compleja, y cuáles son los factores que la determinan, incluyendo la acción del hombre. Intervienen multitud de elementos, como la profundidad, la energía hidrodinámica, la temperatura, la radiación solar, la sedimentación, la pendiente de la plataforma marina, la naturaleza del sustrato, especies invasoras y herbívoros», explica a LA VERDAD el investigador del IEO Juan Manuel Ruiz, coordinador del proyecto científico. «Por esta razón, la selección de las estaciones de la red de posidonia está más orientada a comprender dicha complejidad natural. Ello explica que los resultados sean predominantemente positivos, ya que incluye pocos casos en los que las condiciones del medio han sido alteradas por la actividad humana, lo cual no quiere decir que no los haya en la Región», añade.
Las actividades humanas que dañan las praderas son los dragados, la contaminación marina, las obras de infraestructura en el litoral, el fondeo de embarcaciones y los restos orgánicos de granjas de acuicultura. En otro tiempo les afectó la pesca de arrastre, pero esta modalidad ya no se practica.
«Los resultados nos dicen que, en un contexto temporal suficientemente amplio, el estado de salud de las praderas y su evolución es óptimo en condiciones naturales. Además, se ha comprobado que la aplicación de medidas de gestión en respuesta al deterioro del medio por presiones humanas puede detener las tendencias negativas e incluso revertirlas», asegura Juan Manuel Ruiz.
El control de este hábitat prioritario sirve también para detectar especies invasoras y vigilar los efectos del cambio climático: ya se ha comprobado el aumento de un grado en la temperatura media del agua en la última década.
La red de seguimiento de la posidonia es también un gran proyecto de voluntariado ambiental en el que han colaborado 19 centros de buceo y más de 600 buceadores en las últimas dos décadas.
Los resultados y la experiencia acumulada durante diecisiete años de evaluación científica de las praderas de posidonia se darán a conocer el jueves 25, de 17.00 a 19.00 horas, en una webinar que será presentada por el consejero Antonio Luengo y el director del IEO, Javier Ruiz, y en la que participarán los investigadores del programa de seguimiento.
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