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Un tractor circula dentro del agua arrastrando arena con una traílla en la playa de Colón (Santiago de la Ribera). La fotografía se tomó esta semana. Carlos Albacete / ANSE
La Fiscalía investiga el uso de un tractor para regenerar las playas en el Mar Menor

La Fiscalía investiga el uso de un tractor para regenerar las playas en el Mar Menor

Medio Ambiente autoriza la extracción de arena con maquinaria pesada pese a que su manual de buenas prácticas lo desaconseja

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Lunes, 19 de marzo 2018

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¿Qué hace un tractor dentro del Mar Menor? ¿No habían desaconsejado los científicos el uso de maquinaria pesada para la regeneración del frente costero? ¿Cómo va a afectar a la laguna, aún en la Unidad de Cuidados Intensivos ambientales, el pisoteo de los primeros metros de la orilla? Estas preguntas circulan durante estos días entre quienes asisten, un tanto extrañados, a los trabajos de extracción de arena con el fin de que las playas luzcan su mejor cara en Semana Santa.

También duda de que se esté actuando correctamente la Fiscalía Superior de la Región, que está recabando información para determinar si estas actuaciones son perjudiciales para la laguna, según ha sabido 'La Verdad' de fuentes cercanas a la investigación.

El fiscal jefe, impulsor del caso 'Topillo' sobre la degradación del Mar Menor a lo largo de los últimos veinte años, habría actuado de oficio tras una denuncia pública de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE). Los ecologistas cuestionan la legalidad de un procedimiento para el que exigen una evaluación de repercusiones previa, al estar el humedal amparado por la protección de la Red Natura 2000.

«La turbidez no debe superar la que provocaría un temporal de levante»

Los trabajos consisten en lo que se denomina técnicamente 'remangado' de playas: sacar del agua, en los primeros diez o quince metros, la arena que entra en el mar por el oleaje o el viento. Arena que se deja secar y después se extiende.

Esta operación es preferible hacerla a mano, según recomienda un manual de buenas prácticas elaborado por el Grupo de Investigación Ecología y Ordenación de Ecosistemas Marinos Costeros de la Universidad de Murcia a petición de la Oficina de Impulso Socioeconómico del Medio Ambiente de la Comunidad Autónoma (Oisma): «Para el mantenimiento de playas debe actuarse solo en la zona emergida, evitando la maquinaria pesada que apelmaza y tritura la arena. Es recomendable que las actuaciones de limpieza se hagan preferentemente de forma manual, con equipos de personas y no con máquinas. La maquinaria ligera de apoyo debería ir por el paseo marítimo siempre que sea posible», señala textualmente.

En Los Alcázares ha predominado esta actuación 'blanda', aunque también se ha utilizado una máquina dotada de una pala con brazo largo desde la orilla, y en la playa de Colón de Santiago de la Ribera (San Javier) se ha empleado un tractor para arrastrar la arena desde el interior del agua con la ayuda de una traílla.

Este último procedimiento, más rápido y sencillo, choca con las recomendaciones de los expertos pero cuenta con los permisos de la Demarcación de Costas del Estado y de la Consejería de Medio Ambiente. Se realiza, asegura el Gobierno regional, bajo la supervisión de tres biólogos para que el ecosistema no sufra daños: ni la pradera de vegetación sumergida -'Cymodocea nodosa'- ni las comunidades de peces o aves acuáticas que puedan verse afectadas por el dragado.

Mejor a mano

La Comunidad Autónoma, ante las críticas de los ecologistas y también del PSOE, insiste en que el operativo cuenta con el aval de los investigadores, pero el Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor solo admite con algunos matices la circulación del tractor dentro del agua: «No es lo deseable. Eso está en el límite entre lo razonable y lo que sería preferible evitar», explica el portavoz de este órgano consultivo y catedrático de Ecología de la UMU, Ángel Pérez Ruzafa. «La recomendación es hacer el 'remangado' a mano y utilizar maquinaria solo en casos muy puntuales y únicamente en el caso de que no exista alternativa», señala.

No parece el caso: «No todos los ayuntamientos tienen la misma sensibilidad, y aunque ambientalmente no tiene por qué ser un problema, deteriora el fondo y deja piedras al descubierto. Además, supone un conflicto de imagen porque actualmente hay una sensibilidad enorme en torno al Mar Menor», añade Pérez Ruzafa.

El jueves se celebró una reunión del grupo de trabajo de Batimetría y Sedimento del Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor, con asistencia de representantes de los ayuntamientos ribereños, en el que se insistió en la necesidad de manejar el traslado de arena con las máximas garantías ambientales.

Es lo que tiene el complicado equilibrio entre las exigencias de una zona turística que sin embargo requiere unos cuidados extremos por su frágil equilibrio ecológico.

«El año pasado se actuó con este mismo procedimiento y no hubo afecciones. Cuando terminen ahora compararemos los resultados. Lo que se intenta es que la turbidez que causan estas actuaciones no supere la que provocaría un temporal de levante», ilustra Pérez Ruzafa.

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