El buitre leonado vuelve a criar en Sierra Espuña
Cuatro parejas de estas rapaces carroñeras anidan en el parque regional sesenta años después y sacan adelante a cuatro pollos
Los buitres leonados han regresado a Sierra Espuña para quedarse. Después de sesenta años de ausencia, estas grandes carroñeras crían de nuevo en el parque regional. En concreto, cuatro parejas están sacando adelante a cuatro pollos en la umbría del espacio protegido, según ha confirmado a LA VERDAD la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente. Se prevé que los jóvenes ejemplares de 'Gyps fulvus' echen a volar a finales de verano.
Esta especie se encuentra en expansión en la Región de Murcia, y frecuenta Sierra Espuña desde hace años gracias a la abundancia de carroña, de arruí y últimamente también de cabra montés, pero hasta el momento no se había decidido a anidar en sus cortados. Hasta 2021, cuando los agentes medioambientales que hacen un seguimiento continuo de las aves rapaces detectaron la incipiente colonia, la primera desde la declaración oficial del parque en 1992, cuando hacía tres décadas que habían dejado de criar allí.
Este pequeño grupo reproductor se suma a las buitreras situadas en Caravaca de la Cruz, Lorca y Moratalla (Mojantes, Peña María, Valdeinfierno y Sierra del Tejo), donde se concentran 240 parejas.
«Ya se puede decir que Sierra Espuña tiene entre sus especies reproductoras a un necrófago estricto, un especialista en buscar, detectar y comer restos de animales muertos. Lo que no es un lujo, sino una necesidad para un ecosistema bien conservado», explica la Dirección General de Medio Natural. «Desde hace unos años, varias zonas de Espuña han sido seleccionadas por los buitres, sobre todo jóvenes, para descansar y pasar la noche, protegidos por la verticalidad y tranquilidad de los roquedos. Quizá el tiempo compartido en estos dormideros y el conocimiento adquirido han animado finalmente la creación de esta colonia», añade el Gobierno regional.
La situación administrativa del buitre leonado tiene poco que ver con su estado real: oficialmente extinguido desde 1979, cuando dejó de criar en territorio murciano, en el Libro Rojo de los Vertebrados de la Región (2006) se le propone como especie en peligro, aunque lo cierto es que la población se ha recuperado extraordinariamente desde el comienzo de este siglo. Incluso comienza a explorar nuevos territorios en el Altiplano.
«Este incremento poblacional puede deberse a varias causas, entre ellas el aumento de la disponibilidad de alimento, principalmente por el aporte de restos desde explotaciones ganaderas, como los muladares autorizados para depositar restos de cadáveres en Casa Nuevas (Mula) y Los Alhagüeces (Lorca). También influye el aumento de las poblaciones de ungulados salvajes, así como una tendencia positiva de la especie en otras zonas de España desde hace unas décadas», señala la Consejería.
Cebos envenenados
Las principales causas de mortalidad de los buitres leonados, a escala nacional, son las colisiones contra aerogeneradores y con infraestructuras eléctricas, seguidas de la desnutrición que sufren muchos ejemplares, especialmente jóvenes que se encuentran en dispersión. Otra causa preocupante es la mortalidad por ingestión de cebos envenenados en el medio natural.
«Una grave amenaza la constituye un fármaco de uso veterinario, el diclofenaco, que ha causado enormes mortalidades en otros países del mundo, y que actualmente está autorizado en España, con el consiguiente riesgo para los buitres que puedan consumir carroñas de animales tratados con este potente químico», advierte la Comunidad Autónoma. España cuenta con cerca del 90% de la población europea de buitre leonado y, por este motivo, asume una gran responsabilidad en su conservación.
Claves en la buena salud de los ecosistemas
Las rapaces carroñeras (buitres leonados y negros, quebrantahuesos y alimoches) desarrollan un papel muy importante en la naturaleza, ya que facilitan el reciclaje de materia orgánica y, sobre todo, eliminan los cuerpos de otros animales, con lo que se evita su putrefacción y la aparición de enfermedades, peligrosas tanto para otras especies como para las personas.